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Protagonistas en la sombra: los nombres detrás de las noticias del año
  1. Tecnología
el activista que venció a Facebook y el ingeniero que avergonzó a Volkswagen

Protagonistas en la sombra: los nombres detrás de las noticias del año

No ocuparon muchos titulares, pero sin ellos, muchas de las noticias que nos ocuparon en 2015 nunca habrían ocurrido. Hacemos un repaso de los protagonistas en la sombra de este año

Foto: Lee R. Berger, descubridor del Homo naledi
Lee R. Berger, descubridor del Homo naledi

No llenaron titulares, pero sin ellos, muchas de las noticias que nos ocuparon en 2015 nunca habrían ocurrido. Por eso fueron los protagonistas ocultos de la ciencia y la tecnología de este año, algunos por cosas que hicieron hace décadas, otros por poner en marcha tendencias que llegarían a ser más importantes de lo que previeron y la mayoría porque sus descubrimientos y logros tomaron el protagonismo al que ellos renunciaron.

El activista que venció a Facebook

Max Schrems es un austriaco que este año le ha complicado la vida a Facebook, y mucho. La historia comenzó durante su estancia en la Universidad de Santa Clara, en Silicon Valley. Cuenta que durante un seminario que impartió Ed Palmieri, abogado de la compañía en temas de privacidad, se dio cuenta de lo poco que tenía en cuenta Facebook las leyes de privacidad europea, así que comenzó una batalla legal que ha culminado este año.

Después de aquel seminario, Schrems se acogió a la legislación europea para pedir a Facebook toda la información que tenía sobre él. Recibió más de 1.200 páginas con datos. Interpuso varias quejas, hasta que dos ejecutivos de la red social se desplazaron hasta Viena para reunirse con él. Como resultado, Facebook fue auditada por las autoridades comunitarias y tuvo que desactivar su software de reconocimiento facial.

Pero la gran ofensiva empezó más tarde, cuando Schrems y su grupo, Europe v Facebook, planteó una demanda contra Facebook Irlanda (es en este país donde la compañía tiene su sede europea) ante la Comisión de Protección de Datos irlandés. El organismo respondió que no había caso, así que Schrems recurrió al tribunal supremo de Irlanda, que lo terminó remitiendo al Tribunal Europeo de Justicia.

La cuestión se zanjó este mes de octubre: el Tribunal de Justicia Europeo (TJUE) invalidaba el conocido como Safe Harbour, el acuerdo que autorizaba a compañías estadounidenses a transferir a sus servidores en EEUU datos personales de sus usuarios y clientes ubicados en Europa. El acuerdo, vigente desde el año 2000, lo había aprovechado Facebook, pero también otras como Amazon, Google o Twitter para montar sus imperios. La decisión del TJUE frenaba este intercambio de datos, que tendrá que ser inspeccionado y aprobado en cada país europeo.

El ingeniero que destapó a Volkswagen

A principios del mes de octubre comenzaba la polémica: la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense y el estado de California acusaban a Volkswagen y Audi de falsear los informes sobre las emisiones contaminantes de algunos de sus motores. Comenzaba una tormenta, bautizada dieselgate, en la que los fabricantes terminarían reconociendo que habían trucado unos once millones de coches, y causando pérdidas por valor de 24.000 millones de euros.

John German, ingeniero automovilístico, fue uno de los responsables de sacar el engaño a la luz. Aunque después reconoció que durante su análisis no esperaban encontrar nada fuera de lo común, sí que lo hicieron; descubrieron que la marca había instalado en sus motores un sofisticado software diseñado para engañar los estrictos controles de emisiones que realizan las agencias nacionales para calificar un vehículo como poco contaminante. Para ello, simplemente realizaron las pruebas en condiciones reales, sobre la carretera, y no en un laboratorio.

German destapó un fraude de miles de millones de euros, pero su trabajo es mucho más modesto. Es director del Consejo Internacional de Transporte Limpio, una organización que, a pesar de su nombre, es pequeña y sin ánimo de lucro, orientada a colaborar en la reducción de las emisiones proveniente de vehículos y cuyo presupuesto anual apenas alcanza los 12 millones de dólares.

Las semanas después del escándalo, German dio decenas de entrevistas en las que su trabajo y sus implicaciones fueron los protagonistas, y no él, que sólo esperaba que el escándalo sirviese como toque de atención para toda la industria automovilística, que debería tomarse más en serio el cumplir con las regulaciones sobre emisiones. "Las empresas deberían darse cuenta de que pueden salirse con la suya durante un tiempo, pero al final siempre se les pilla".

El astrónomo que descubrió Plutón

El 14 de julio de este año, la sonda New Horizons llegaba a los confines de nuestro Sistema Solar para visitar Plutón, en un viaje que había durado casi una década. A bordo de la sonda, la tecnología que en 2006 se consideraba puntera se preparaba para captar y enviar las imágenes del ahora planeta enano más detalladas que la humanidad había visto nunca. También, como homenaje póstumo, iban parte de las cenizas de Clyde Tombaugh.

Tombaugh fue el astrónomo estadounidense que en 1930 descubrió Plutón. Nacido en Illinois de una familia granjera, Tombaugh no tuvo fácil estudiar de joven debido a la situación económica en que creció. Esto no fue un impedimento para que observase las estrellas: con materiales viejos de granja y algunos vidrios, construyó sus propios telescopios. En busca de ayuda, envió sus bocetos e ideas al Lowell Observatory, que le respondió ofreciéndole un puesto de trabajo.

