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Los diamantes arrojan luz sobre la geología del interior de la Tierra
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gracias a la química de sus inclusiones

Los diamantes arrojan luz sobre la geología del interior de la Tierra

Estos minerales se forman a una profundidad de hasta 200 kilómetros, por lo que su estudio permite obtener información muy valiosa sobre el manto terrestre

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La mayoría de los diamantes se forman a una profundidad de entre 150 y 220 km y, según crecen, atrapan líquidos salinos de su entorno. Como la química de estas inclusiones fluidas no cambia según se desplazan los diamantes hacia la superficie terrestre, estos componentes proporcionan información muy valiosa sobre el manto, una región profunda e inaccesibles de la Tierra.

Así lo confirma un equipo de científicos liderado por Yaakov Weiss desde la Universidad de Columbia (EE UU) tras analizar las inclusiones fluidas en once diamantes recogidos en los Territorios del Noroeste (Canadá). El estudio se publica esta semana en la revista Nature.

Examinando los compuestos químicos de los fluidos y el momento de formación del diamante, los datos sugieren que los fluidos salinos proceden de una placa tectónica oceánica que se hundió por debajo de América del Norte (mediante un proceso de subducción) en la era Mesozoica, hace entre 66 y 252 millones de años.

En la imagen, un diamante con un núcleo de calidad gema y una cubierta rica en fluidos. Esta capa contiene millones de diminutas inclusiones fluidas que han atrapado salmuera prístina desde 200 km de profundidad.

Un oasis de agua en el centro de la Tierra

El estudio de estos valiosísimos minerales ya ha servido en el pasado para comprender mejor el interior de nuestro planeta. El año pasado un equipo de investigadores descubrió en el interior de un diamante la primera muestra terrestre de un mineral bautizado como ringwoodita. Hasta la fecha sólo se conocía su existencia en un meteorito encontrado en Australia en 1969.

La presencia de ese nuevo mineral en el manto terrestre implicaba, según el estudio publicado en Nature, que en el interior de la Tierra existe una gran cantidad de agua.

La mayoría de los diamantes se forman a una profundidad de entre 150 y 220 km y, según crecen, atrapan líquidos salinos de su entorno. Como la química de estas inclusiones fluidas no cambia según se desplazan los diamantes hacia la superficie terrestre, estos componentes proporcionan información muy valiosa sobre el manto, una región profunda e inaccesibles de la Tierra.

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