El límite de los 2ºC contra el cambio climático: un objetivo "inútil" si no se actúa ya

El límite de los 2ºC para 2100 es uno de los principales objetivos de la XXI Conferencia sobre Cambio Climático que tiene lugar estos días en París. Acordado en 2012, este calentamiento de dos grados centígrados en las temperaturas globales se considera universalmente aceptado como panacea para evitar las desastrosas consecuencias del cambio climático. Pero, ¿por qué esta cifra y no otra? Un artículo publicado hoy en la revista Nature cuestiona su utilidad y defiende la necesidad de dejar de pensar en el futuro y comenzar a actuar en el presente.

"El objetivo de los 2ºC es un consenso político que tiene en cuenta lo que en ese momento se consideraba realista y a la vez tolerable", escribe un grupo de investigadores europeos. "Los gobiernos lo escogieron basándose parcialmente en la evidencia científica junto con otros factores", aclara a Teknautas el climatólogo de la Universidad de Zurich (Suiza) y coautor del artículo, Reto Knutti.

Hasta ahora, el objetivo de los 2ºC ha resultado útil para fomentar el debate, pero ha resultado ineficaz a la hora de impulsar la reducción de emisiones

El problema, según Knutti y sus compañeros, es que los famosos 2ºC se consideran una meta universalmente aceptada, un límite establecido de forma científica como un salvavidas que evitará las peligrosas consecuencias del cambio climático. Pero en su opinión, este número no es un antídoto milagrosos de cuyo alcance dependa la salvación. “No importa si ponemos el límite en 1,5ºC o en 2ºC, porque en cualquier caso habrá que tomar las mismas medidas”, por lo que el debate es "irrelevante".

El texto va todavía más lejos: "Este objetivo fue una decisión política apoyada por la ciencia, pero ninguna evaluación científica ha defendido o recomendado una cifra particular". Knutti añade que los 2ºC "no son una mala idea en sí mismos", pero en su opinión "el debate sobre si este límite es correcto o todavía resulta alcanzable no debería distraernos del problema real: el mundo debe actuar ya".

La crítica de los investigadores no se centra tanto en la cifra sino en el cambio de perspectiva. “Es fácil aceptar metas de las que ningún político será nunca responsable. Estos objetivos son inútiles mientras haya una falta de voluntad clara para cumplirlos”, lamenta Knutti. Algo similar comentan los investigadores en su artículo: "Hasta ahora las políticas y acciones propuestas no han conseguido revertir las emisiones de CO2, aunque por primera vez los países han iniciado procesos nacionales para cumplir estos objetivos".

Comenzar a andar

La clave, según Knutti, no es hablar sobre el final del camino sino comenzar a andar: “Tenemos un camino largo por delante, y debemos ponernos de acuerdo sobre el punto de inicio, no sobre dónde terminaremos”.

Este objetivo fue una decisión política apoyada por la ciencia, pero ninguna evaluación científica ha defendido o recomendado una cifra particular

La ciencia puede intentar predecir qué sucedería si las temperaturas suben 1, 2 o 3 ºC, pero Knutti advierte de que por sí sola no puede decidir el objetivo adecuado. “Es como establecer el límite de velocidad en una carretera: podemos decir los riesgos a 80 y 100 km/h, pero al final será la sociedad la que decida qué velocidad es suficientemente segura”.

Knutti también pone el ejemplo de las centrales nucleares. Aunque la ciencia calcule las posibilidades de accidente, es la gente quien determina si estan suficientemente seguros o no. “En resumen, la elección de un objetivo climático es un compromiso entre costes, beneficios, intercambios y riesgos, donde la evidencia científica se combina con argumentos éticos”.

Hasta ahora, el objetivo de los 2ºC ha resultado útil para fomentar el debate, pero ha resultado inútil a la hora de impulsar la reducción de emisiones. El temor de Knutti y sus colegas es que los países pierdan tiempo discutiendo si esta cifra debería cambiar en el futuro... en lugar de tomar medidas en el presente.