Es noticia
¿Odias a tu compañero de trabajo? Ya se lo puedes decir de forma anónima
  1. Tecnología
leak permite enviar correos sin registrarse

¿Odias a tu compañero de trabajo? Ya se lo puedes decir de forma anónima

Leak permite decir de forma anónima lo que uno piensa del otro sin arruinar una relación o enrarecer de forma definitiva el ambiente entre ambos

Foto:

Los roces de la convivencia. Esas pequeñas manías que cada uno atesora de forma inconsciente pueden resultar encantadoras para nuestra media naranja, pero también una auténtica pesadilla en el entorno laboral. Uno masca chicle, otro deja la tapa del retrete levantada, los hay que tienen la manía de mantener la atención en una conversación mediante frenéticos golpes en nuestro brazo... Y claro, a ver quién transmite al compañero de oficina que aquellos actos de los que ni siquiera se es consciente son absolutamente detestables para los que le rodean. O al menos una parte de ellos.

Pues bien, ha surgido como de la nada un interesante servicio bautizado como Leak, y permite básicamente eso mismo: decir lo que uno piensa realmente del otro sin arruinar una relación o enrarecer de forma definitiva el ambiente de trabajo. Bueno, más o menos.

Hasta aquí, la idea puede incluso resultar hasta divertida, lo que sucede es que internet y gracias precisamente al anonimato, es un pasto perfecto para los trolls y acosadores que cuentan desde hoy con una herramienta idónea para dar rienda suelta a lo más oscuro del ser humano y lo que es peor, sin dejar rastro.

Aunque siendo precisos, sí hay posibilidad de rastrear a los acosadores en caso de requerimiento judicial, puesto que el servicio guarda la IP como única prueba del paso del usuario.

Munición pesada para los 'trolls'

Leak se defiende con los mencionados términos de uso, que tal y como apunta el Daily Telegraph, no son más que una declaración de intenciones para cubrir el expediente. Un “no seas malo” que el usuario rubrica pero que en realidad no tiene ningún tipo de consecuencia porque el servicio no cuenta ni con una manera de denunciar el contenido ofensivo.

A la vista de este panorama, las críticas a Leak han llegado con el mismo entusiasmo con el que sea ha recibido al servicio en los medios, pero su creador, Laurent Desserey, reivindica que ese no es el espíritu de Leak, sino más bien al contrario: dotar a la gente de una herramienta con la que poder expresar realmente sus sentimientos. Este parisino de 25 años define su criatura como “una herramienta positiva y emocionante”, y en circunstancias normales deberíamos darle la razón, pero alguien más o menos bregado en internet sabe que una herramienta de comunicación anónima será rápidamente aprovechada por lo más ruin de la red.

Sin embargo, nos vemos obligados a ver la botella medio llena y creer el empuje de este joven emprendedor, que asegura haber creado Leak en un solo fin de semana. La idea de hablar sin tapujos y asumiendo que sin intención de herir puede resultar, cuando menos, interesante, y como prueba de ello, en la web de esta herramienta nos dejan algunos de los leaksy resultan francamente divertidos, en especial aquellos que se dedican a compañeros de trabajo.

“Eres el jefe más sexy que he tenido nunca”. Obien, “Hoy he venido sin medias y estoy en el mismo despacho que tú”, son algunas de las joyas que provocarán sin duda miradas furtivas por encima de las pantallas del ordenador. Un divertido juego que por el momento va viento en popa: se envían actualmente diez mensajes por minuto, y esto no ha hecho más que empezar.

No obstante, asumiendo un mundo de color de rosas en el que sólo se enviaran mensajes positivos…, ¿es Leak realmente una herramienta resolutiva? FastCompany destaca esta duda recordando que el servicio no permite respuesta ni ayuda realmente a mejorar comportamientos si no se sabe de quién llega el mensaje. ¿O tal vez sí?

Los roces de la convivencia. Esas pequeñas manías que cada uno atesora de forma inconsciente pueden resultar encantadoras para nuestra media naranja, pero también una auténtica pesadilla en el entorno laboral. Uno masca chicle, otro deja la tapa del retrete levantada, los hay que tienen la manía de mantener la atención en una conversación mediante frenéticos golpes en nuestro brazo... Y claro, a ver quién transmite al compañero de oficina que aquellos actos de los que ni siquiera se es consciente son absolutamente detestables para los que le rodean. O al menos una parte de ellos.

El redactor recomienda