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Blablacar, a los tribunales: piden al juez que la cierre el 1 de octubre
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ANTE LA DENUNCIA DE LA PATRONAL DE AUTOBUSES

Blablacar, a los tribunales: piden al juez que la cierre el 1 de octubre

El popular servicio para compartir coche tiene un problema: Confebus. La patronal de autobuses ha demandado a la aplicación, cuya legalidad será analizada por el mismo juzgado que cerró Uber

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Es una de las aplicaciones más usadas y con mejor imagen social entre los ciudadanos, especialmente jóvenes, pero acaba de encontrarse con su primer problema serio: los juzgados.

Hablamos de Blablacar, la app a la que a día de hoy recurren 10 millones de ciudadanos de 19 países europeos para compartir coche y gastos en sus viajes interurbanos. Y es que acaba de ser demandada por la patronal de autobuses Confebus, que ha solicitado ante el juez que la plataforma sea cerrada de manera cautelar el próximo 1 de octubre ante un posible caso de competencia desleal.

En su escrito, Confebus asegura haber analizado la actividad de Blablacar en el último año y haber descubierto que en la aplicación existe un gran número de usuarios que no recurren a ella ante un viaje puntual, sino que llevan a cabo un ejercicio efectivo de lucro económico ofreciendo sus servicios como conductores.

Una situación similar a la que vivió Uber, cuyo servicio fue prohibido de manera cautelar hasta la celebración de un juicio que todavía no ha tenido lugar

Ante esta situación, Confebus ha pedido al juez en su demanda que el próximo 1 de octubre decrete el cierre cautelar de la aplicación, al menos hasta que se celebre el juicio y se decida si el servicio que ofrece Blablacar es legal o ilegal.

Una situación muy similar a la que a finales de 2014 vivió Uber, cuyo servicio Uber Pop fue prohibido de manera cautelar hasta la celebración del juicio en el que la compañía americana tendrá que hacer frente a la demada interpuesta por la Asociación Madrileña del Taxi. Un juicio que, más de seis meses después, aún no ha tenido lugar.

Y parece que esa dilatación del proceso es la que ha podido motivar la petición del cierre cautelar de Blablacar por parte de Confebus, que, de este modo, pretende mitigar cuanto antes el aparente perjuicio económico que la app le está provocando.

Ante el mismo juzgado que cerró Uber

La denuncia de la patronal de autobuses ha sido admitida a trámite por el juzgado Mercantil número 2 de Madrid, precisamente el mismo que decretó el cierre cautelar de Uber ante un posible delito de competencia desleal.

En su decisión, el juez aludió a "la actuación de Uber intermediando entre transportistas sin licencia y usuarios, como genuina actividad mercantil, sin cumplir los requisitos administrativos para el transporte de viajeros" para argumentar dicho cierre.

Así, el magistrado ordenó a las empresas de comunicación y de pagos bancarios de Uber "que, con carácter inmediato, suspendan la transmisión, el alojamiento de datos, el acceso a las redes de telecomunicaciones y la prestación de cualquier otro servicio equivalente de intermediación en relación con la compañía".

¿Qué dice la ley sobre Blablacar?

Al final, la pregunta del millón está clara: ¿es legal un servicio como el de Blablacar? Para intentar dar una respuesta tenemos que acudir a la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT), cuyo artículo 101 asegura que "los transportes privados particulares no están sujetos a autorización administrativa".

Además, la LOTT incluye una especificación que, en principio, parece salvar a Blablacar: "En ningún caso, salvo el supuesto de percepción de dietas o gastos de desplazamiento para su titular, el transporte particular puede dar lugar a remuneraciones dinerarias directas o indirectas".

Y son esas "dietas o gastos de desplazamiento" las que en su momento hicieron que nadie temiese por el futuro de la aplicación.

'Compartir gastos es legal. Blablacar es una red social que conecta personas particulares para que compartan los gastos de un viaje en coche'

En la compañía, desde luego, lo tienen claro: "Compartir gastos es legal. Blablacar es una red social que conecta personas particulares para que compartan los gastos de un viaje en coche".

Por tanto, aseguran, "no se trata de una retribución económica, sino de la compartición de los gastos asociados a ese trayecto en común. Ni Blablacar ni sus usuarios se dedican al transporte de viajeros por cuenta ajena".

En este sentido, parece que la aplicación tiene un pequeño aliado: el Ministerio de Fomento. Y es que, tras la difusión en junio de 2014 de un confuso comunicado que parecía poner en duda la legalidad de la plataforma, el propio ministerio acabó rectificando y aclarando de manera oficiosa (que no oficial) que dicho aviso iba dirigido a Uber, no a Blablacar.

De hecho, la aplicación asegura que, pese a que los precios de su servicio son fijados por los propios conductores, las cantidades no pueden superar el techo económico fijado por la compañía.

¿Hay conductores lucrándose con Blablacar?

Sin embargo, no parece que el debate esté cerrado del todo. Y es que, en su denuncia, Confebus quizá no ponga demasiado en duda el escaso margen que pueda sacar un conductor que recurra a Blablacar, pero sí el número de trayectos que hace.

Porque, si un usuario realiza todos los días, por ejemplo, un viaje Madrid-Valencia, ¿cómo se puede saber si realmente tiene obligaciones personales o profesionales para realizar ese trayecto a diario? ¿No podría estar organizando el mismo viaje todos los días para ir sumando márgenes y juntarse con un sustantivo sobresueldo a final de mes?

Es ahí donde quizá pueda estar el mayor debate, ya que Blablacar no solicita a sus conductores ningún tipo de información que acredite la razón o necesidad de llevar a cabo cada uno de los trayectos para los que busque pasajeros.

Blablacar cobra un 10% de comisión

En todo caso, incluso considerando que no se pueda hablar de lucro por parte de los conductores, todavía queda una pregunta más: ¿es lícito el lucro de Blablacar?

Y es que la aplicación no cobra dinero a los conductores, pero sí a los pasajeros, a los que les aplica una comisión del 10% (a los que denomina "gastos de gestión") y un IVA del 21% sobre dicha comisión, con lo que la actividad comercial por parte de la aplicación es evidente, al margen de que sea mayor o menor.

Al final se trata de un asunto complejo en el que habrá que dar respuesta a muchas preguntas. Y, aunque Blablacar parece estar en una posición mejor que la que tenía Uber, será el juez el que tenga la última palabra.

Es una de las aplicaciones más usadas y con mejor imagen social entre los ciudadanos, especialmente jóvenes, pero acaba de encontrarse con su primer problema serio: los juzgados.

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