Es noticia
Frente al aislamiento, creatividad: los pioneros de las 'startups' en Cuba
  1. Tecnología
Las promesas de apertura animan los negocios

Frente al aislamiento, creatividad: los pioneros de las 'startups' en Cuba

Los emprendedores cubanos hacen frente a la falta de regulación, al bloqueo y a un acceso a internet escaso para que sus compatriotas tengan las mismas ventajas que los demás ciudadanos del mundo

Foto: La Habana (Wikimedia)
La Habana (Wikimedia)

Dicen que los cubanos son emprendedores por naturaleza y que se han hecho expertos en reinventar la rueda por necesidad. Tras más de cincuenta años de bloqueo, ingenieros, desarrolladores y otros profesionales se han visto obligados a trabajar con escasez de herramientas tecnológicas y en un lugar desconectado del exterior. Sin embargo, los jóvenes han sabido suplir esas carencias con grandes dosis de creatividad.

Yo te llevo, Ahíteva, Revolico, El Paquete Semanal, Alamesa, Isladata o Fonoma son solo algunos de los muchos ejemplos de startups que se abren paso en el empedrado camino de Cuba. Algunos de sus impulsores se reunieron por primera vez fuera del país a principios de noviembre, en Barcelona, durante un encuentro en el que explicaron al mundo lo que están haciendo y a dónde quieren ir.

No es extraño que un evento similar tenga lugar tan lejos de casa. Como explica a Teknautas Medardo, programador y antiguo profesor de universidad, "nosotros los cubanos, aunque estemos lejos unos de otros, nos mantenemos unidos emocionalmente". Desde 1991, el propio Medardo impulsa Merchise, un grupo de investigación que nació en la Universidad de Santa Clara y que siempre trabajó para "crear" lo que faltaba en la isla.

Ahora el antiguo profesor lidera meetups para poner en contacto a emprendedores y facilitarles el camino hacia su compañía tecnológica. Explica que incluso la iglesia católica ha "auspiciado" a estos jóvenes, les ha facilitado herramientas financieras, prestado locales para que dieran forma a sus ideas y ha contratado a profesionales para impartir cursos por el país. Con esta unión no es de extrañar que la cantera de emprendedores cubanos sea tan activa.

Uno de ellos es Nelson Rodríguez, impulsor de Ahíteva, un servicio que consigue que los anuncios clasificados de otras iniciativas - como Revolico, Cubisima o Porlalivre - lleguen a esa gran parte de la población cubana que, por lo general, no tiene acceso a sus webs. Carecen de conexión a internet, pero sí tienen correo electrónico a través de la cuenta Nauta proporcionada por ETECSA, la empresa de telecomunicaciones cubana.

Por eso Ahíteva tiene dos interfaces. Una es un buscador que está en internet, donde cualquiera puede introducir un término para que el sistema busque contenidos relacionados. La otra funciona a través del correo: los usuarios solo tienen que enviar un mensaje a una dirección determinada y escribir en el asunto el producto que quieren encontrar.

La iglesia ha facilitado herramientas financieras, prestado locales para que dieran forma a sus ideas y ha contratado a profesionales para impartir cursos

De vuelta, el sistema les enviará otro mensaje con los resultados: los nombres de las personas que anuncian los productos, la descripción de los mismos, el email del propietario y a veces su teléfono, puesto que la compra en línea aún no es posible. La mayoría de los usuarios acceden a través de esta vía.

La suerte de Hiram Centelles y Ubaldo Huerta es diferente a la de muchos de sus compañeros emprendedores cubanos: mientras que el primero vive en Barcelona, el segundo lo hace en Córdoba, aunque ambos empezaron su trabajo desde su país natal.

La historia de Centelles comienza en su periodo universitario, con la ya nombrada Revolico, una web de anuncios clasificados. Cuando terminó sus estudios entendió que era muy difícil mantener su proyecto sin tener apenas acceso a internet, por lo que tomó la decisión de marcharse para trabajar desde España.

Más allá de Ahíteva, los cubanos pueden acceder a los productos que se venden en el portal gracias a El Paquete, otro proyecto emprendedor que viaja por toda la isla en autobús y hasta en avión, en forma de disco duro con un terabyte de capacidad. Así se distribuye buena parte del contenido más popular (Spotify, Netflix y hasta la App Store o las telenovelas), que se recarga semanalmente con novedades que después se pueden disfrutar offline.

Dentro de poco, tanto Centelles como Huerta viajarán a Cuba con la intención de abrir una oficina para que la herramienta sobre la que trabajan conjuntamente desde España tenga presencia local en la isla. Se trata de Fonoma, una web con la que los cubanos de la diáspora ya pueden pagar recibos y facturas de luz, agua o gas a los familiares que viven en el país, así como el teléfono de prepago y, lo que es más importante, recargar la cuenta Nauta para que sus familiares y amigos puedan acceder al correo.

Desconectados

Hay "muchísima gente preparada y miles de graduados" en informática con alto nivel de conocimientos que están trabajando por salir adelante en el país, afirma Huerta. Sin embargo, como muchos servicios lo tienen difícil para entrar en el mercado y pocas compañías pueden operar en él con normalidad por falta de regulación, la mayor parte de los proyectos que funcionan en la isla son autóctonos.

