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Los préstamos p2p, la revolución tecnológica (y financiera) pendiente en España
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los particulares se prestan entre sí

Los préstamos p2p, la revolución tecnológica (y financiera) pendiente en España

La falta de regulación y de confianza de inversores y consumidores pospone la explosión de los proyectos emprendedores de financiación alternativa en España

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La crisis bancaria se encuentra en pleno apogeo. Es la primera parte de 2009. Con el volcán en plena erupción, dos exdirectivos de BBVA tratan de desafiaral sector financiero tradicional. Acuden a internet para importar desde mercados anglosajones un modelo de financiación alternativa entre particulares. El objetivo era facilitar que personas financiaran con su dinero los préstamos de consumidores. Ambos emprendedores eran José Miguel Rotaeche y Arturo Cervera y el proyecto era Comunitae.

Seis años después, este modelo está aún por explotar. Hoy un puñado de proyectos emprendedores se reparten un mercado que apenas suma 30 millones de euros en toda España. Actores como la alemana Lendico decidieron frenar sus operaciones por la dificultad para atraer demanda de calidad. Ahora, todos esperan que la nueva regulación aprobada este mismo año por el Gobierno se convierta en la palanca de crecimiento.

El concepto empresarial es sencillo: crear una plataforma tecnológica en la red para que oferta y demanda de financiación confluyan. ¿Y el negocio? Las comisiones por cada operación. Se trata de un particular zocodigital en el que prestadores y prestatarios se citan más allá de los cauces habituales de los grandes bancos. En aquel 2009, España daba por inaugurados estos préstamos peer-to-peer, pero el modelo ya estaba probado en países como Estados Unidos y Reino Unido. Prosper y Zopa eran dos de las principales plataformas, en las que ya se negociaban decenas de millones de euros.

Lento arranque

Ese era el espejo en el que mirarse. Por tanto, las previsiones para España eran ambiciosas. El panorama contaba con un ingrediente que se antojaba decisivo: el cierre del grifo del crédito en los canales tradicionales. Los bancos denegaban gran parte de los préstamos que particulares y empresas les solicitaban. Era el caldo de cultivo idóneo para lograr el crecimiento. Sin embargo, la expansión no fue la esperada. Desde esos primeros pasos hasta hoy, el volumen de dinero prestado no supera, según las estimaciones de la propia Asociación de Fintech (empresas tecnológicas de las finanzas), los 30 millones de euros. “En Londres el mercado ya está entre 1.500 y 2.000 millones de euros”, recuerda el presidente del colectivo y fundador de Kantox, Philippe Gelis.

¿Cuáles son las razones por las que estos proyectos tecnológicofinancierosalternativos no han despegado a la velocidad esperada? Arturo Cervera, fundador de Comunitae, señala tres principales. La falta de regulación, cuando otros mercados maduros ya cuentan con una desde hace años, es el principal lastre. Sin esas reglas del juego no es sencillo atraer a profesionales que buscan hacer negocio en la plataforma. Además, se suma la crisis financiera y la desconfianza de los particulares en un panorama complejo. La tercera es la escasez de respaldo inversor de estos proyectos emprendedores españoles con grandes necesidades de capital en sus primeros pasos.

En España hay una cultura muy bancarizada: el que pide prestado y puede tenerlo en un banco, no tiene la costumbre de ir a buscarlo a plataformas de 'p2p'

Pero hay otro factor que está más relacionado con el lado de la demanda de estos préstamos. “En España hay una cultura muy bancarizada: el que pide prestado y puede tenerlo en un banco, no tiene la costumbre de ir a buscarlo a plataformas de p2p”, reconoce Philippe Gelis. El resultado: los bancos españoles no han visto afectado claramente su negocio. “No hay suficiente volumen como para que lo consideren... Ellos empiezan a reaccionar cuando les haces daño y, por ahora, no es el caso”, afirma.

