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Samsung innova con el Galaxy Edge, un 'phablet' poco práctico y demasiado caro
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el note edge extiende su pantalla hasta el lateral

Samsung innova con el Galaxy Edge, un 'phablet' poco práctico y demasiado caro

El Edge es una de las últimas apuestas de Samsung en la gama 'premium' de teléfonos gigantes. Este 'phablet' se caracteriza por tener una pantalla curva en un lateral

Foto: El Galaxy Note Edge, de Samsung (Fotografía: Pablo López Learte).
El Galaxy Note Edge, de Samsung (Fotografía: Pablo López Learte).

¿Recuerdan la secuencia final de la película Scarface en la que Tony Montana aparece disparando a diestro y siniestro con un fusil de asalto en las manos? Perdonen el símil, pero algo parecido está haciendo Samsung con sus móviles. Además de la gama Galaxy A estrenada esta semana en España, la surcoreana lleva tiempo manteniendo un ritmo frenético en lo que a fabricación de teléfonos se refiere, disparando en todas direcciones al mismo tiempo que caen sus ventas. De esta forma, en poco tiempo la compañía ha apostado por todo tipo de fórmulas (sin éxito hasta ahora), como por ejemplo la pantalla curva del Galaxy Round, el desproporcionado zoom metálico del Galaxy Zoom o, en el caso que nos ocupa, una pantalla que se dobla por uno de los extremos.

El Galaxy Note Edge es una de las últimas apuestas de Samsung en la gama premium de teléfonos gigantes. Este phablet se caracteriza por tener una pantalla gigante de 5,6 pulgadas y disponer de un bolígrafo S Pen, pero sobre todo por su pantalla que se extiende por el lateral.

Nada más sujetarlo con las manos podemos apreciar que el Edge no es precisamente cómodo. Además de sus grandes dimensiones, el hecho de contar con un lateral curvado dificulta el manejo, y sobre todo a los zurdos. Como consecuencia de esto, el fabricante ha colocado el botón de encedido y apagado en la parte superior, lo que tampoco ayuda mucho.

En cuanto al material utilizado Samsung sigue empeñada en hacerlo en policarbonato. Algo que ha sido muy criticado por algunos usuarios, sobre todo en aquellos teléfonos considerados de gama alta con unos precios tan altos. La ventaja es que la carcasa trasera se puede quitar fácilmente y cambiar nosotros mismos la batería en el caso de que se estropee.

Las excelentes especificaciones técnicas del Note Edge lo colocan sin lugar a dudas en la gama alta de phablets. En este sentido cabe destacar un panel Super AMOLED con una resolución Quad HD (2.560 x 1.600), que se ve francamente bien; un potente procesador Snapdragon 805 con 3 GB de RAM y una cámara de fotos trasera con 16 MP y estabilizador óptico de imagen, lo que ayuda bastante a tomar fotos con poca visibilidad sin que salgan movidas.

La pantalla extra del Note Edge permite visualizar y acceder a notificaciones, alertas o aplicaciones frecuentes en el marco curvo táctil del terminal

El problema del terminal es que estas especificaciones son calcadas a las del Note 4 y similares a las de otros terminales de la competencia, y sin embargo es mucho más caro. El Note 4 sin ir más lejos cuesta libre en Samsung 749 euros (y mucho más barato en Amazon), y el Note Edge 899 euros. Lo que a la fuerza se tiene que deber a la novedad tecnológica que incluye su pantalla.

La pantalla extra del Galaxy Note Edge permite visualizar y acceder a notificaciones, alertas o aplicaciones frecuentes en el marco curvo táctil del terminal. Trabaja de forma independiente, de forma que se puede utilizar mientras realizamos otras tareas en la principal.

Es útil para por ejemplo ver notificaciones en esta especie de barra mientras vemos un vídeo (aunque esto también lo hacen las notificaciones push), o cuando la pantalla está en reposo. Pero, ¿es suficiente para sacrificar el diseño y disparar el precio? No lo parece.

Habría que ver además cuánto cuesta reparar esta pantalla tan peculiar en el caso de que se nos estropease, algo bastante común en los móviles. Desde el departamento técnico de Samsung no han sabido darnos una respuesta concreta, alegando que en todo caso deberían de analizar cada caso concreto.

La experiencia de uso en este terminal es altamente satisfactoria. Si bien no es de los móviles más rápidos que nos hemos encontrado, responde bien a la multitud de tareas, aunque no de forma tan vertiginosa como otros premium. La pantalla de inicio por su parte, es similar a la de la familia Note, exactamente igual que su menú de aplicaciones. La diferencia está en el extremo derecho, donde nos encontraremos una barra más oscura que corresponde al segundo panel y que a algunos usuarios puede resultar molesta.

Deslizando el dedo por la pantalla del lateral podemos acceder a las distintas aplicaciones e incluso configurarla. Por defecto, ofrece atajos como una cinta métrica, la opción de encender la luz o la cámara de fotos.

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La experiencia con el S Pen es igual que en el Note 4. Según la compañía cuenta con hasta 2.048 niveles de presión. En la práctica responde perfectamente a los movimientos de la mano y su funcionamiento es bastante fluido.

La cámara por su parte tiene 16 MP y estabilizador óptico, lo que se traduce en mejores fotos en situaciones de poca luminosidad. Con luz tampoco responde nada mal. El resultado son unas instantáneas con una buena calidad de detalle y selección del color.

Podemos concluir que el Edge de Samsung es un gran teléfono con unas prestaciones muy interesantes como su gran panel o extras como el S Pen. Por contra, su gran apuesta de curvar uno de sus extremos y alargar hasta ahí el panel puede no terminar de convencer a muchos de sus clientes.

Ver los trending topics de Twitter en una barra lateral al mismo tiempo que escribimos un email puede no resultar tan llamativo para algunos. Sobre todo si para eso tenemos que pagar 899 euros, precisamente en unos tiempos en los que la mayoría de teléfonos chinos ya ofrecen lo mismo por la mitad de precio.

¿Recuerdan la secuencia final de la película Scarface en la que Tony Montana aparece disparando a diestro y siniestro con un fusil de asalto en las manos? Perdonen el símil, pero algo parecido está haciendo Samsung con sus móviles. Además de la gama Galaxy A estrenada esta semana en España, la surcoreana lleva tiempo manteniendo un ritmo frenético en lo que a fabricación de teléfonos se refiere, disparando en todas direcciones al mismo tiempo que caen sus ventas. De esta forma, en poco tiempo la compañía ha apostado por todo tipo de fórmulas (sin éxito hasta ahora), como por ejemplo la pantalla curva del Galaxy Round, el desproporcionado zoom metálico del Galaxy Zoom o, en el caso que nos ocupa, una pantalla que se dobla por uno de los extremos.

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