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La revista Time ya predijo el 'boom' de los gatitos en 1981 (y luego se arrepintió)
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hace más de 30 años les dedicó su portada

La revista Time ya predijo el 'boom' de los gatitos en 1981 (y luego se arrepintió)

Que los gatos han sido y todavía son grandes estrellas de internet es algo obvio. No obstante, enamoraron al mundo antes de que sus dueños se lanzaran a compartir sus trastadas en YouTube

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Ahora que parece imposible escapar tanto de sus garras como de sus traspiés, de sus idilios con las cajas, de sus troleos a los perros o de sus peculiares posturas al dormir, muchos pueden tener la sensación de que el amor por los gatos comenzó con la llegada de YouTube. No es así. Mucho antes de que incluso los alérgicos a los mininos se quedaran embelesados al toparse en Facebook, Twitter o Instagram con una foto o un vídeo de gatitos, hubo quien se percató de que se estaba despertando en los humanos una gigantesca fascinación por estos animales.

En 1981, algunos años antes de que internet se convirtiera en nuestra casa, la legendaria revista Time dedicó su portada a estos animales. Esa primera página, normalmente dedicada a los personajes más influyentes del momento, tuvo como protagonista a un minino que miraba fíjamente al objetivo de la cámara. En la primera plana se podía leer: "Gatos. Ámalos u odialos".

Aquella imagen y aquel titular eran la antesala de un reportaje titulado "Locos por los gatos"que los lectores podían encontrar en las páginas interiores de aquel número de diciembre.

Tal y como relataba el periodista J.D. Reed en aquel artículo, a finales de los 70 y principios de los 80 los gatos se hicieron dueños y señores de multitud de hogares estadounidenses. Antes de dar el salto a internet y expandir su imperio, los mininos se apoderaron del entorno familiar. Ya eran muchos entonces los que creían que sus bigotudas mascotas necesitaban más comida y más mimos, y que tenían que gastar una auténtica fortuna en elementos para su confort.

En aquel tiempo se empezaron a llenar los escaparates de algunos establecimientos con camas de agua para gatos, prendas de todo tipo e incluso complementos para el atuendo de los mininos. En el artículo de Time, el propietario de una tienda de Chicago admitía sin sobresaltarse que sus clientes podían gastar hasta 400 dólares en lujos totalmente innecesarios.

Multitud de veterinarios, al descubrir el filón, se especializaron en el tratamiento de enfermedades felinas. Algo similar a lo que hicieron desde quiroterapeutas hasta psicólogos, que trataban los problemas emocionales de los gatos. Incluso había quien argumentaba todo aquel boom del gato con ciertos tintes filosóficos. Como apuntaba Reed en su artículo, los gatos se habían convertido en "una forma perfecta de alienación urbana".

El salto a la fama

A comienzos de 1900, más de un siglo antes de convertirse en los reyes de YouTube, los gatos ya dieron buena muestra de sus dotes como actores. En 1903, cuando el cine aún daba sus primerospasos, un minino se convirtió en protagonista de un cortometraje. El primero en darle una oportunidad fue George Albert Smith, uno de los pioneros de la cinematografía británica, que filmó The Sick Kitten, en la que una pareja de niños cuidaban a un pequeño minino enfermo.

En el cuarenta aniversario del ataque a Pearl Harbor, un felino acabó por convertirse en leyenda. De hecho, suya era la imagen que vieron en portada los lectores de Time. Se trataba del gato Morris, un icono televisivo que protagonizó la campaña publicitaria de la marca de comida para mininos 9Lives.

El gato Morris participó en más de 50 anuncios que marcarían un antes y un después en la historia de la publicidad en televisión

Entre 1968 y 1978, el bueno de Morris participó en más de 50 anuncios que, con la inestimable colaboración de John Erwin poniendo voz al gato, marcarían un antes y un después en la historia de la publicidad en televisión. Tal fue el impacto de esta mascota que, en 1973, se hizo con el premio a la mejor interpretación animal en spots televisivos.

También antes de que internet sucumbiera al amor por las cajas de Maru, a la mirada irascible de Grumpy Cat y a la sencillez estratosférica de Nyan Cat, llegó el turno de otro minino entrañable. Tal y como relataba J.D. Reed en su artículo, el bueno de Garfield era un auténtico ídolo de masas en 1981. Varios libros del dibujante Jim Davis se encontraban por aquel entonces en la prestigiosa lista de superventas de The New York Times, donde el tomo Garfield at Large permaneció 84 semanas, llegando a vender dos millones de copias.

Unas cifras que, no obstante, palidecen ahora frente a las millones de visualizaciones que acumulan los vídeos protagonizados por mininos en YouTube. Tal es la fascinación que despiertan estas mascotas que ya se han celebrado varias ediciones del Internet Cat Video Festival, el primer (y único, que sepamos) festival de vídeos de gatitos.

Pese a todo, llegó el arrepentimiento

Aunque la revista Time acertó de pleno a la hora de vaticinar que los gatos acabarían por conquistar el mundo físico (para después hacerse dueños del universo digital), los responsables de la mítica revista han acabado admitiendo que la decisión de otorgar una portada a un minino fue un tanto desafortunada. Treinta años después, los editores reconocieron, precisamente con motivo del Día Nacional del Gato, que se trató de una de las portadas más "ridiculas" de su dilatada trayectoria.

Dieron en el clavo, pero aun así se arrepintieron de conceder la portada al gato Morris. Solo cabe preguntarse qué pensarán los gatos de todo esto. Habrá que ver si, cuando acaben gobernando el mundo, tienen piedad de nosotros y de los editores de la revista Time.

Ahora que parece imposible escapar tanto de sus garras como de sus traspiés, de sus idilios con las cajas, de sus troleos a los perros o de sus peculiares posturas al dormir, muchos pueden tener la sensación de que el amor por los gatos comenzó con la llegada de YouTube. No es así. Mucho antes de que incluso los alérgicos a los mininos se quedaran embelesados al toparse en Facebook, Twitter o Instagram con una foto o un vídeo de gatitos, hubo quien se percató de que se estaba despertando en los humanos una gigantesca fascinación por estos animales.

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