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Lumia 1320: Nokia acerca las seis pulgadas a todos los bolsillos
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UN 'PHABLET' NOTABLE POR SOLO 250 EUROS

Lumia 1320: Nokia acerca las seis pulgadas a todos los bolsillos

Cada vez se ven más 'phablets' por la calle, y por eso Nokia se ha desmarcado con un terminal sin alardes que cumple con los deseos del usuario medio

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Es curioso el caso de Nokia. Después de una década de disparos al aire, lanzando terminales fuertes en hardware pero sin un contrapunto de software para plantarle cara a Android e iOS, parece que los (ex) finlandeses han encontrado el camino. Y lo está consiguiendo en gran medida gracias a Microsoft, aun cuando su integración desató las alarmas de muchos analistas.

Los últimos Lumia, en general, y este 1320 (250 euros) en particular, son buena muestra de lo competitivos que pueden ser sus móviles. Con Elop al frente, Nokia ha tenido el valor de dar un paso atrás, mirar el mercado con perspectiva y redefinir su estrategia. Han visto lo poco que podían hacer en la gama alta, con Samsung, Apple, LG y Sony batiéndose a dentelladas, y se han enfocado a un sector que no suele llegar a la portada de los periódicos, pero que a la postre es el que funciona en la calle: la gama media.

Vaya por delante que el Lumia 1320 peca de desmesura por naturaleza. Es enorme -más o menos el doble que un iPhone 4S- y pesa un cuarto de kilo. Si ha tenido entre manos una tablet de siete pulgadas, como la Nexus de Google, hágase a la idea de que es un poco, solo un poco más pequeña. Malamente le cabrá en el bolsillo de los pantalones, no podrá manejarlo con una mano y prepárese atraer unas cuantas miradas si tiene el arrojo de hablar por él en la calle.

Dicho esto, el éxito de este tipo de dispositivos ya está fuera de duda, especialmente entre jóvenes con interés en lo tecnológico. Los phablets -o "tabléfonos", como nos insta la Fundéu a llamarlos, tienen ventajas a considerar. La primera, la batería. El Lumia 1320 monta una de 3.400 mAH que le permite, según nuestras pruebas, mantenerse tres días despierto con un uso intensivo. En reposo aguanta casi una semana, un auténtico logro en comparación con sus hermanos pequeños, cuyas baterías no pasan de los 2.800 mAH.

La pantalla es otro de sus puntos fuertes. Es ideal para las videollamadas y navegar por internet, sobretodo a la hora de leer o ver vídeos. Al estar entre dos mundos, puede aunar las funciones del smartphone y la tableta con el consecuente ahorro. En este apartado el 1320 da una de cal y otra de arena: por una parte cuenta con el Gorilla Glass que evita rayaduras y la pantalla muestra los colores muy vivos; por la otra, la resolución (1280x720) y la densidad de píxeles por punto (245) resultan escasas. Este último aspecto es crítico, ya que al estar por debajo de los 300 ppp, el ojo humano es capaz de distinguir los píxeles. Lo bueno es que, pese a sus carencias, la configuración de pantalla es equilibrada y no decepcionará a casi nadie.

Potencia ajustada y cámara milagrera

En cuanto a procesador y memoria Nokia no se ha complicado la vida: un Snapdragon 400 de contrastada solvencia con Windows Phone, junto a 1 GB de RAM. Es cierto que no son estándares de vanguardia, pero el chip mueve con fluidez el sistema operativo y no ha sufrido con las aplicaciones que hemos probado. Juega en su favor cargar Windows, cuyos requisitos se han demostrado más modestos que los de Android. ¿Qué más se le puede pedir a la gama media?

Le podríamos haber pedido a Microsoft, como guinda, una cámara con mayor peso específico, que para eso es el entorchado de los Lumia. Con el 1320 nos tenemos que olvidar de marcas de la casa como la óptica Carl Zeiss, el estabilizador de imagen y la tecnología PureView que tan buenos resultados le está dando a los chicos de Elop. El sensor de 5 megapíxeles deja frío sobre el papel, que no en las pruebas.

A la izquierda, en formato ampliable, se muestra la comparación de una toma similar entre el nuevo LG Flex y el 1320. El primero es un phablet de 800 euros con una cámara de 14 megapíxeles. Puede comprobarse que el Lumia falla en la gestión del blanco, que ha matado el foco del plano posterior y que presenta un ligero desenfoque en las letras del eslógan del periódico, seguramente causadas por la ausencia del estabilizador. Con todo, el rendimiento de la cámara es un milagro capaz de dar la cara ante equipos mucho más ambiciosos. Además, graba vídeo Full HD a 30 fotogramas por segundo. En la óptica nos encontramos, una vez más, con el equilibrio perfecto que ha conseguido Nokia con este 1320: dar el pego con poco.

Poco cabe explicar del diseño que no se conozca. Sigue la identidad visual de Lumia: colores vivos, líneas pulidas y un acabado en plástico que no desmerece. De hecho Nokia fuera la primera en atreverse a jugar con el cromatismo en los diseños, aunque ahora se haya convertido en algo habitual. Ya saben que en este ámbito Apple marca la pauta, y desde que salieron los nuevos iPhones, raro es quien no se suma a la moda de los metalizados (iPhone 5S) o de los plásticos chillones (iPhone 5C).

Conclusión

No podemos sino ver al Lumia 1320 como una apuesta estratégica felizmente consumada. Más allá de su éxito entre los consumidores, Nokia ha conseguido crear un phablet asequible que no defrauda. Y esto no existía hasta ahora. El segmento de los grandes móviles se reparte entre dispositivos premium (Galaxy Note, LG Flex, Xperia Z Ultra...) y modelos económicos que prometen más de lo que dan. Precisamente en el medio se coloca este 1320 que, si bien no destaca en ninguna faceta, puede presumir de no hacer lo contrario.

Por supuesto, tiene margen de mejora: es pesado, algo voluminoso (casi diez milímetros de grosor) y su sonido deja que desear en función al tamaño. Y es que algo tenían que reservar para su hermano mayor, el Lumia 1520, idéntico por fuera y potenciado por dentro.

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A Nokia le costó muy caro perder el tren de los smartphones, pero se está recuperando. Windows gana, cada día, interés como sistema operativo móvil gracias a su potencia, a lo pulido de su diseño y, por qué no decirlo, a la inmovilidad de Android e iOS. Después de arrasar con el Lumia 520, quizá el mejor smartphone de gama media junto al Moto G, la filial de Microsoft ha encontrado el filón en bolsillos menos poderosos. Al final del día, el 1320 es un phablet con todas las de la ley, ideal para aquellos que quieran curiosear sin gastar 700 euros ni llevarse una sorpresa desagradable.

Es curioso el caso de Nokia. Después de una década de disparos al aire, lanzando terminales fuertes en hardware pero sin un contrapunto de software para plantarle cara a Android e iOS, parece que los (ex) finlandeses han encontrado el camino. Y lo está consiguiendo en gran medida gracias a Microsoft, aun cuando su integración desató las alarmas de muchos analistas.

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