Una de sus primeras tareas fue la búsqueda de un planeta más allá de Neptuno, conocido hasta entonces como el Planeta X, cuya existencia había sido predicha por Percival Lorell. El 18 de febrero de 1930 lo encontró. Plutón fue el nombre elegido por una niña de 11 años para bautizar el descubrimiento, recurriendo a la mitología romana una vez más. Plutón era el dios del inframundo, que tenía la habilidad de hacerse invisible, lo que aludía a la dificultad de ver el planeta, y además podía abreviarse como PL, en referencia a Percival Lowell.

El paleontólogo que nos presentó al 'Homo naledi'

Los fósiles de al menos 15 individuos encontrados en una cueva en Sudáfrica nos descubrieron al Homo naledi, una nueva especie de homínido cuya datación exacta y posición concreta en nuestro árbol genealógico están aún por determinar. Sus características físicas, sin embargo, lo sitúan en las raíces de los primeros Homos, con un cráneo que se parece al del erectus o el habilis.

Lee Berger, paleontólogo y profesor de la Universidad de Witwatersrand, fue quien nos presentó a naledi. Con la ayuda de dos guías locales, fue el estadounidense el que descubrió los fósiles a las afueras de Johanesburgo, en una cueva tan estrecha y peligrosa que tuvo que contratar a espeleólogos especialmente pequeños para poder llegar hasta el fondo. A 30 metros bajos el suelo, en un yacimiento bautizado como la Cuna de la Humanidad, el equipo encontró más de 1.500 fósiles que formaban los 15 individuos en lo que se cree que era un enclave funerario.

Que el Homo naledi diese un tratamiento específico e intencionado a sus difuntos tiene mucha importancia, ya que este era un comportamiento previamente solo asociado a los humanos. Además, fue el yacimiento de un solo homínido más grande y completo de los encontrados en África hasta ahora. Todo ello supone un importante avance en la idea que tenemos de la evolución del ser humano.

Aún falta mucho por saber de este nuevo miembro del árbol de la evolución: ¿es realmente una nueva especie? ¿Cuándo vivió exactamente? ¿Se puede considerar humano? A pesar de las dudas por despejar, la importancia del yacimiento descubierto por Berger es innegable. “Este yacimiento va a ser la referencia para este tipo de humano, se llame como se llame, sea Homo naledi o una especie que ya exista, porque hay 15 individuos”, decía a Teknautas Juan Luis Arsuaga.

El político que logró el acuerdo del clima

La Cumbre del Clima celebrada en París a principios de diciembre se cerraba con un acuerdo que sus participantes calificaban como histórico. Todos los países lograron ponerse de acuerdo en una serie de medidas que, si bien no eran todo lo ambiciosas que algunos reclamaban, eran un punto de partida para dar pasos más firmes en el futuro. Entre los miles de representantes de las decenas de naciones participantes, muchos señalaban a Laurent Fabius como uno de los mayores responsables de que hubiese, por fin, acuerdo.

Fabius es el ministro de Exteriores francés, y como tal presidió la Cumbre de París, aunque su labor comenzó meses antes, durante los cuales recorrió medio mundo, reuniéndose y negociando con los líderes de las delegaciones para facilitar el acuerdo. Cuenta Gabriela Cañas en esta crónica publicada en El País que durante las dos semanas que duró el encuentro, Fabius se mantuvo al pie del cañón, impecable y diplomático, huyendo de las confrontaciones y facilitando el diálogo entre las partes con intereses opuestos.

Al contrario de otros encuentros en los que el acuerdo quedaba frustrado, Fabius apostó en esta ocasión por trabajar de abajo a arriba: los países acudieron con sus propuestas en forma de planes nacionales para reducir emisiones ya aprobados, y reunió a los presidentes y líderes de las delegaciones el primer día y no el último, de forma que impulsasen a sus colegas a negociar y pactar objetivos concretos. Esto consiguió algo inaudito: reunir a 150 mandatarios en París para llegar a un acuerdo.

Las investigadoras que reescribieron nuestro ADN

Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna publicaron en 2012, junto a otros investigadores, un artículo en el que describían una nueva técnica, bautizada como CRISPR, que permitía añadir o quitar material genético utilizando una enzima que actuaría como lo haría un bisturí. Las posibilidades de esta técnica serían enormes, principalmente en el campo de la lucha contra determinadas enfermedades de carácter congénito.

Claro que la idea no está exenta de polémica porque, en teoría, permitiría, por ejemplo, que los padres eligiesen las características físicas de sus hijos, o que determinados virus fuesen modificados para resultar más mortíferos. En cualquier caso, el potencial de la técnica es tal que ha sido elegido como el avance científico más importante del año por la revista Science.

Charpentier, francesa, y Doudna, estadounidense, lideraron sendos equipos que investigaron por separado las proteínas clave para este proceso, denominadas Cas. Las dos firmaban el artículo en el que explicaban cómo esas proteínas son capaces de realizar cortes en la cadena doble del ADN en sitios específicos con enorme precisión, que es lo que diferencia CRISPR de otros métodos de manipulación genética. Por este motivo, han recibido varios premios en los últimos meses, entre otros el Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015 y entrar en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo de la revista Time.

No llenaron titulares, pero sin ellos, muchas de las noticias que nos ocuparon en 2015 nunca habrían ocurrido. Por eso fueron los protagonistas ocultos de la ciencia y la tecnología de este año, algunos por cosas que hicieron hace décadas, otros por poner en marcha tendencias que llegarían a ser más importantes de lo que previeron y la mayoría porque sus descubrimientos y logros tomaron el protagonismo al que ellos renunciaron.

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