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Peluches, televisores... los mil y un productos 'low cost' de Xiaomi
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la compañía china se diversifica

Peluches, televisores... los mil y un productos 'low cost' de Xiaomi

La empresa obtiene pocos beneficios de sus terminales, así que intenta entrar en otros mercados con precios imbatibles que auguran un gran éxito

Foto: Mi Bunny, la mascota de Xiaomi hecha peluche
Mi Bunny, la mascota de Xiaomi hecha peluche

El presidente de Xiaomi, Lin Bin, no tiene reparos en admitirlo: “Como vendemos nuestros teléfonos móviles casi a precio de costo, gran parte de nuestro beneficio procede de la venta de otros productos”. El más obvio es el software, que se paga con la moneda virtual MiCredit y que permite pagar desde juegos online hasta fondos de pantalla y temas del sistema operativo MIUI.

Sin embargo es en otros productos apenas relacionados con la electrónica donde el margen del tercer mayor fabricante de móviles del mundo resulta más abultado. “Primero tenemos que crear una comunidad numerosa de clientes satisfechos para que luego adquieran otros de nuestros productos”, sentencia Bin.

Un buen ejemplo de que lo han conseguido son los peluches de la mascota de la empresa. Un conejito aviador ataviado con el clásico gorro orejero verde y adornado con la estrella roja comunista que se vende a un precio que oscila entre los 39 y los 149 yuanes (entre 5 y 20 euros), y de los que la empresa espera colocar nada menos que dos millones de unidades este año.

Pero la mercadotecnia no se queda ahí. Hay llaveros, cojines, bolsos, mochilas, camisetas, y hasta una cartera de piel con el logotipo de la empresa. Sin duda es la ventaja de haber sabido crear una imagen de marca cool, uno de los elementos que mejor valoran los clientes chinos de la compañía que revoluciona el mundo de la tecnología.

El amplio catálogo de aparatos de Xiaomi va mucho más allá, y la velocidad a la que se amplía cada vez es mayor. De hecho, los primeros pasos fuera del sector de la telefonía móvil no los dio hasta después de haber cosechado un éxito indiscutible con los primeros modelos de smartphones en 2011 y 2012 -el Mi1 y la serie Mi2 con las versiones A y S-.

En una decisión controvertida, la empresa que dirige el consejero delegado Lei Jun, apodado el Steve Jobs de China, decidió internarse en el terreno de la televisión. Lo hizo primero con Xiaomi Box, un dispositivo para acceder a canales online similar al Apple TV, y luego con Xiaomi TV, cuyo segundo modelo ofrece una pantalla con resolución 4K y tecnología 3D de 49 pulgadas por sólo 455 euros.

Finalmente, el año pasado llegó la esperada tableta Mi Pad, cuyo precio de 1.299 yuanes (170 euros) es imbatible. Algo lógico si se tiene en cuenta que la tecnología que requiere es muy similar a la de los teléfonos.

En todo este tiempo, y aunque han pasado desapercibidos, Xiaomi ha comercializado una constelación de pequeños artilugios que van desde routers inalámbricos hasta enchufes, y que responden siempre al objetivo final de la empresa: “democratizar la tecnología”.

Algunos arrasan. Es el caso de las baterías externas PowerBank, que ofrecen hasta 16.000 mAh por menos de 20 euros, los elegantes auriculares de aluminio que cuestan solo 12,5 euros, o los altavoces Bluetooth de 16 euros.

Lo que nadie esperaba es que Xiaomi se lanzase al mercado de los purificadores de aire. Pero esta semana lo ha hecho. El Xiaomi Air es capaz de limpiar 406 metros cúbicos de aire a la hora, suficiente para un apartamento de 48 metros cuadrados. También puede, cómo no, controlarse con un móvil y recibir información sobre la calidad del aire.

Según la empresa, el aparato elimina el 99,9% de las partículas en suspensión con un tamaño de 2,5 micras, las más dañinas para la salud. Su precio de 899 yuanes (120 euros) es toda una ganga si se compara con el resto de productos similares en el mercado, que fácilmente triplican esa cifra.

Puede que el Xiaomi Air no tenga mucho sentido fuera de China, pero en el gigante asiático los niveles de contaminación atmosférica son especialmente elevados. No en vano se estima que provocan en torno a un millón de muertes prematuras cada año, y por ello se le augura un éxito rotundo al dispositivo.

Su lanzamiento demuestra que pocos conocen al consumidor chino, cuyo gasto está entre los que más crecen del mundo en el sector tecnológico, como Xiaomi. Buena muestra de ello son las cifras de ventas de sus productos estrella. Gracias al sólido buque insignia Xiaomi 4 y a la buena aceptación de la línea de bajo costo Red Rice, este año esperan cerrar la venta de 60 millones de terminales. Una cantidad que en 2015 pretenden incrementar hasta los 100 millones.

No hay duda de que el universo Xiaomi funciona. No obstante, su incipiente expansión internacional no va a estar libre de baches. El jueves se informó de la decisión tomada por el Tribunal Supremo de Delhi (India) que habría prohibido la importación y la venta de los teléfonos de Xiaomi por una posible infracción de patentes de la sueca Ericsson.

Aunque el caso todavía no está claro porque no se ha hecho público el fallo, cabe la posibilidad de que la India utilice las patentes como medida proteccionista para dificultar la entrada de productos chinos en su mercado, otro de los más interesantes del mundo. Al fin y al cabo, el auge de marcas como Xiaomi es una gran amenaza para el resto.

El presidente de Xiaomi, Lin Bin, no tiene reparos en admitirlo: “Como vendemos nuestros teléfonos móviles casi a precio de costo, gran parte de nuestro beneficio procede de la venta de otros productos”. El más obvio es el software, que se paga con la moneda virtual MiCredit y que permite pagar desde juegos online hasta fondos de pantalla y temas del sistema operativo MIUI.

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