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Dextrus, la mano robótica de bajo coste construida con el plástico de los LEGO
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entre los diez 'wearables' finalistas de intel

Dextrus, la mano robótica de bajo coste construida con el plástico de los LEGO

Plástico a modo de huesos y cables en vez de tendones. Dextrus es una mano robótica diseñada para ser barata y funcional, y cuyos planos están disponibles en la red

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"Motores en vez de músculos y cables en vez de tendones, con plástico a modo de huesos y una capa de goma que recubre el invento como si fuese piel". Alguno podría pensar que esa descripción corresponde a un robot humanoide, similar al inquietante Ash de Alien, el octavo pasajero, y no le faltaría razón, aunque en este caso, la tecnología ha encontrado un modo más amable de hacer aparición. Con esa frase describe su autor a Dextrus, una mano robótica de bajo coste (aún sin piel), cuyas piezas están impresas en 3D y cuyos planos e instrucciones son libres y abiertos.

The Open Hand Project es la creación deJoel Gibbard, un joven británico licenciado en Robótica. Su intención era aplicar sus conocimientos para crear un objeto útil, con posibilidades y con la participación de toda la comunidad. Todos sus desarrollos están accesibles a través de internet para que el que quiera los use, los mejore o los complemente. "Me movía más que nada mi pasión por la robótica, pero intentar aplicarla a algo de lo que la gente se pudiese beneficiar me producía mucha satisfacción".

Dextrus es el resultado de ese proyecto, la mano. Si este tipo de prótesis puede alcanzar las decenas de miles de dólares, Dextrus puede fabricarse por menos de mil dólares, una cantidad más asequible para la mayoría. Está pensado para aportar todas las funcionalidades de una mano humana y orientado a los que han perdido un miembro en un accidente o por una enfermedad. Pero también para investigadores que quieran trabajar sobre las posibilidades de estos dispositivos o incluso artistas o desarrolladores que los usen en sus proyectos.

Material, control y movimiento

Uno de los desafíos a la hora de construir Dextrus fueron los materiales, uno de los aspectos que suele subir los costes. "El titanio o la fibra de carbono hacen que una prótesis se pueda utilizar todo el día sin que se empiece a desgastar a los pocos meses, pero, al trabajar con un presupuesto ajustado, estos lujos están fuera de alcance", explica Gibbard.

El plástico fue la respuesta. Concretamente el acrilonitrilo butadieno estireno, o ABS, un plástico muy resistente y con muchos usos tanto industriales como domésticos. Entre otras cosas, con él se fabrican las piezas del juego de construcciones LEGO. Utilizando una impresora 3D se pueden crear todas las piezas, por intrincadas que sean, además de facilitar la reposición de cualquiera que se gaste o se rompa. "Así las partes son tan baratas que puedes tener unos cuantos dedos de sobra por si te hacen falta".

Todas esas piezas se controlan electrónicamente para darle un movimiento natural y poder manejar de forma eficaz todo tipo de objetos. Además, se puede conectar a los músculos o a otro tipo de prótesis (un brazo robótico, por ejemplo), dando a los pacientes todas las opciones posibles. El tema del movimiento está muy cuidado, con la idea de que a pesar de su bajo coste sus funciones sean tan amplias como un producto puntero. Así, cada dedo está controlado por un tendón individual que recorre cada articulación hasta la punta, de forma que el acto de coger un objeto será parecido al de una mano natural, adaptándose a las distintas formas y tamaños.

Respaldo de la red y de las tecnológicas

Aunque todos esperamos no necesitar nunca este producto, y a pesar de que su aspecto es tosco comparado con otros gadgets más sofisticados y con funciones premium, desdeque este proyecto nació en 2013 ha despertado un notable interés tanto por parte de los internautas y usuarios anónimos como de las grandes empresas tecnológicas.

En otoño del año pasado, el Open Hand Project protagonizó una exitosa campaña de crowdfunding. Gibbard se presentó en Indiegogo con su idea y pidió 39.000 libras(casi 50.000 euros). Como es habitual en estos casos, ofrecía ciertas recompensas a sus donantes, pero recordaba que, más allá de los beneficios tangibles, "si donas a la causa estarás ayudando a mucha gente". Ya fuera por eso, o porque una mano robótica es, en cualquier caso, un objeto fascinante para cualquiera, llegó a su meta y la superó: un mes después había recaudado 43.593 libras (casi 55.000 euros).

Este año, Dextrus se ha colado entre los diez finalistas de Intel, que organiza un concurso internacional para elegir los wearables más innovadores, sólidos y factibles. El premio es medio millón de dólares, por los que competirán entre otros con un invento español, una camiseta con la que grabar eventos deportivos desde el punto de vista de sus protagonistas. El 3 de noviembre se conocerá el nombre del proyecto ganador.

Pero Gibbard no para quieto y, gane o no, tiene ideas para mejorar el desarrollo del Dextrus que ha obtenido hasta ahora, que por supuesto tiene sus limitaciones. Como parte del proyecto abierto, recibe todo tipo de preguntas y sugerencias sobre dónde enfocar a partir de ahora su esfuerzo. Algunos preguntan si tendrá una cubierta similar a la piel para dar a la prótesis un aspecto natural. Su respuesta es honesta: no la habrá, puesto que hacer una de calidad y en varios colores según el tono del usuario es caro. "Dextrus quedará al descubierto, y espero que los usuarios la lleven con orgullo".

Por supuesto, no falta quien expresa sugerencias acordes con los tiempos que vivimos: ¿se puede manejar una pantalla táctil con este invento? De nuevo, la respuesta es negativa, ya que el plástico no presenta las propiedades de la piel que hacen funcionar estas pantallas. Pero es una vía interesante por donde seguir perfeccionando la mano: "Es cuestión de explorarlo e implementarlo más adelante". Puesto que, como decimos, cualquiera puede descargarse los planos y construir una libremente, las posibilidades de Dextrus son prácticamente infinitas.

"Motores en vez de músculos y cables en vez de tendones, con plástico a modo de huesos y una capa de goma que recubre el invento como si fuese piel". Alguno podría pensar que esa descripción corresponde a un robot humanoide, similar al inquietante Ash de Alien, el octavo pasajero, y no le faltaría razón, aunque en este caso, la tecnología ha encontrado un modo más amable de hacer aparición. Con esa frase describe su autor a Dextrus, una mano robótica de bajo coste (aún sin piel), cuyas piezas están impresas en 3D y cuyos planos e instrucciones son libres y abiertos.

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