Crecimiento acelerado

Las dificultades encontradas en el camino son evidentes. Sin embargo, también lo es el cambio de tendencia del último año y medio. El crecimiento se ha acelerado. Para muestra, la evolución de Comunitae: de los 20 millones de euros financiados, más de 11 se sumaron en el último año. En doce meses, según sus propias cifras, han triplicado el volumen mensual hasta superar el millón de euros.

Tras su estela han llegado otros actores al tablero. Arboribus es uno de los destacados. Especializado en financiación para pequeñas empresas, ha sumado 2,5 millones de euros en créditos desde que en julio de 2013 cerrara la primera operación. “El primer millón de euros lo hicimos en un año, el segundo lo completamos en siete meses y el tercero lo lograremos en tres”, explica Josep Nebot, cofundador de la plataforma.

'En Comunitae hemos pasado de hacer operaciones por una media de 300.000 euros mensuales a alcanzar el millón de euros'

Todos coinciden en que la regulación puede marcar un punto de inflexión. Son las normas del juego marcadas dentro de la Ley de Financiación Empresarial aprobada en el Congreso hace varios meses, en la cual también se da carta de naturaleza al crowdfunding. Philippe Gelis reconoce que habrá “un antes y un después”, pese a ser una norma más restrictiva que en Reino Unido u otros países.

La supervisión del Banco de España y la CNMV ofrece, según recuerda el cofundador de Arboribus, “mucha seguridad jurídica tanto a los inversores como a los que solicitan los préstamos”. “Con esta regulación las plataformas nos alejamos del temido concepto de chiringuito financiero”, advierte. En esta batalla por la confianza la obligación legal de incrementar la transparencia con las cifras también juega un papel clave.

Futuro, grandes inversores

La regulación es la credencial indispensable para dar el salto que ya dieron los mercados más maduros. Y éste vino dado por la atracción de los inversores institucionales. En los dos grandes polos financieros anglosajones estos proyectos empresariales se han convertido en marketplacesde financiación, perdiendo parte de la esencia peer-to-peertras la llegada de esas importantes firmas profesionalizadas. Fondos o gestoras de patrimonios familiares (family offices) ven con buenos ojos la rentabilidad de las operaciones en estas plataformas (en España, la media varía entre el 5 y el 7 por ciento) y su aterrizaje es el que acaba consolidando el crecimiento.

'Con esta regulación, las plataformas nos alejamos del temido efecto chiringuito'

En España ese vuelco no ha tenido lugar aún. Aunque se están sentando las bases para que así sea. “Grandes patrimonios se están interesando y esperamos que en los próximos meses vayan entrando”, reconoce el fundador de Arboribus. Coincide con Arturo Cervera quien reconoce que los contactos con esas firmas se han multiplicado en los últimos meses en un entorno de tipos de interés bajos en otras inversiones. “Eso hará que durante este año algunas de las plataformas despeguen en volumen... y es algo que se va a quedar”, explica.

El aterrizaje de los inversores profesionales significaría un sello de confianza que llamaría a otros particulares para cerrar el círculo. Éstos siguen sin conocer este sector. La transparencia de estas plataformas es, según Cervera, la principal arma para conquistarlos en un sector tan sensible como el financiero.

Si se confirma esta llegada, la aceleración de los proyectos tecnológicos-financieros será una realidad. Sin embargo, todo son previsiones. En los próximos años deben demostrar su capacidad para configurarse como una alternativa real. “En cinco años, o las plataformas son grandes y con estructura o el modelo no habrá funcionado”, concluye Cervera.

La crisis bancaria se encuentra en pleno apogeo. Es la primera parte de 2009. Con el volcán en plena erupción, dos exdirectivos de BBVA tratan de desafiaral sector financiero tradicional. Acuden a internet para importar desde mercados anglosajones un modelo de financiación alternativa entre particulares. El objetivo era facilitar que personas financiaran con su dinero los préstamos de consumidores. Ambos emprendedores eran José Miguel Rotaeche y Arturo Cervera y el proyecto era Comunitae.

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