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No te preocupes, Rajoy: te explicamos por qué cae agua del cielo
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la lluvia forma parte del ciclo del agua

No te preocupes, Rajoy: te explicamos por qué cae agua del cielo

Baal, Seth... desde el principio la Humanidad ha creado dioses para explicar lo que no entendía. Hoy, sin embargo, los procesos que dan lugar a las precipitaciones son explicados desde Educación Primaria

Foto: (Fotografía: EFE/Brais Lorenzo)
(Fotografía: EFE/Brais Lorenzo)

Para los antiguos fenicios y babilonios era Baal. Para los egipcios, Seth. Muchos son los nombres que han recibido los dioses de la lluvia a lo largo de la historia, destinados a comprender aquello que se desconocía, como la salida del Sol o los desastres naturales. Por fortuna, desde el comienzo de la Humanidad algunos individuos curiosos se han preocupado por explicar lo inexplicable: 3.000 años antes de nuestra era, algunos filósofos griegos ya habían esbozado, con bastante acierto dada la época, lo que hoy se conoce como ciclo del agua o hidrológico.

En pleno 2015, sin embargo, los pormenores de cómo circula el agua por nuestro planeta siguen siendo un misterio para algunos. "Esto no es como el agua que cae del cielo sin que se sepa exactamente por qué", aseguraba esta semana durante un mitin en Pontevedra el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, refiriéndose a la recuperación económica. Por ese motivo, parece necesario desempolvar el libro de Conocimiento del Medio para recordar las bases del ciclo del agua, al menos en la parte correspondiente a la lluvia.

Al tratarse de un ciclo no se puede hablar de un comienzo o un final, pero como el 96.5% del agua de nuestro planeta se almacena en los océanos comenzaremos por ellos. La clave de la circulación del agua se encuentra en su capacidad para cambiar de estado (sólido, líquido y gaseoso) con la temperatura, y por ese motivo el Sol es el director de orquesta que dirige el proceso.

Las nubes no están formadas por vapor de agua, sino por pequeñas microgotas líquidas que se mantienen en suspensión

Nuestra estrella calienta el agua de los océanos, que se evapora y pasa a la atmósfera como vapor de agua. Este, por las corrientes de aire, se eleva hasta las capas más altas, donde se condensa y forman las nubes. La condensación implica el retorno al estado líquido por lo que, en contra de lo que suele escucharse, las nubes no son vapor de agua (que sería invisible) sino pequeñas microgotas líquidas que se mantienen en suspensión.

¿Por qué cae agua del cielo? El tamaño de estas microgotas en suspensión es de unos 0,02 milímetros (o incluso menos), pero conforme se forman más y más nubes, el aire las hace colisionar y las diminutas gotas aumentan de tamaño hasta alcanzar e incluso superar los 2 milímetros. Las nubes no caen porque el aire húmedo es menos denso que el seco, pero llega un punto en el que las microgotas se convierten en verdaderas gotas y precipitan (de ahí el nombre de precipitaciones). En otras palabras, llueve.

A grandes rasgos, el líquido caído puede acumularse en forma de hielo en casquetes polares, donde puede permanecer en ese estado durante miles de años o descongelarse durante la primavera. El resto de la lluvia cae sobre la tierra, por donde fluye de nuevo hacia mares y océanos (a menos que se acumule en lagos y acuíferos), o bien cae directamente sobre los océanos, reiniciando el ciclo.

Para los antiguos fenicios y babilonios era Baal. Para los egipcios, Seth. Muchos son los nombres que han recibido los dioses de la lluvia a lo largo de la historia, destinados a comprender aquello que se desconocía, como la salida del Sol o los desastres naturales. Por fortuna, desde el comienzo de la Humanidad algunos individuos curiosos se han preocupado por explicar lo inexplicable: 3.000 años antes de nuestra era, algunos filósofos griegos ya habían esbozado, con bastante acierto dada la época, lo que hoy se conoce como ciclo del agua o hidrológico.

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