Unas gafas ayudan a un hombre daltónico a ver los colores por primera vez
Opie Hughes ha conseguido distinguir tonalidades cromáticas gracias a unas gafas de policarbonato que corrigen su defecto visual
Imagine que nunca ha podido diferenciar los colores. La primavera no explotaría en llamativas amapolas rojas, no diferenciaría el color verde de los ojos de su pareja y el arcoíris no tendría más de cinco tonos. Así es el día a día de las personas que padecen acromatopsia, una enfermedad que impide la correcta asimilación de la longitud de las ondas luminosas cuya refracción nos posibilita la visión de los colores. Opie Hughes es uno de los afectados por un tipo de esta anomalía visual asociada al daltonismo, pero desde el pasado mes de marzo ha podido corregir su defecto gracias a unas simples gafas.
Incredulidad en un primer momento y lágrimas incontenibles después. La reacción de Hughes al ponerse las gafas emociona a su familia después de entregarle las lentes por su cumpleaños, que le animan a mirar lo “brillante” que es su coche. El regalo fue posible gracias a la solidaridad de personas anónimas que colaboraron a través de GoFundMe con la causa. Su hermana, Katherine Empey, ha sido la responsable de que este íntimo momento haya sido visto por más de 200.000 personas en todo el mundo a través de YouTube. “Ahora que llega la primavera y el verano sigue descubriendo colores”, afirma Empey.
EnChroma es la empresa que ha permitido a este padre de Pensilvania ver que el abrigo de su hija era “muy morado”. A simple vista, son unas gafas completamente normales, de cristales oscurecidos como las que se usan para proteger los ojos de la radiación ultravioleta del sol. Sin embargo, detrás de su sencilla subyacen unas lentes de policarbonato que corrigen el daltonismo. “Opie se mostró muy sorprendido cuando vio un semáforo por primera vez llevando las gafas”, recuerda Katherine.
La culpable de que algunas personas no perciban los colores es una alteración en las células fotoreceptoras de la retina. Los conos dañados –como así se llaman estas células– no permiten a los afectados por la acromatopsia distinguir los colores. Con una tasa de incidencia registrada en una de cada 30.000 personas, esta enfermedad puede adquirirse a lo largo de la vida en el momento en que se produce una complicación en las vías neuronales que conectan el centro de visión del cerebro con los ojos.
Entre las variantes de la enfermedad se registran diferentes grados de afectación. El más grave de ellos es el que impide ver cualquier color, mientras que el daltonismo es el que frena la capacidad ocular para distinguir el rojo y el verde.
Para fabricar sus gafas, EnChroma cuenta con un modelo informático que simula cómo percibe los colores una persona con una determinada deficiencia, de forma que ve igual que el paciente. El algoritmo está basado en investigaciones sobre las variaciones genéticas en la capacidad de percibir los colores, así como el conocimiento sobre cómo el cerebro procesa las señales que le llegan del exterior. Con su algoritmo, son capaces de simular miles de colores y de estudiar qué ocurre con la percepción cerebral de esos colores al situar ante los ojos un filtro determinado.
Gracias a esa información, aseguran, diseñan un filtro personalizado para cada paciente, según su grado de alteración de la retina. Por lo general, se trata de unos filtros que llaman multicategoría, en los que realizan una serie de recortes, principalmente en la región del espectro correspondiente a la superposición máxima entre los fotopigmentos rojo y verde. La idea es que ayuden al ojo a separar las señales de los colores que le cuesta diferenciar. "No decimos que sea una cura para el daltonismo, porque no lo es. Igual que cualquier otra gafa, es un dispositivo de asistencia óptica", aclaran.
Imagine que nunca ha podido diferenciar los colores. La primavera no explotaría en llamativas amapolas rojas, no diferenciaría el color verde de los ojos de su pareja y el arcoíris no tendría más de cinco tonos. Así es el día a día de las personas que padecen acromatopsia, una enfermedad que impide la correcta asimilación de la longitud de las ondas luminosas cuya refracción nos posibilita la visión de los colores. Opie Hughes es uno de los afectados por un tipo de esta anomalía visual asociada al daltonismo, pero desde el pasado mes de marzo ha podido corregir su defecto gracias a unas simples gafas.