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El paraíso de Doc y McFly: el Planetario de Madrid funciona con tecnología de 1986
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SUFRIRÁ SU PRIMERA GRAN REMODELACIÓN EN 30 AÑOS

El paraíso de Doc y McFly: el Planetario de Madrid funciona con tecnología de 1986

El Planetario de la capital nunca ha sido remodelado desde su inauguración. Sigue funcionado igual que entonces, con pantallas de ordenador de tubo, sin Windows y con proyectores de diapositivas

Foto: Visitante del Planetario pasea por la zona en la que se simulan la forma de los agujeros negros ©Salvador Fenoll
Visitante del Planetario pasea por la zona en la que se simulan la forma de los agujeros negros ©Salvador Fenoll

"Madrid no tiene cielo, somos el cielo de Madrid". Quizá sea la mejor definición que se ha hecho del Planetario de Madrid. Son palabras de su directora, Asunción Sánchez, quien mejor conoce este edificio situado a 600 metros en el parque Enrique Tierno Galván. Asunción ocupa el mismo puesto desde que se inauguró y aquí sigue, intentando mostrar a quien le enterese lo pequeños que somos en este gran universo. Y lo hace como hace 30 años: con la misma ilusión y la misma tecnología.

Porque el Planetario de Madrid se inauguró en 1986 y desde entonces no se ha acometido ninguna gran remodelación, ni en sus instalaciones ni en la tecnología. Y ha llovido mucho desde entonces. Tanto, que su plato fuerte, las proyecciones de documentales en el techo de su cúpula, son casi un milagro. Lo consiguen con más de 75 proyectores de diapositivas -sí, aquellas fotos fijas alineadas en una ruleta- sincronizados entre sí y con otro gran proyector -que recibe el nombre de Planetario- en medio de la sala circular.

Si uno deja de mirar por un momento el techo y observa las vitrinas que hay encima de los asientos no puede imaginarse cómo las diapositivas, desterradas del mundo hace años, pueden conseguir que la tierra y los planetas del sistema solar se proyecten en el techo y recorran un lado y otro de la cúpula. "Entonces era una instalación multimedia. Cuando abrimos era uno de los más avanzados del mundo", recuerda con algo de nostalgia la directora.

En el viaje en el tiempo tecnológico no termina aquí. Todo esto se maneja a través de varios ordenadores con antiguas pantallas de tubo y sistemas operativos en gris y negro que se aleja mucho de un básico Windows de los 90. Su web también dice mucho del punto exacto en el que están.

La propia Asunción reconoce que con esta tecnología "el aspecto del cielo no parece real". Y pese a ello reciben 160.000 visitantes al año, las reservas para uno de los más de 250 asientos para asistir una conferencia se agotan en 2 horas y si hay una observación astronómica acuden más de 3.000 personas. El último eclipse de una superluna reunió a 500 aficionados entre las 03.00 y las 06.00 de la mañana.

A la gente le interesa la astronomía pero al Ayuntamiento de Madrid no. Este año, por primera vez, van a salir más de 900.000 euros de las arcas municipales para remodelar sus instalaciones. El mérito no es de Manuela Carmena sino del anterior equipo de Ana Botella, aunque las cosas de palacio van tan despacio que se ejecutarán ahora. Es una inversión que ya aparecía en los presupuestos municipales de 2014 y que no se hará realidad hasta el año que viene.

Estos 900,000 euros no implican nueva tecnología, solo un lavado de cara, adecuar los servicios, instalar un ascensor, etc. La compra de aparatos nuevos corre a cargo de la Fundación La Caixa. Hace un año que las instituciones firmaron un convenio de colaboración gracias al cual el Planetario se colocará en el siglo XXI con un salto de tres décadas. El nuevo equipamiento ha costado 1.200.000 euros y contará con un proyector de estrellas óptico con tecnología LED, un sistema de planetario digital 'full dome', software astronómico, sistema de sonido 5.1 y una estación de trabajo offline para la producción de contenidos digitales. A todo esto hay que añadir un sistema digital de proyección para la pantalla de retroproyección del Planetario, que estará compuesto de tres proyectores HD y tres reproductores gráficos.

