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"En China todos estamos en venta": así funciona el mercado humano por internet
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cómo hacer negocio con la soledad

"En China todos estamos en venta": así funciona el mercado humano por internet

Se pueden adquirir esposas vietnamitas, jóvenes que pretender ser pareja durante la reunión familiar de Año Nuevo, ‘amigos’ a los que se les cuentan las penas, licenciados, y, cómo no, prostitutas

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En la mayoría de las encuestas sociales que se hacen en China, que no son muchas, los jóvenes recalcan que existe un problema social cada vez más extendido: la soledad. A pesar de la hipercomunicación que han propiciado los dispositivos móviles, esos a los que se han hecho adictos los chinos muy por delante de los habitantes de otros países, muchos son incapaces de relacionarse fuera del mundo virtual.

“Parece un contrasentido, pero el sentimiento de soledad suele ser proporcional al de la presencia en redes sociales”, comenta Xu Anqi, sociólogo de la Universidad de Fudan en Shanghái. “El problema radica en que internet favorece las relaciones superficiales y el aislamiento frente a un pantalla, mientras que daña las de amigos reales y familiares, con los que es más fácil compartir confidencias y buscar apoyo. El estrés laboral y familiar, así como la presión económica y social, se suman a la losa que cargan muchos”, apostilla.

El estrés laboral y familiar, así como la presión económica y social, se suman a la losa que cargan muchos

Sea como fuere, lo cierto es que muchos millones de chinos se sienten solos. Y buscan una solución en el ciberespacio. Por eso, en los últimos años, sobre todo desde la explosión de Taobao -la plataforma de comercio electrónico C2C de Alibaba- y de WeChat -similar a Whatsapp pero con funciones más propias de una red social-, ha habido en el gigante asiático, el país con mayor número de internautas del mundo -650 millones- un gran auge de lo que muchos conocen ya como el mercado humano.

Esposas a la venta y novias de alquiler

Es un gigantesco bazar en el que hay de todo: desde mujeres vietnamitas que se venden como esposas por 1.400 euros, algo completamente ilegal pero con gran demanda debido a los 24 millones de hombres de sobra que tiene China, hasta jóvenes que hacen un dinero extra llamando por la mañana a quienes les pagan 5 yuanes para que les hagan de despertador con palabras aduladoras.

El grueso, no obstante, lo conforman decenas de miles de jóvenes que se alquilan para diferentes ocasiones. La principal, sin duda, es el Año Nuevo Chino. Se trata de la principal cita familiar, cuya celebración se asemeja a la Navidad cristiana, y para muchos jóvenes que han emigrado a las ciudades supone el único momento del año en el que verán a padres y abuelos. Teniendo en cuenta que, a partir de los 25 muchos comienzan a sufrir una gran presión para que encuentren pareja, el negocio prospera.

“Cada cual pone sus reglas, aunque, generalmente, hay que aparentar ser novios durante tres o cuatro días. Se pueden poner diferentes precios dependiendo de qué se supone que tenemos que hacer, como ir de la mano, abrazarnos, o besarnos. Normalmente, cada uno duerme en una habitación o en camas separadas, pero es importante dejarlo claro”, cuenta a Teknautas Sun, una joven de la provincia oriental de Jiangsu que prefiere no dar su nombre completo. “Yo llevo ya tres años trabajando durante el Año Nuevo, los dos últimos con el mismo cliente, y es un buen ingreso extra. Cobro 1.000 yuanes (140 euros) al día”.

Antes Sun se publicitaba en Taobao, pero la empresa de Jack Ma ha prohibido ofrecer estos servicios y ha tenido que mudarse a Kongge, una nueva aplicación móvil en la que, además de todo tipo de objetos, se vende compañía. “También hay un chat en el que la gente paga por hablar. En torno a 20 yuanes (2.85 euros) por media hora. Es sólo chatear. Para quien paga supone un alivio porque puede contar lo que le preocupa, y para quien cobra es mucho más rentable que trabajar en un McDonald’s, por ejemplo”, explica.

