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Tu GPS te engaña: no eres tan buen 'runner' como crees
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Por qué los GPS no miden bien las distancias

Tu GPS te engaña: no eres tan buen 'runner' como crees

Un equipo de investigadores ha confirmado que las herramientas que utilizan un GPS para medir distancias las exageran inevitablemente. La única culpable es la estadística.

Foto: (Foto: Corbis)
(Foto: Corbis)

Según la última publicación en Facebook de ese amigo runner al que le gusta compartir sus recorridos en la red social, ha vuelto a batir su récord de kilómetros. Aunque no le faltan motivos para estar orgulloso, la aplicación que utiliza para medir la distancia no le dice toda la verdad.

La herramienta móvil exagera, como también lo hacen los aparatos que se utilizan a bordo de barcos y aviones para registrar la longitud de los trayectos. La culpa es de los GPS que incorporan y de la forma en que estos estiman el camino recorrido.

“Un trayecto GPS consiste en una secuencia de posiciones, como una línea de puntos”, explica a Teknautas Peter Ranacher, coautor de un estudio que pone de manifiesto los errores de los Sistemas de Posicionamiento Global.

Para medir un recorrido, los GPS siguen la sucesión de localizaciones. Sin embargo, las ubicaciones que registran nunca coinciden exactamente con las reales

El software - como las apps para runners - mide la distancia recorrida sumando los trayectos entre cada uno de los puntos registrados por GPS. “Es imposible añadir distancias sin introducir una desviación y sobrestimar el trayecto”, señala Ranacher.

Para medir un recorrido, los GPS siguen esa sucesión de localizaciones. Sin embargo, las ubicaciones (puntos) que registran nunca coinciden exactamente con las reales. Como indica Ranacher, investigador en geoinformática de la Universidad de Salzburgo (Alemania), “el GPS no es preciso al 100%”.

El científico y sus colegas han encontrado una fórmula matemática para calcular la magnitud de las sobrestimaciones. “Está entre el 10% y el 29% para distancias menores de 10 metros, pero la desviación disminuye al alargarse el trayecto”, indica.

Destinados a equivocarse

Los cálculos de los GPS sufren, principalmente, dos tipos de errores. Unos son los inevitables errores de medida: “Dependen de factores como el receptor del GPS, posibles defectos del hardware, la posición del satélite, del lugar donde te encuentres [si es un bosque o un espacio abierto] y de las condiciones atmosféricas”, nos explica el investigador.

Los otros son los de interpolación. Si, por ejemplo, caminaras formando un círculo, pero el GPS solo registrara cuatro posiciones, este podría interpretar que se trata de un cuadrado. “Cuanto más frecuentemente haga las mediciones, menor será el error”, señala Ranacher. Sin embargo, la periodicidad la fijan las aplicaciones o los dispositivos, no el sistema de posicionamiento.

Este tipo de inexactitudes pueden ser importantes cuando el aparato no puede almacenar muchos datos, pero el investigador asegura que no suele ser el caso. “Hay suficiente memoria en tu iPhone para registrar una posición cada segundo, así que el ‘software’ hará las mediciones a menudo”. Entonces, los fallos de interpolación resultan prácticamente despreciables.

No somos los primeros en descubrir que ocurre algo raro cuando los GPS miden distancias, pero sí hemos sido los primeros en aportar una prueba fiable

No obstante, el científico recalca que los errores no pueden eliminarse estadísticamente. Si las distancias se miden entre dos posiciones imprecisas, aparece un sesgo inevitable. Aunque la mayor calidad de los GPS y una disminución de los errores de medida hacen que las inexactitudes pierdan importancia. “No somos los primeros en descubrir que ocurre algo raro cuando los GPS se utilizan para medir distancias, pero sí hemos sido los primeros en aportar una prueba fiable”, sostiene el investigador. Porque no solo desarrollaron una fórmula matemática, sino que probaron sus hallazgos en directo

Hicieron dos experimentos, uno con coches y otro con personas. Para el segundo, marcaron con postes un trayecto cuadrado (cada lado medía 10 metros) y georreferenciaron un punto en intervalos de un metro. Después, un voluntario recorrió el perímetro 25 veces con un GPS que tomaba una posición en cada marca de referencia. Los datos revelaron que, en vez de un metro, el GPS registraba 1.2, y en lugar de cinco, 5.6.

¿Deberíamos entonces dejar de confiar en las aplicaciones que nos dicen cuánto hemos recorrido? “Los GPS fueron diseñados como una herramienta de posicionamiento”, indica el investigador. Te dicen en qué punto del globo te encuentras. Esto, prosigue, “no significa que el GPS funcione siempre bien, que pueda ser utilizado para cualquier cosa y que debamos confiar en sus medidas ciegamente”.

Más que afectar a los corredores, Ranacher asegura que sus hallazgos pueden tener consecuencias en aquellos casos en que los números se traducen en dinero. “El gasto de una empresa de transporte depende del trayecto que hagan sus vehículos, que se mide con un GPS”, dice el investigador. Lo mismo que los usuarios de una carretera que tengan que abonar un peaje según la distancia recorrida, registrada con GPS. No es culpa del aparato ni de su fabricante. La única culpable, según el experto, es la estadística.

Según la última publicación en Facebook de ese amigo runner al que le gusta compartir sus recorridos en la red social, ha vuelto a batir su récord de kilómetros. Aunque no le faltan motivos para estar orgulloso, la aplicación que utiliza para medir la distancia no le dice toda la verdad.

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