El origen de los vascos es 5.000 años más reciente de lo que se pensaba
Un estudio genético llevado a cabo con individuos encontrados en Atapuerca analiza cómo se extendieron y mezclaron los primeros granjeros que llegaron a la península Ibérica desde Asia
Los primeros granjeros que vivieron en la península Ibérica son los ancestros más cercanos a los vascos modernos, cuyo origen no es tan antiguo como se creía. Es una de las principales conclusiones de un estudio publicado hoy en PNAS, que también sugiere que estos primeros agricultores comparten la misma historia migratoria que los del centro y norte de Europa. A lo largo de unos 2.000 años, sus antecesores originarios de Oriente Próximo se mezclaron con los cazadores y recolectores ibéricos locales. Dos grupos genéticamente muy diferentes que sembraron la base de las poblaciones actuales.
El estudio está basado en la secuenciación genómica de ocho individuos encontrados en el yacimiento de El Portalón de la Cueva Mayor, en la sierra de Atapuerca, y que habitaron la península Ibérica hace entre 3.500 y 5.500 años, durante la Edad del Cobre. “Cuando comparamos estos restos con las poblaciones actuales puede verse que son más similares a los vascos que al resto de los españoles”, explica a Teknautas la investigadora de la Universidad de Uppsala y coautora del estudio, Cristina Valdiosera.
Hubo una mezcla genética de dos grupos completamente distintos que continuó varios miles de años
Según la investigadora, el resto de poblaciones ibéricas se mezcló con los nuevos habitantes procedentes del norte de África, centro de Asia y este del Cáucaso, mientras que los vascos permanecieron más aislados. Aunque no tanto como se creía hasta ahora: su origen se remonta a hace 5.000 años, durante el Neolítico, y no a hace 10.000, en pleno Mesolítico.
Esto quiere decir que su origen no se encuentra en una población local de cazadores y recolectores de hace 10.000 años que se mantuviera relativamente aislada hasta la actualidad, sino en una de granjeros de hace unos 5.500 años. “Son antiguos y hay una continuidad de varios miles de años, pero no tanto como se pensaba”, aclara Valdiosera. Los vascos y su idioma están relacionados, por lo tanto, con la difusión de la agricultura durante el Neolítico.
El fin de los nómadas
El paso de una sociedad cazadora y recolectora a otra agrícola y ganadera fue una de las mayores innovaciones de la historia de la Humanidad. Aunque estas prácticas modernas surgieron hace unos 11.000 años en el Creciente Fértil (actuales Siria, Irán y Egipto, principalmente) durante la llamada revolución neolítica, pronto se extendieron por toda Europa.
Cómo se expandieron estas prácticas por Europa era un pequeño misterio, aunque sí se sabe que hace 7.500 años los agricultores ya habían 'conquistado' la mayor parte del centro del continente. Si esta innovación se extendió por la migración de ideas o de personas físicas se desconocía. El estudio publicado en PNAS, que supone la primera secuenciación genética de granjeros ibéricos, también arroja algo de luz sobre este proceso: a su paso, los granjeros fueron mezclándose con las poblaciones locales de cazadores y extendiendo sus costumbres.
El origen de los vascos no se encuentra en una población de cazadores y recolectores de hace 10.000 años sino en una de granjeros de hace unos 5.500
Los primeros granjeros que llegaron a la península Ibérica pertenecen "exactamente" a las mismas poblaciones de la oleada inicial que se expandió hacia el centro y norte de Europa. Algo lógico si se tiene en cuenta que esta entrada se produjo desde el sur del continente. Valdiosera compara su trabajo por comprender las migraciones antiguas con un puzle: "Es como destapar poco a poco las pieza de un rompecabezas que poco a poco vamos resolviendo".
Los granjeros extranjeros, sedentarios, fueron reemplazando a las cazadores y recolectores locales, que eran nómadas, conforme avanzaban por Europa. Las poblaciones de agricultores y ganaderos eran “bastante más grandes” que las de los nativos, pero fueron incorporando individuos locales. “Hubo una mezcla genética de dos grupos completamente distintos que continuó varios miles de años. Cuanto más recientes son las poblaciones de agricultores más genes locales presentan”, explica Valdiosera.
Esto implica que los granjeros más recientes, que vivieron durante la Edad del Cobre y del Bronce, son más distintos a sus antepasados que llegaron hace 7.000 años, al comienzo del Neolítico. “Al final su parecido era mayor con los cazadores y recolectores locales que con sus propios ancestros, esos agricultores que llegaron a nuestra península desde Asia y África”, añade la investigadora, sobre este antiguo ejemplo de inmigración e integración, al menos genética.
Los primeros granjeros que vivieron en la península Ibérica son los ancestros más cercanos a los vascos modernos, cuyo origen no es tan antiguo como se creía. Es una de las principales conclusiones de un estudio publicado hoy en PNAS, que también sugiere que estos primeros agricultores comparten la misma historia migratoria que los del centro y norte de Europa. A lo largo de unos 2.000 años, sus antecesores originarios de Oriente Próximo se mezclaron con los cazadores y recolectores ibéricos locales. Dos grupos genéticamente muy diferentes que sembraron la base de las poblaciones actuales.