Para quien paga supone un alivio porque puede contar lo que le preocupa, y para quien cobra es mucho más rentable que trabajar en un McDonald’s

En esa aplicación también se pueden contratar los servicios -proporcionados generalmente por chicas con un buen aspecto físico que se resalta en fotos muchas veces subidas de tono- como el de despertador o como el de buenas noches: por un yuan (14 céntimos de euro) al día, una de estas peculiares amigas virtuales se encarga de enviar un tierno mensaje antes de acostarse. “Puede ser por texto o, más caro, con un mensaje de voz en WeChat”, informa Sun.

Un hueco para la prostitución

Pero, lógicamente, no todo son palabras. “Hay muchos que nos toman por putas y sólo quieren sexo”, comenta molesta la joven. No en vano, la prostitución también está cada vez más presente en el ciberespacio, sobre todo en WeChat. No hay más que utilizar la función personas cercanas, que permite ver los usuarios conectados en un radio de varios kilómetros, para encontrarse con algunas jóvenes cuyas fotografías dejan poco a la imaginación. No hay duda de a qué se dedican.

Hay mucha gente sola y aburrida que no va buscando sexo pero que, si lo ve en el móvil, se anima. Es un nuevo perfil de cliente, más joven que el de los bares

Tracy -lógicamente un nombre de guerra- es una de ellas. En el retrato de perfil que aparece cuando se hace este rastreo -que permite discriminar entre hombres y mujeres-, aparece en ropa interior, sentada en el sofá con las piernas abiertas. “¿Te aburres?”, pregunta en su frase introductoria. Basta con enviarle un saludo o añadirla como contacto para acceder a su Momentos, la función de red social de la aplicación. Allí, sin decirlo explícitamente, Tracy revela algunos de sus servicios, que confirma más adelante en una conversación privada por chat.

“Utilizar WeChat es mucho mejor que estar en la calle o en salones de masajes. Esperamos a los clientes en casa, cómodamente, y el funcionamiento de la aplicación asegura que estén cerca”, explica. “Hay mucha gente sola y aburrida que no va buscando sexo pero que, si lo ve en el móvil, a veces se anima. Es un nuevo perfil de cliente, generalmente más joven que el de los bares”, cuenta. Antes, Tracy trabajaba en un establecimiento de masajes con final feliz.

Universitarios y modelos

En cualquier caso, el mercado humano de China no se circunscribe únicamente a servicios cuya legalidad es cuestionable. También sirve, por ejemplo, para comprar un recién licenciado. Esa es, precisamente, la iniciativa que lanzó en verano la Universidad de Kunming, preocupada por las escasas oportunidades laborales que se abren ante quienes acaban de lograr el título. Ni cortos ni perezosos, sus responsables decidieron poner a los estudiantes en Taobao, de forma que las empresas puedan adquirirlos fácilmente.

Junto a su fotografía se muestra el currículo, y la empresa interesada en ellos tiene que depositar una fianza de 1.000 yuanes (140 euros) -que será devuelto en una semana- para que la universidad organice una entrevista laboral. “Es nuestra responsabilidad encontrar trabajo a nuestros estudiantes, y esta es una nueva vía que se nos abre”, comentó el presidente de la institución. Lo que no se sabe es cuál ha sido el resultado del programa.

Finalmente, uno de los mercados que más auge vive es, sin duda, el de los modelos de moda. También en Taobao, se pueden contratar los servicios de ambos sexos y de casi todas las nacionalidades y características. Se muestran sus imágenes y el precio que cobran dependiendo del tipo de fotografías que se vayan a hacer (exterior / interior / lencería…). La mayoría de estos jóvenes son requeridos por las propias marcas que venden productos textiles en la plataforma de Alibaba para material gráfico promocional, pero hay algunos que ofrecen servicios extra. Eso sí, para contratarlos hay que chatear primero con el responsable del perfil. “En China todos estamos en venta”, bromea uno.

En la mayoría de las encuestas sociales que se hacen en China, que no son muchas, los jóvenes recalcan que existe un problema social cada vez más extendido: la soledad. A pesar de la hipercomunicación que han propiciado los dispositivos móviles, esos a los que se han hecho adictos los chinos muy por delante de los habitantes de otros países, muchos son incapaces de relacionarse fuera del mundo virtual.

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