Sus impulsores son conscientes de que lo que más ralentiza el avance de la isla es la falta de infraestructuras y el débil acceso a la red. De hecho la penetración de internet es solo del 5% y aún hay ciertos servicios como Google Developers que no pueden utilizarse en la isla. Esa falta de conexión hizo que, cuando Netflix aterrizó en suelo cubano el pasado mes de febrero, muy poca gente se suscribiera.

Solo llega un cable de fibra óptica, desde Venezuela, y habitualmente 'el acceso se le vende a los turistas en los hoteles'

Explica Rodríguez que solo llega un cable de fibra óptica, desde Venezuela, y habitualmente "el acceso se le vende a los turistas en los hoteles", aunque algunos profesionales como profesores o médicos también consiguen conectarse en cierta medida.

Darse a conocer en esas circunstancias es difícil. Los proyectos que surgen no tienen más remedio que hacer publicidad en eventos o a través de mensajes de texto. Muchas de las aplicaciones que se están creando en el país se distribuyen directamente desde locutorios.

Se supone que la situación está mejorando. El pasado 2 de julio se abrieron 35 de puntos wifi de banda ancha por todo el territorio, para que cualquiera pudiera acceder a internet desde hoteles y establecimientos públicos. Dice el impulsor de Ahíteva que, de momento, es casi imposible conectarse con normalidad puesto que el salario promedio es de "alrededor de 20 CUC" (la moneda local) y una hora de conexión cuesta 2 CUC, algo que sigue siendo inalcanzable para muchos cubanos.

Sea como sea, Centelles y Huerta quieren aprovechar la oportunidad que ofrece la llegada de conexión de banda ancha y creen que Fonoma será importante para que familiares del exterior paguen internet a los del interior. Aseguran que ya se están haciendo muchas recargas desde el extranjero y creen que estos puntos de acceso "van a cambiar totalmente las reglas de juego", que aumentarán la motivación y la capacidad para desarrollar proyectos nuevos y fomentarán la creación de empresas.

Martín, el joven fundador de Yotellevocuba, también sabe lo difícil que es lanzar una startup sin tener acceso a internet o sin poder pagarlo. Hace menos de un año que inauguró una aplicación web que permite solicitar un taxi y ponerse en contacto con varios conductores para poder desplazarse de una punta a otra del territorio. Algo así como un Uber a la cubana.

Para subir su página, el programador tuvo que pedir ayuda a un familiar que ya tenía un sitio web, de forma que puedo aprovechar su servidor. Después tuvo que enfrentarse a la dura tarea de buscar conductores y convencerles para que se implicaran en una iniciativa tan desconocida. Varios se animaron en los primeros días y ahora trabaja con una quincena. Con el tiempo tuvo que cambiar de servidor, y ahora es otro familiar quien se lo paga todos los meses desde Estados Unidos.

Reconoce que el servicio no está funcionando demasiado bien, al menos para los cubanos, primero por las restricciones de conexión y segundo porque los taxistas cobran en CUC, una moneda pensada para extranjeros (que suelen tener mayor poder adquisitivo). Así, los turistas son de momento su público objetivo.

Falta de regulación

Otro de los problemas de la isla es que "no existe el concepto de empresa, todo el trabajo es autónomo", apunta Centelles. Por ese motivo, escasas compañías tienen licencias oficiales, aunque el Gobierno tolera proyectos como los nombrados.

A pesar de las circunstancias, desde que a finales de 2014 Estados Unidos anunció su intención de poner fin al bloqueo, La Habana ha empezado a notar ciertos aires de cambio. Entre otras cosas, el pasado mes de julio se anunció la puesta en marcha de un programa para fomentar la innovación y asesorar a jóvenes cubanos sobre ciencia, tecnología, ingenierías, artes y matemáticas desde Manhattan.

Las novedades han hecho que muchos prefieran quedarse en Cuba, esperando un cambio sustancial a medio plazo, aunque saben que sin acceso al capital y a las tecnologías necesarias será difícil seguir impulsando sus startups. Por ejemplo, un grupo de técnicos cubanos que llevan tiempo construyendo un dron y que trabajan en el proyecto Imágenes aéreas de Cuba ha recibido el primer permiso para volar aviones no tripulados en la isla. No obstante, Rodríguez asegura que el movimiento se aprecia especialmente fuera: "Aquí dentro vamos más despacio".

Lleve el tiempo que lleve, estos jóvenes tienen claro que los cubanos seguirán avanzando y buscando alternativas a las carencias. Medardo afirma que trabajar con limitaciones les ha ayudado a tener habilidades que hubieran sido difíciles de conseguir en otro contexto y lugar. Está orgulloso de esas capacidades, pero no de las necesidades que han tenido que pasar para adquirirlas.

Dicen que los cubanos son emprendedores por naturaleza y que se han hecho expertos en reinventar la rueda por necesidad. Tras más de cincuenta años de bloqueo, ingenieros, desarrolladores y otros profesionales se han visto obligados a trabajar con escasez de herramientas tecnológicas y en un lugar desconectado del exterior. Sin embargo, los jóvenes han sabido suplir esas carencias con grandes dosis de creatividad.

El redactor recomienda