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El viral que derrocó al Gobierno de Ucrania no era espontáneo
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CREADO POR EL PRODUCTOR BEN MOSSES

El viral que derrocó al Gobierno de Ucrania no era espontáneo

Tiene siete millones de visitas y, aunque parezca que su mensaje es espontáneo, realmente pertenece a un documental filmado por el productor Ben Mosses

Foto: La plaza de la Independencia en Kiev, Ucrania (Reuters)
La plaza de la Independencia en Kiev, Ucrania (Reuters)

Esa sensación incómoda que se siente al ver la tele por la noche en el sofá, bien abrigado con la mantita y comprobar que en cualquier latitud del globo parte de la sociedad ha salido a la calle a reivindicar sus derechos en medio de una lluvia de balazos y en ocasiones, en auténticos baños de sangre. Tampoco es que uno pueda hacer mucho aferrado al mando a distancia, pero algo muy diferente sucede al encender el ordenador, móvil o tablet y ver en su perfil de Facebook o Twitter la demanda desgarradora de una joven que, mirando fijamente a la cámara, y en medio de una represión atroz, únicamente pide que compartas ese vídeo con tus seguidores.

A ver quién es el guapo que cierra la ventana y sigue con sus cosas como si nada. Con estos mimbres, el vídeo I am an Ukrainianpulveriza marcas en YouTube y en cuestión de días, la red consiguió que fuera visto por más de 7 millones de usuarios.

Quien más, quien menos, ha tenido acceso a este testimonio desgarrador a pie de barricada. Son dos minutos de mirada intensa de unos penetrantes ojos azules de una joven que transmiten en un complicado equilibrio, la gravedad, el compromiso y fortaleza de un pueblo que se resiste a ser aplastado por los caprichos de una mano de hierro carente de compasión. La secuencia era real, tangible y mezclada con episodios represivos no aptos para espíritus sensibles, y sin embargo, la estética, los tiempos y el guión parecían indicar que había una mano experta detrás.

Y se ha descubierto que es cierto: el impactante vídeo ha sido obra del productor Ben Moses que está detrás del documental, A Whisper to a Roary no se sabe si ha aprovechado la grabación de unas escenas en Kiev para producir el exitoso vídeo o bien se ha desplazado con todo el equipo al efecto.

YouTube contra las balas

Lo que parece que es que el impactante vídeo de la joven es un elaborado trabajo de comunicación que, desde luego, ha salido victorioso en un frente que las autoridades del país no se esperaban. Una guerra 2.0 con el poder de la viralidad que ha terminado de extender la presión mediática y social hasta niveles asfixiantes.

Son dos minutos de mirada intensa de unos penetrantes ojos azules de una joven que transmiten en un complicado equilibrio, la gravedad, el compromiso y fortaleza de un pueblo que se resiste a ser aplastado

Según parece, el impacto de la difusión del vídeo fue tal, que la propia CNN intentó por todos los medios entrevistar a la valiente joven y tirando del hilo dio con la productora y los responsables de la secuencia, que se negaron a facilitar datos de la joven para preservar su seguridad. No queda clara la autoría original del vídeo, si realmente se trata de un acto espontáneo materializado por el conocido productor, o si al contrario, como sugieren algunos de los que han comentado en YouTube, se trata de una maniobra orquestada por la oposición con el apoyo claro de la Unión Europea.

En cualquier caso, I am an Ukrainianestrena un nuevo estilo de protesta, como apunta BBC, que convierte los vídeos virales en elementos altamente desestabilizadores y que terminan por derribar gobiernos. Muchos de los internautas se han preguntado si en Venezuela no se emplea esta ciberartillería, y sí, aunque en este caso sin la mano de ningún productor de cine: un vídeo casero denunciando la indiferencia internacional con lo que sucede en el país roza ya los 3 millones de visitas en su versión en inglés. No es tan estético como el de Moses pero logra su objetivo: "He grabado este vídeo para informar al mundo de lo que sucede en Venezuela", explica su autora. Y lo ha logrado.

Esa sensación incómoda que se siente al ver la tele por la noche en el sofá, bien abrigado con la mantita y comprobar que en cualquier latitud del globo parte de la sociedad ha salido a la calle a reivindicar sus derechos en medio de una lluvia de balazos y en ocasiones, en auténticos baños de sangre. Tampoco es que uno pueda hacer mucho aferrado al mando a distancia, pero algo muy diferente sucede al encender el ordenador, móvil o tablet y ver en su perfil de Facebook o Twitter la demanda desgarradora de una joven que, mirando fijamente a la cámara, y en medio de una represión atroz, únicamente pide que compartas ese vídeo con tus seguidores.

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