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Nostalgia doble: el juego de mesa para los amantes de las recreativas
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Nostalgia doble: el juego de mesa para los amantes de las recreativas

Llega la cuarta versión de 'The Battle at Kemble’s Cascade', el juego de mesa que, con aroma a ocho bits, homenajea los juegos de disparar a naves y marcianitos con los que difrutábamos en los ochenta

Foto: La caja de ‘The Battle at Kemble’s Cascade’ ya recuerda al universo de las recreativas | Imagen: Z-Man Games
La caja de ‘The Battle at Kemble’s Cascade’ ya recuerda al universo de las recreativas | Imagen: Z-Man Games

Anders y Olle son dos jóvenes hermanos suecos. Desde pequeños han jugado juntos a numerosos juegos de mesa. También a videojuegos. Conforme se hacían mayores, discutían el diseño de posibles tableros, con sus reglas y piezas. Un día de hace ya casi cinco años, en la Navidad de 2010, decidieron que era hora de pasar a la acción y plasmarlo en una caja. “Esa es la primera vez que dijimos ‘de acuerdo, hagamos esto de verdad’”, explica Olle a Teknautas.

Pasaban juntos entre diez y veinte horas cada semana, cuando salían de sus respectivos trabajos. Tardes, noches, sábados y domingos… ¿Sobre qué iría ese juego de mesa? Sobre su infancia, plagada de videojuegos de recreativas, en los que los mundos espaciales y los disparos a seres de todo tipo eran representados en tan solo ocho bits. Homenajeemos eso, pensaron. “No fue fácil, pero obviamente fue posible”, afirma Olle.

Así surgió The Battle at Kemble’s Cascade, una aventura ambientada en la Cascada de Kemble, una sucesión de estrellas que se pueden ver en la constelación de la Jirafa. El juego homenajea a aquellas máquinas recreativas y sus videojuegos, todo con un toque retro y un diseño basado en el pixel art.

Apenas diez meses después de aquella Navidad, en octubre de 2011, los hermanos viajaron hasta la ciudad alemana de Essen para participar en SPIEL, la mayor feria del mundo relacionada con los juegos de mesa. Buscaban un editor. A su futura editorial le gustó pero no le terminó de convencer. Un año después regresaron y lo que presentaron recibió el visto bueno. El juego salió en octubre de 2014 y ya cuenta con cuatro versiones en diferentes idiomas: inglés, alemán, francés y japonés, que salió hace apenas unas semanas.

Un tablero que rota

En The Battle at Kemble’s Cascade, el tablero está formado por diferentes cartas o tarjetas. El sabor a recreativas es tal que, como en aquellos escenarios pixelados que iban rotando, tendrás que irlas cambiando para saltar de nivel. Cada uno de los jugadores (de dos a cinco) pilota una nave espacial y debe disparar al resto mientras intenta pasar de nivel. Las tarjetas representan asteroides, agujeros negros… Hay que superar todos los retos en la sideral Cascada de Kemble hasta llegar a la gran pantalla final, con un jefe que nada tiene que envidiar a Bowser y otros por el estilo.

Las naves se pueden mover a cualquier tarjeta a su alrededor, pero disparar una sola vez al primer obstáculo al que se encuentren en la dirección que elijan. Se pueden ganar puntos extra, como en los videojuegos, destruyendo cierto número de asteroides. Además, si consigues resolver la tarea que te asignan, conseguirás armas mejores.

Si atacas a otra nave, has de saber que tiene cinco puntos de energía, los mismos que tú. En tu turno, puedes optar por moverte y disparar, lo que consumiría más energía, o permanecer en una especie de parada técnica, que permitiría recuperarla. También puedes gastar más energía para aumentar tu velocidad y avanzar más rápido. El juego se completa con cartas de misión y otras que representan power ups.

¿Y cómo se consigue el efecto de scroll que comentábamos antes? Fácil. Las cartas que forman el tablero están divididas en cinco filas. Cada fila está sobre un soporte de plástico. Conforme el nivel termina o las naves avanzan, una de esas filas se quita y se pone al otro lado, con cartas nuevas. Ya estamos en una pantalla diferente con todo tipos de obstáculos.

Arcade y disparos

Anders, el otro hermano, explica que la principal inspiración para este juego de mesa fue el videojuego Tyrian, “el shoot’em up al que más jugamos”, rememora. En Tyrian, el jugador es el piloto de una nave espacial que recorre diferentes cielos cargándose a enemigos hasta llegar al gran jefe final. Al principio, la nave es muy básica, pero poco a poco se le pueden añadir más armas o funcionalidades.

Junto a Tyrian, otros juegos de disparos que inspiraron a este duo fueron el Galaga, una recreativa de marcianitos, y Jets’n’Guns, un juego de ordenador en el que también tenías que disparar contra todo tipo de enemigos desde tu nave, en una pantalla lateral que iba desplazándose.

Los amantes de los shoot’em up probablemente encontrarán muchas más similitudes con otros videojuegos, no necesariamente de máquinas recreativas. Durante la conversación, Olle y Anders citan Xenon 2 Megablast, un videojuego lanzado a finales de 80 en el que nuevamente un piloto tiene que disparar contra todo tipo de enemigos. Los hermanos siguen recordando: otro ejemplo es Raptor: Call of the Shadows; de nuevo, un piloto tendrá que superar hasta 27 niveles disparando a diestro y siniestro, acumulando dinero con el que obtener nuevas armas o protección para su nave.

Olle y Anders no prevén realizar mejoras o una versión 2.0 de The Battle at Kemble’s Cascade. Todo dependerá de lo que digan sus editores. De momento, ellos seguirán dándole vueltas a los juegos de mesa y discutiendo ideas, como llevan haciendo casi toda su vida. Quién sabe si pronto nos sorprenderán con otro homenaje a los videojuegos.

Anders y Olle son dos jóvenes hermanos suecos. Desde pequeños han jugado juntos a numerosos juegos de mesa. También a videojuegos. Conforme se hacían mayores, discutían el diseño de posibles tableros, con sus reglas y piezas. Un día de hace ya casi cinco años, en la Navidad de 2010, decidieron que era hora de pasar a la acción y plasmarlo en una caja. “Esa es la primera vez que dijimos ‘de acuerdo, hagamos esto de verdad’”, explica Olle a Teknautas.

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