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Un nuevo sistema para identificar violadores incluso sin ADN
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SE BASA EN LAS BACTERIAS DEL VELLO PÚBICO

Un nuevo sistema para identificar violadores incluso sin ADN

El ser humano está cubierto de microorganismos que sirven como una especie de 'huella digital' propia. Un estudio propone su uso en casos de crímenes sexuales

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Los restos de ADN son el peor enemigo de cualquier criminal, que debe evitar que cualquier pelo o muestra biológica que pueda incriminarle quede atrás. Pero los malhechores ignoran que su cuerpo tiene diez veces más microbios que células humanas. Esta microbiota, característica de cada persona, podría utilizarse para atrapar sospechosos, como si fuera una huella digital microbiológica.

La comunidad de bacterias que habita el vello púbico es una especie de firma microbiológica, diferente para cada individuo, que permitiría detectar implicaciones en crímenes sexuales. Es lo que propone un estudio publicado hoy en la revista Investigative Genetics, que ha descubierto cómo estas poblaciones unipersonales cambian tras el coito.

“El auge de la identificación por ADN se ha traducido en un mayor uso de condones por parte de los violadores”, explica la autora principal del estudio e investigadora de la Universidad Murdoch (Australia), Silvana Tridico. La científica forense asegura que las bacterias se transfieren durante el acto, por lo que servirían para relacionar al acosador con la víctima, incluso en casos donde no haya material genético humano de por medio.

Existen diferencias en los microorganismos de las diferentes partes del cuerpo, ya que el intestino grueso o la axila son ambientes diferentes que colonizan diferentes bacterias. Y los estudios muestran cómo esta diversidad también se da entre diferentes personas, lo que revela un enorme potencial para la microbiología forense.

Tridico llevó a cabo su estudio con siete voluntarios, tres hombres y cuatro mujeres, entre los que había una pareja. Mientras que sus cabellos mostraron pocas diferencias entre ellos, el vello púbico contenía más de 70 variedades de bacterias distintas. Además, al estar relativamente aislados del ambiente externo, sus poblaciones microbiológicas son mucho más personales y estables que las de la piel o el pelo capilar, expuestas a influencias externas.

Las comunidades microbianas se mantuvieron individualmente constantes a lo largo de los cinco meses que duró el estudio. En el caso de la pareja, después de una recogida de muestras se comprobó que su huella microbiológica era mucho más similar que al principio.

Tras una entrevista a la pareja, se reveló que había mantenido relaciones sexuales 18 horas antes de la recogida de muestras, lo que invita a pensar que el intercambio de microorganismos durante el sexo podría aplicarse a los casos de violación en un futuro.

Por este motivo, Tridico considera que el vello púbico tiene un potencial especialmente alto para aplicaciones forenses, ya que permite identificar a una persona a través de las bacterias que viven en él. Y como estos microorganismos se transfieren durante el coito, son idóneos para casos de crímenes sexuales.

Podría pensarse que un pelo es una prueba mucho más eficaz para incriminar a un sospechoso, ya que no es difícil de perder y relaciona al individuo directamente con su ADN. Sin embargo, está demostrado que en las agresiones sexuales es poco probable la transferencia de vello público, cuya posibilidad es tan sólo de un 4%.

Además, la mayoría de cabellos que se recogen en la escena del crimen carecen de raíz, por lo que no tienen suficiente material genético (o ninguno) para una identificación óptima. Estas limitaciones biológicas han obligado a los forenses a descubrir nuevas vías alternativas de identificación. Existen, por ejemplo, estudios que demuestran la transferencia de bacterias desde los dedos al teclado y el ratón del ordenador, lo que también podría emplearse para el reconocimiento de personas.

Técnicas de microbiología forense como la propuesta por Tridico prometen una nueva vía para la identificación policial. El siguiente paso es continuar los estudios con más individuos y muestras. Una vez se demuestre su utilidad, habrá que tomar las medidas necesarias para que estas firmas microbiológicas sean consideradas al mismo nivel que las huellas dactilares y las pruebas de ADN.

Los restos de ADN son el peor enemigo de cualquier criminal, que debe evitar que cualquier pelo o muestra biológica que pueda incriminarle quede atrás. Pero los malhechores ignoran que su cuerpo tiene diez veces más microbios que células humanas. Esta microbiota, característica de cada persona, podría utilizarse para atrapar sospechosos, como si fuera una huella digital microbiológica.

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