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Confesiones de un mentiroso, o cómo vivir de colar información falsa a los medios
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ryan holiday ha 'troleado' a decenas de periodistas

Confesiones de un mentiroso, o cómo vivir de colar información falsa a los medios

Se ha hecho pasar por coleccionista de vinilos, hipocondríaco, insomne y experto en barcos sin tener ni idea del tema. Sus declaraciones inventadas han aparecido en medios como 'The New York Times'

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Ryan Holiday no tiene problemas para dormir, pero ha sido un insomne para ABC News. También ha pasado por experto en manejar barcos, trabajador de Burger King a ojos de la MSNC y coleccionista de vinilos en The New York Times. Como puedes deducir, ni pilota barcos ni ha preparado hamburguesas en el restaurante de comida rápida.

Tampoco le van los formatos vintage de música. “No he escuchado un vinilo en mi vida”, asegura rotundo a Teknautas. El joven de 28 años se dedica a la publicidad y el marketing, un trabajo que consiste en gran medida en llamar la atención de quienes pueden difundir el mensaje de una marca: los medios de comunicación. A lo largo de su carrera, Holiday ha aprendido a conseguir que hablen de sus clientes a base de engaños y mentiras.

“Vivimos en un mundo de medios corruptos y disfuncionales, así que me aproveché de ello”, declara sin tapujos. Se puso la careta de amante del vinilo, insomne y cocinero en HARO (de Help a Reporter Out), una web que pone en contacto a fuentes y periodistas. Los profesionales publican una consulta en la herramienta, que los usuarios reciben por correo electrónico, y quienes desean hacer declaraciones contestan al email con su historia.

Holiday, que ya era director de marketing de la firma de moda American Apparel, decidió responder a todas las peticiones haciéndose pasar por un conocedor de la materia, fuese cual fuese. Así consiguió que su nombre y apellidos figuraran en un artículo de The New York Times. ¿Qué se le pasó por la cabeza al verlo? “Lo encontré divertido y alarmante a la vez”, nos confiesa.

Hoy, la pieza ya no incluye sus declaraciones; el periódico las ha retirado, consciente de la mentira. Se han enterado gracias al propio tramposo, porque el joven ha publicado un libro (Créeme, estoy mintiendo: confesiones de un manipulador mediático) donde cuenta todas estas y otras hazañas similares. “Lo he escrito porque la situación me preocupa. Quería revelar cómo funciona este entramado”, indica.

Un boicot para llamar la atención

Además del experimento con la prensa en internet, es el protagonista de otras historias dignas de una película de Woody Allen. Precisamente de cine va la cosa: en 2009, fue el encargado de promocionar la película Espero que sirvan cerveza en el infierno, basada en el libro de su amigo Tucker Max. Para ello, dispuso una serie de carteles publicitarios en diferentes ciudades de Estados Unidos.

Poco después de su colocación, uno de los paneles de Los Ángeles apareció una mañana plagado de pegatinas que insultaban a Max. La noticia se extendió por blogs y prensa en general, algunos medios dedicaron un editorial a criticar la película... Pero el caso es que todo el mundo hablaba de la cinta.

“Hice aquel acto de vandalismo para conseguir una reacción negativa”, asegura Holiday. Había boicoteado personalmente el cartel y diseñado toda una (sucia) estrategia. Escribió a diversos blogueros con fotografías del desperfecto – bajo un nombre falso − y estos se encargaron de extender el rumor por la red. Había conseguido su objetivo.

Denuncia el entramado de internet

En su libro, Holiday achaca sus logros (y los de otros muchos manipuladores que nunca confesarán) al entramado de internet: los grandes blogs toman la información de otros más pequeños o incluso de publicaciones en las redes sociales, mientras que todos a su vez nutren a los grandes medios.

Un bucle al que también contribuye la economía que sustenta a estas páginas. “Reciben dinero según el número de visitas y no de la calidad del contenido o de su fiabilidad”, señala el autor. Si, como él, alguien consigue llegar a los miembros estratégicos de la cadena, el proceso seguirá su curso.

Por si todavía no te queda clara la efectividad del método, aún hay más pruebas. Como responsable de marketing de American Apparel, Holiday necesitaba hacer públicos ciertos datos legales de la empresa.

No consiguió nada enviándoles la información con su firma a varios blogueros y periodistas, pero sí fingiendo ser un torpe empleado que se había equivocado con los destinatarios al remitir una circular del jefe. Los mismos que le rechazaron la primera vez, terminaron publicando lo mismo como una exclusiva. Según Holiday, porque “su trabajo es conseguir tráfico, no publicar la verdad”.

Unos objetivos que compartirían las responsables del blog feminista Jezebel, a quienes hizo llegar una serie de fotografías de mujeres semidesnudas, supuestamente filtradas desde los servidores de la firma de tendencias. En otra ocasión, les provocó colocando anuncios denigrantes en la web de la marca, como si fueran parte de una inminente campaña publicitaria. Los escándalos también son publicidad.

Además de sentirse orgulloso por denunciar la falsedad y manipulación de la red, se mantiene firme: “Sinceramente, no me arrepiento de nada”

Ni siquiera él, que tan bien ha sabido hilar sus planes, logró salvar a un cliente de la polémica. Concretamente, de la levantada por una antigua redactora de Jezebel, Irin Carmon, a la que dedica un capítulo entero del libro. En 2010, Carmon escribió un post en el que insinuaba que una línea de pintauñas de American Apparel estaba contaminada con sustancias peligrosas, después de que varias partidas de frascos se hubieran roto sin explicación aparente en algunas tiendas.

La culpa, según la firma, era del envase, y así se lo comunicó Holiday a la bloguera. Sin embargo, y pese a haber asegurado que enmendaría el artículo original si había una aclaración, Carmon solo incluyó una pequeña nota al pie del escrito.

Sus confesiones han provocado más de una reacción, pero al estadounidense no parece importarle demasiado su trayectoria. Además de sentirse orgulloso por denunciar la falsedad y manipulación reinante en la red, se mantiene firme en sus convicciones: “Sinceramente, no me arrepiento de nada”.

Ryan Holiday no tiene problemas para dormir, pero ha sido un insomne para ABC News. También ha pasado por experto en manejar barcos, trabajador de Burger King a ojos de la MSNC y coleccionista de vinilos en The New York Times. Como puedes deducir, ni pilota barcos ni ha preparado hamburguesas en el restaurante de comida rápida.

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