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Nuestro 'instinto de las cavernas' nos empuja a votar a políticos con voz grave
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la asociamos con una mayor competencia

Nuestro 'instinto de las cavernas' nos empuja a votar a políticos con voz grave

Un nuevo estudio asegura que preferimos a los candidatos con esta cualidad porque se asocia con una mayor capacidad de liderazgo. Lo que está por ver es si esta asociación es correcta

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Cuando llega el día de las elecciones solemos creer que elegimos a un candidato por cuestiones racionales o al menos ideológicas. Esto es cierto hasta cierto punto, porque existen ciertos factores que, inconscientemente, pueden afectar a nuestra decisión. Un instinto de las cavernas, grabado a fuego en nuestro cerebro durante miles de años nos insta a preferir a los líderes más fuertes físicamente, y podría tener el efecto secundario de que nos inclinemos por políticos con voz más grave… en lugar de por aquellos más sabios o competentes.

En 2012, un equipo de investigadores descubrió una curiosa relación: los políticos con voces más graves conseguían más votos, algo que también se aplicaba a las mujeres candidatas. Ahora, otro estudio publicado hoy en la revista PLOS por el mismo equipo, intenta explicar el misterio. "Nuestro estudio demuestra que una característica fisiológica como es la voz puede influir los resultados electorales, pero por supuesto no queremos decir que esta característica determine los resultados electorales", aclara a Teknautas el investigador de la Universidad de Miami y coautor del trabajo, Casey Klofstad.

Los candidatos con voces más bajas fueron preferidos hasta en un 76% de las ocasiones

Nos gustan los políticos con voces graves porque esta característica se asocia a una mayor fuerza física. Se trata de un remanente de cuando esta era casi la única ventaja que debía poseer un jefe que quisiera ostentar su liderazgo y cuando los conflictos políticos se resolvían de otra forma. No es una asociación sin sentido: los hombres y mujeres que tienen una voz más grave suelen tener más testosterona, por lo que son más fuertes y agresivos.

Hoy en día, sin embargo, la fortaleza física poco tiene que ver con el liderazgo y el poder. Por eso los investigadores intentaron descubrir si nuestro amor por las voces graves todavía es útil, quizá favoreciendo a aquellos candidatos más viejos y por lo tanto (en teoría) con más experiencia y sabiduría.

Para ello llevaron a cabo una encuesta con 800 voluntarios en la que estos debían escoger su candidato preferido, según la edad. Los resultados mostraron que, para políticos entre 30 y 70 años, los preferidos son aquellos de entre 40 y 50 años. “No son demasiado jóvenes como para carecer de experiencia, pero tampoco son demasiado viejos como que flaqueen su salud y habilidad de liderazgo”, añade Klofstad. Curiosamente, es en este intervalo de edad cuando la voz de una persona registra su tono más bajo.

¿La edad importa?

En la segunda parte del estudio, los voluntarios escucharon grabaciones de hipotéticos candidatos que decían “te pido que votes por mí en noviembre”. Estos audios eran escuchados por parejas: ambos pertenecían a la misma persona, pero habían sido modificados para que el tono fuera diferente (más grave o más agudo).

Tras escuchar las voces los voluntarios debían decir cuál parecía más fuerte, competente y vieja, y a qué candidato de los dos votarían. Los bajos ganaron por goleada, al ser escogidos entre un 60 y un 76% de las ocasiones. Efectivamente, parece que se percibe a los políticos con voces graves como más competentes.

'Estos factores podrían no ser relevantes para el liderazgo, todavía está por descubrir si los votantes son capaces de hacer elecciones razonadas'

Curiosamente, los investigadores todavía no tienen claro si aquellos políticos con voces graves son, en el mundo moderno, realmente mejores líderes. “Nos consideramos seres racionales, pero nuestra investigación muestra que también juzgamos a partir de señales muy sutiles de las que en ocasiones no somos conscientes”, explica Klofstad, cuyo siguiente paso será desvelar si realmente hay una conexión entre el tono y la capacidad de mando o es todo un espejismo.

El investigador propone la hipótesis de que tras esta elección subyace la preferencia de candidatos con más edad, factor que sí podría ser determinante como medida de experiencia. Sin embargo los resultados del estudio mostraron una relación "más débil de lo esperado", lo que hace tambalear la idea de que tras la elección de una voz más grave hay razones lógicas, en lugar de ser un remanente de los primeros Homo sapiens.

Estos sesgos involuntarios a la hora de elegir, ya sea el próximo presidente del Gobierno o unos zapatos nuevos, no tienen por qué suponer algo malo. El problema llega si un factor como la gravedad de la voz mostrara una relación inversa con la competencia, ya que en ese caso estaríamos escogiendo los peores líderes. "Estos factores podrían no ser relevantes para el liderazgo, todavía está por descubrir si los votantes son capaces de hacer elecciones razonadas", concluye Klofstad.

Cuando llega el día de las elecciones solemos creer que elegimos a un candidato por cuestiones racionales o al menos ideológicas. Esto es cierto hasta cierto punto, porque existen ciertos factores que, inconscientemente, pueden afectar a nuestra decisión. Un instinto de las cavernas, grabado a fuego en nuestro cerebro durante miles de años nos insta a preferir a los líderes más fuertes físicamente, y podría tener el efecto secundario de que nos inclinemos por políticos con voz más grave… en lugar de por aquellos más sabios o competentes.

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