Es noticia
Un adolescente aragonés crea un proyecto para salvar a las golondrinas
  1. Tecnología
su población ha disminuido un 30% en diez años

Un adolescente aragonés crea un proyecto para salvar a las golondrinas

Los estudios de SEO/Birdlife calculan que se han perdido unos diez millones de ejemplares en una década. El joven Aitor ha decidido no quedarse de brazos cruzados y luchar por su conservación

Foto:

Es una de las aves más reconocibles del paisaje español, tanto que Gustavo Adolfo Bécquer le dedicó uno de sus poemas más famosos. Hablamos, por supuesto, de las golondrinas, cuya situación se ha vuelto drámatica en los últimos años: el 30% de estas aves ha desaparecido en nuestro país durante los últimos diez años, lo que supone una pérdida de unos diez millones de ejemplares en una década. Y todo por culpa del empleo de químicos en el campo y del abandono de los sistemas tradicionales de ganadería y agricultura.

Los datos pertenecen a SEO/Birdlife quienes, preocupados por la situación de este animal, declararon la golondrina como ave del año en 2014 con el objetivo de alertar sobre su declive. Es entonces cuando entra en acción Aitor Mora, un joven de 17 años de Binéfar (Huesca) que decide tomar cartas en el asunto personalmente para proteger a estos pájaros tan característicos. Así nació el proyecto Avin.

“Soy un amante de la naturaleza y no quería quedarme de brazos cruzados viendo cómo una de mis aves favoritas sufría una situación tan alarmante”, explica a Teknautas el joven aragonés. En un principio el proyecto estaba destinado a proteger las golondrinas, pero Aitor decidió incluir otros pájaros similares como aviones y vencejos, que también se enfrentan a problemas parecidos. Avin durará al menos tres años, aunque Aitor asegura que confía en alargarlo más tiempo.

La iniciativa está centrada en ocho pueblos de la provincia natal de Aitor, Huesca. Su objetivo principal es la protección y conservación de estas aves en peligro a través de cuatro puntos. “Trabajamos para evitar la destrucción de sus nidos, les proporcionamos lugares para anidar, censamos sus poblaciones y cuidamos los pollos que se caen de los nidos”, enumera el joven.

Evitamos la destrucción de sus nidos, les proporcionamos otros nuevos, censamos sus poblaciones y cuidamos los pollos perdidos

El trabajo de Aitor se compone de dos etapas: acción y divulgación. Acción porque consiste en colocar cajas nido (diseñadas por él mismo) y sacar adelante las crías que se encuentra, pero también divulgación porque es necesario dar a conocer entre sus vecinos la importancia de estos animales. Proteger los nidos es, en su opinión, la parte más importante, y para ello es necesario informar a la gente.

“Difundimos por YouTube y ayuntamientos la importancia de golondrinas, aviones y vencejos, que tienen una crucial labor insecticida para el control biológico de insectos como moscas y mosquitos”, asegura Aitor. Además, recuerda que estas aves están protegidas por varias leyes, españolas y europeas, que impiden el derribo de sus nidos y la captura de ejemplares.

Aitor no está completamente solo en su aventura, ya que cuenta con la ayuda de un amigo. Entre los dos ya han salvado, cuidado y posteriormente liberado tres aviones, tres golondrinas y dos vencejos. Para ello los alimenta con insectos y les enseña a cazar, además de ayudarles a desarrollar musculatura. También cuenta con el apoyo de los expertos de SEO/Birdlife, cuyo miembro Nicolás López dio a conocer la iniciativa a través del blog de la organización después de que el adolescente contactara con él en busca de consejo.

“Piensa global, actúa local”

A pesar de todos sus esfuerzos, el joven comenta que los avances hasta el momento son escasos ya que sólo llevan un año de trabajo, pero espera tener resultados positivos en cinco años que “ayuden mucho a estas aves”. Aun así, los números hablan por sí solos, y los logros de Aitor no son nimios: además de los ejemplares liberados ha completado satisfactoriamente un censo de avión común en los ocho pueblos estudiados, con el que puede comprobarse que su población ha aumentado en 126 parejas (21%) en un año.

SEO/Birdlife declaró la golondrina como ave del año en 2014, debido a su alarmante declive poblacional: diez millones de ejemplares menos en una década

También ha colocado cinco nidos artificiales creados por él, y pretende convencer a su ayuntamiento de que coloquen otras y protejan los nidos ya existentes, con intención de formar una colonia de diez parejas de aviones y algunas de vencejos. El siguiente paso es hablar con administraciones de otras Comunidades Autónomas y animar a otros amantes de las aves a que colaboren. En última instancia le gustaría elaborar un convenio de protección para estas aves.

El lema de Aitor es “piensa global, actúa local”. Esta no es la primera campaña de conservación en la que toma partido pese a su corta edad: también ha recogido firmas para proteger el Ártico, el Amazonas y las abejas.

El joven descarta pedir subvención alguna: “No le van a dar dinero a un chaval de 17 años que hace algo que nadie conoce. Tampoco lo necesito porque todos los materiales me los pago yo y no tenemos mucho gasto”. Aitor asegura que lo hace porque le gustan las aves y la naturaleza y que no necesita cobrar por hacer algo. “No busco dinero, sino conservar estas aves”. Eso sí, asegura que le gustaría dedicarse profesionalmente con el medio ambiente en el futuro. Su trabajo, junto con el de muchos otros expertos y aficionados, permitirá que dentro de treinta años las oscuras golondrinas vuelvan a colgar sus nidos en nuestros balcones.

Es una de las aves más reconocibles del paisaje español, tanto que Gustavo Adolfo Bécquer le dedicó uno de sus poemas más famosos. Hablamos, por supuesto, de las golondrinas, cuya situación se ha vuelto drámatica en los últimos años: el 30% de estas aves ha desaparecido en nuestro país durante los últimos diez años, lo que supone una pérdida de unos diez millones de ejemplares en una década. Y todo por culpa del empleo de químicos en el campo y del abandono de los sistemas tradicionales de ganadería y agricultura.

El redactor recomienda