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Un estudiante chino desarrolla un 'gadget' para cargar el móvil con sonido
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xiaowan wang vive y va a clase en madrid

Un estudiante chino desarrolla un 'gadget' para cargar el móvil con sonido

Lo consideramos contaminación acústica y tratamos de reducirlo, pero el ruido de las ciudades tiene su lado positivo. Las ondas sonoras tienen energía muy útil si conseguimos aprovecharla

Foto: Cargar el móvil con sonido
Cargar el móvil con sonido

Una ciudad atestada de ruido y cientos de usuarios tratando de exprimir todo lo posible la batería de los móviles a los que viven pegados casi 24 horas al día. ¿No podríamos combinar ambos factores para, al menos, sacar algún provecho?

Xiaowan Wang, un alumno chino del Istituto Europeo di Design en Madrid, está seguro de que sí, y por eso ha desarrollado un cargador para el móvil que cogerá la energía necesaria del sonido de su ambiente. "Las ondas sonoras están en todas partes: en el tráfico, en los aeropuertos, en las zonas en construcción. Típicamente son consideradas como contaminación, aunque proporcionan energía, que solemos ignorar y perder".

En su opinión, si pudiésemos recoger y utilizar esa energía, tendríamos una nueva fuente abundante y sostenible. Quizá no sea muy potente, pero Wang está convencido de que, por lo menos, daría para cargar nuestros smartphones. ¿Que se te está acabando la batería y no tienes cerca un enchufe? Busca una radio, una calle con mucho tráfico o incluso un amigo que ronque con ganas, y asunto arreglado.

Doce consejos para elegir una batería externa

Esta idea dio paso a un proyecto de estudios, en el que Wang ha diseñado el dispositivo que permitiría llevar a cabo este proceso. Satisfecho con su trabajo, ha decidido presentarlo al concurso internacional de diseño James Dyson Awards. Su apuesta ha sido utilizar un nanogenerador capaz de transformar las señales acústicas en energía eléctrica gracias a un proceso de transducción: una delgada película de politetrafluoroetileno que vibra con el sonido y se frota, generando con ello electricidad en el generador.

"Es todavía un proyecto experimental en fase de desarrollo, pero espero que dentro de poco todas las personas puedan disfrutar de esta tecnología, ya que es realmente útil para el día a día", explica Wang, con ayuda de Ruth Cabero, responsable de comunicación del IED Design Madrid. El español de Wang, aunque estudia en Madrid, no es del todo fluido.

Otros proyectos para sacar energía del sonido

Lo cierto es que si quiere explotar su idea, tendrá que darse prisa porque no es el único que ha caído en la cuenta del potencial que suponen las ondas acústicas como fuente de energía. Menciona a Hanergy, una compañía china dedicada a la explotación de energías renovables, pero no son los únicos a los que debe tener vigilados. El pasado verano, investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres se asociaron con Nokia para desarrollar una tecnología con la misma función que la de Wang.

La clave de su trabajo fue el óxido de zinc, un material piezoeléctrico que puede convertir la energía mecánica en energía eléctrica. Cuando se comprime o se estira, genera un voltaje. La investigación comenzó desmenuzando el óxido de zinc y otros materiales hasta reducirlos a la nanoescala, en la que es más sencillo recoger energía del movimiento y la vibración.

"Cuando las superficies de esas nanopartículas vibran o se doblan, generan voltaje, lo que significa que pueden responder a movimientos creados por sonidos cotidianos, como por ejemplo nuestras voces. Si los pones en un recipiente como una pila y sitúas contactos eléctricos en ambos lados, puede usar ese voltaje para cargar un móvil", explicaron los investigadores.

Para construir esos nanogeneradores a escala, desarrollaron un proceso para rociar una lámina de plástico con óxido de zinc, que luego calentaron hasta alcanzar los 90 grados de forma que las partículas se expandiesen por toda la superficie. El resultado de su desarrollo fue que el equipo de investigadores logró generar 5 voltios y cargar con ello un Lumia 925.

Ambos proyectos están aún lejos del mercado, pero podrían ser una alternativa bienvenida a las power banks que muchos ya nos hemos resignado a llevar encima ante la dependencia que hemos desarrollado con nuestros móviles y la angustia que nos da la idea de quedarnos a oscuras a mitad del día.

Una ciudad atestada de ruido y cientos de usuarios tratando de exprimir todo lo posible la batería de los móviles a los que viven pegados casi 24 horas al día. ¿No podríamos combinar ambos factores para, al menos, sacar algún provecho?

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