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Philae está a la sombra
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SOLO RECIBE UNA HORA Y MEDIA DE LUZ DIARIA

Philae está a la sombra

Los rebotes del módulo de aterrizaje han causado un emplazamiento, aún desconocido, y lo que es peor, a la sombra de una roca. Se está intentando reorientarlo

Foto: Fotografía del cometa 67P tomada por la sonda Rosetta (ESA)
Fotografía del cometa 67P tomada por la sonda Rosetta (ESA)

Para que pudiese desarrollar sus trabajos científicos con solvencia, el módulo Philae necesita siete horas de exposición solar diaria. Éstas estaban garantizadas en Agilkia, el punto de aterrizaje programado, pero no en el lugar, aún desconocido, en el que se encuentra el módulo. Los ingenieros de la ESA, por el momento, solo saben que se halla más o menos a un kilómetro de Agilkia y que recibe en torno a una hora y media de luz, una cantidad insuficiente para recargarse completamente, y también para explorar su entorno. La sonda Rosetta pasó el día de ayer buscándola sin éxito.

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Ayer supimos también que Philae no se encuentra anclada a la superficie, sino simplemente posada en dos de sus patas, quedando una en vilo.Una de las patas se mantiene en vilo. Fallaron los tres sistemas de fijación del módulo por razones que aún no conocemos. En teoría, el Sistema Activo de Descenso, un retropropulsor ubicado en la parte superior, debería haber empujado a la nave contra el suelo el tiempo necesario para que se activasen los otros dos sistemas, los pernos de las patas y los arpones. Esto no sucedió y, en consecuencia, el rebote de Philae le mandó a un kilómetro del suelo. Cabe recordar, en descargo de los ingenieros si es que fuese necesario, que los sistemas de la nave han pasado once años inactivos.

El módulo, debido a la casi ausencia de gravedad en el cometa, tardó casi dos horas en volver a caer. Curiosamente, cuando celebrábamos el aterrizaje, Philae se alejaba del cometa; esto es porque reportó el aterrizaje a Tierra, pero no el rebote. Durante el descenso programado, Philae cayó a un metro por segundo; en la reiteración, a 38 cm/segundo. Cuando aterrizó volvió a rebotar, esta vez en torno a 80 centímetros. En tercera instancia y neutralizada su energía cinética, se posó en la superficie. El problema es que cerca se erige una colina que le tapa la luz solar y la visión directa con su matriz Rosetta, lo que provoca períodos de aislamiento diarios.

Los científicos creen que pudiera estar en los aledaños de un cráter, en uno de los puntos que se valoraron antes de decantarse por Agilkia. Una lástima, porque los cálculos fueron acertados y Philae, en el primer intento, cayó exactamente donde estaba previsto. De haberse disparado los arpones estaríamos ante una colosal demostración de poderio. No obstante, el Jefe de Operaciones de la ESA, Paolo Ferri, considera que la nave "se mantiene estable".

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¿Y ahora qué? Los expertos de la ESA están pergeñando un sistema rudimentario para trasladar el módulo a través de su taladradora. Recordemos que, a diferencia de vehículos como las rover, Philae es un lander, un aterrizador sin capacidad de movimiento sobre la superficie. Se trata de moverlo lo suficiente, como un móvil sobre una mesa en modo vibración, para que sus paneles tengan vía directa con la luz solar. Aunque no lo han dicho explícitamente, de los dos problemas actuales (falta de sujeción y de luz), el segundo es el que más preocupa.

En el peor de los escenarios, Philae será capaz de enviar fotografías, así como Rosetta, que estará orbitando el cometa hasta 2016. Las tareas científicas, que requieren más energía, están paradas por el momento. Se teme que la activación de objetos mecánicos, como la herramienta para obtener muestras o el taladro, terminen por romper el equilibrio del módulo, cuyas antenas están convenientemente orientadas hacia el espacio.

Existe la opción de no correr riesgos, ya que el reloj correría a nuestro favor; la trayectoria del cometa le acerca al Sol, en cuyo caso es posible que Philae pudiese recargar la batería. Como gran parte de los europeos que la construyeron, Philae necesita volver a ver la luz.

Para que pudiese desarrollar sus trabajos científicos con solvencia, el módulo Philae necesita siete horas de exposición solar diaria. Éstas estaban garantizadas en Agilkia, el punto de aterrizaje programado, pero no en el lugar, aún desconocido, en el que se encuentra el módulo. Los ingenieros de la ESA, por el momento, solo saben que se halla más o menos a un kilómetro de Agilkia y que recibe en torno a una hora y media de luz, una cantidad insuficiente para recargarse completamente, y también para explorar su entorno. La sonda Rosetta pasó el día de ayer buscándola sin éxito.

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