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Xiaomi 'funde' 3,6 millones de dólares en un dominio de dos letras
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prepara el asalto a los mercados emergentes

Xiaomi 'funde' 3,6 millones de dólares en un dominio de dos letras

Xiaomi ha sido considerada como 'la Apple china'. El fabricante quiere seguir con su expansión mundial y para eso hace falta reforzar la marca fuera de China

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Ya se sabe, se monta un negocio y llega el complicado momento de ponerle un nombre. Jugar con el apellido y los nombres de los socios podría ser una buena solución aplicable hace una década, pero en pleno 2014 hay que tener muchos otros elementos en cuenta. Uno de ellos, sin duda, es primordial: el dominio en internet.

Contar con un punto com puede parecer algo baladí para una empresa de servicios de alcance local, pero si el producto a comercializar es de consumo y su ámbito global, el codiciado .com cobra una importancia relevante. Los dominios punto com tienen su importancia, y no sólo por una mera cuestión mnemotécnica: una marca en internet fácil de recordar o teclear equivale inequívocamente a un mayor volumen de negocio. Esto lo conocen bien los que pagaron en su día 35 millones de dólares por el dominio VacationRentals.com o qué decir del explícito Sex.com, que cotizó a 13 millones de dólares.

En un principio fue contemplado por el resto de contendientes de Occidente como un imitador más del 'barato barato' que ofrecía réplicas francamente bien confeccionadas de los móviles de moda a precio de saldo, pero Lei Jun, su alma máter, pronto dio muestras de que aquello no era un juego

¿Una locura gastarse ese pastón en un dominio en internet? No tanto. Algo así sucede con otra célebre marca que a todas luces va a por todo. Nos estamos refiriendo a Xiaomi, y si no le suena de mucho, descuide, que pronto lo hará. Este fabricante chino de smartphones juega a lo grande.

En un principio fue contemplado por el resto de contendientes de Occidente como un imitador más del barato barato que ofrecía réplicas francamente bien confeccionadas de los móviles de moda a precio de saldo, pero Lei Jun, su alma máter, pronto dio muestras de que aquello no era un juego. Ni mucho menos. Xiaomi avisó hace ya un par de años que iban a por el trozo grande de la tarta, no las migajas. Aquella apuesta sonó a bravuconería de barra de bar e implicaba darse de tortas con los grandes del mercado, y entre ellos, lógicamente, marcas del calibre de Apple o Samsung.

Admirador enfermizo de la figura de Steve Jobs, Jun comenzó a imitar al difunto personaje en indumentaria, puesta en escena, pero sobre todo, en hambre, hambre de mercado. La fórmula de los chinos es contundente: un móvil de primer nivel sin nada que envidiar a los principales del mercado, pero a un precio mucho más atractivo.

¿Cómo lo consiguen? En primer lugar, lo fabrican en casa, China, y uno podrá decir con buen criterio que Apple también lo hace, pero la diferencia es que Xiaomi no tiene intermediarios: vende directamente a través de la web y no invierte un solo duro en publicidad. Con una estructura de costes mínima, los chinos han logrado un precio tremendamente competitivo zafándose al tiempo del sambenito de baratija que podría envolver a un móvil made in China. Precio chino, pero calidad occidental.

De Xiaomi, a Mi… y a por todas

Las ventas se convirtieron en millonarias en poco tiempo y aquel divertido personaje pasó de ser una cómica extravagancia a una seria amenaza a los ojos de las acomodadas firmas del primer mundo. En este frenético devenir de las cosas, los chinos no dieron oportunidad de reacción a sus rivales y ficharon al mismísimo Hugo Barra, uno de los máximos responsables de Android en Google y a quien se le dio manga ancha para trabajar en los súper móviles de la ambiciosa marca. ¡Oh oh!, aquello ya asustaba de verdad.

En este frenético devenir de las cosas, los chinos no dieron oportunidad de reacción a sus rivales y ficharon al mismísimo Hugo Barra, uno de los máximos responsables de Android en Google

Y mientras tanto, el mercado respondía: en febrero de este mismo año el fabricante anunció que había vendido la friolera de 15 millones de unidades del MI2, una de sus apuestas de más peso. Pero volviendo al asunto de los dominios, el gigante chino acaba de acaparar los titulares del sector al haber anunciado a bombo y platillo que se ha hecho con el dominio Mi.com y de paso que renombra su marca de Xiaomi a simplemente Mi, un paso hábil con el que hace mucho más sencillo de nombrar sus productos. Ya se sabe, el peso de la marca.

El cambio de marca llega acompañado además de la compra del dominio Mi.com por el que los asiáticos se han desprendido sin dudarlo de 3,6 millones de dólares haciendo millonario a su anterior propietario, del que no conocemos los detalles.

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¿Por qué el cambio? Los chinos descubrieron que el término xiao resultaba enormemente complicado de pronunciar fuera de sus fronteras, mientras que Mi es algo fácilmente pronunciable y recordable en todo el globo. El cambio de chaqueta llega acompañado del anuncio de la invasión de un considerable número de mercados y ¿saben cuál es la sorpresa? Estados Unidos no es uno de ellos.

Xiaomi, perdón, Mi, se ha centrado en India, Rusia, Brasil, México o Tailandia, unos mercados que tienen un elemento común: una elevada población con una penetración de los móviles con todavía mucho margen de crecimiento. Dicho de otra manera, la mejor manera de enfrentarse a Apple o Samsung es hacerlo fuera de sus fronteras, y este admirador de Jobs lo sabe bien.

Ya se sabe, se monta un negocio y llega el complicado momento de ponerle un nombre. Jugar con el apellido y los nombres de los socios podría ser una buena solución aplicable hace una década, pero en pleno 2014 hay que tener muchos otros elementos en cuenta. Uno de ellos, sin duda, es primordial: el dominio en internet.

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