"Tenían que haber hecho una gran renovación aquí cuando hubo tantas obras por parte del Ayuntamiento. Pero nos ignoraron", se lamenta Asunción. “Se invirtió mucho dinero en el centro Conde Duque, en el Matadero... Y nosotros les superamos en visitas. Pero nos decían: 'En la siguiente legislatura'. Siempre era la siguiente".

Quizá el secreto del éxito sea la implicación de sus trabajadores. Asunción fue contratada como directora con apenas 30 años. Física teórica de carrera, trabajaba en la universidad pero decidió que aquello no era lo suyo, que quería estar en contacto con la gente. Viajó por el mundo para ver los planetarios de otros países. Cuando volvió a Madrid sabía exactamente cuáles eran las necesidades del nuevo espacio que se abría en la capital. Y así comenzó una experiencia nueva que se ha prologando hasta hoy.

El entusiasmo se lo ha contagiado a su equipo técnico, ocho personas -la mayoría lleva más de 15 años en su puesto- que también produce el material audiovisual que se puede ver en su sala de proyecciones. Aunque tienen que contratar animaciones o la música fuera, ellos son los encargados de elaborar los guiones. Ahora están centrados en el día de la reapertura para la que han pensado ofrecer cinco documentales diferentes para los mayores y nueve para los más pequeños.

“En Nueva York se gastan cuatro millones de dólares en menos de media hora de producción. Tienen mucho rigor científico y están muy bien hechas. Pero no hay programas infantiles en el ámbito internacional y los que hay son muy malos. Los medios no hacen la calidad, la calidad la hace el trabajo de las personas”.

El mimo y la dedicación

La falta de inversión se suplanta con ingenio, entusiasmo y dedicación. Por eso Asunción dice que nunca han dejado de hacer cosas por falta de dinero, “nos las hemos ido apañando”, y le quita importancia a que algunas proyecciones se hayan quedado a medias porque la tecnología ese día dijo 'basta'. “Pasa en las mejores familias”, señala.

“Estamos sobreviviendo con un equipo antiguo en unas condiciones envidiables por el mimo con el que ha sido tratado”, dice Asunción. Cuentan con dos ingenieros para las reparaciones y acciones externas de un óptico -aficionado a la astronomía- que cuida también del telescopio.

Este instrumento no se cambiará en la gran y primera remodelación que sufrirá el Planetario pero el óptico encargado de su cuidado, Antonio del Solar, niega con rotundidad que haga falta. “¿Cambiarlo? ¡Si es una preciosidad, la calidad óptica es la mejor!”. Este óptico ya jubilado fue contratado por el Consistorio hace 30 años. Los alemanes que instalaron el telescopio le dieron “un cursillo” para saber cómo funcionaba y así lo ha mantenido con vida útil hasta hoy. Su vida está tan unida aquí que a sus 68 años todavía recuerda la foto con el rey Don Juan Carlos el día de la inauguración el 29 de septiembre de 1986 y que un mes después nació su hijo.

Probablemente el hijo de Antonio celebre el año que viene su entrada en la treintena. Pero no lo podrá hacer junto a su hermano mayor. El Planetario tendrá que esperar a 2017 por culpa de la tardanza de las obras. Las instalaciones cerrarán en junio para que los obreros entren con pico y pala. Mientras, los trabajadores tendrán que aprender a manejar la nueva tecnología que llegue. Dar un paso de tres décadas en unos pocos meses no tiene que ser fácil.

"Madrid no tiene cielo, somos el cielo de Madrid". Quizá sea la mejor definición que se ha hecho del Planetario de Madrid. Son palabras de su directora, Asunción Sánchez, quien mejor conoce este edificio situado a 600 metros en el parque Enrique Tierno Galván. Asunción ocupa el mismo puesto desde que se inauguró y aquí sigue, intentando mostrar a quien le enterese lo pequeños que somos en este gran universo. Y lo hace como hace 30 años: con la misma ilusión y la misma tecnología.

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