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"¡¡Dejadme en paz!!": explota el creador del juego de moda
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FLAPPY BIRD lidera las descargas EN ios y android

"¡¡Dejadme en paz!!": explota el creador del juego de moda

Dong Nguyen es un programador vietnamita cuya creación, el juego Flappy Bird, se ha convertido en un éxito fulminante. Y a él no parece gustarle la idea

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"Fue todo pura suerte, no era intencionado". Uno podría pensar que detrás de estas declaraciones se encuentra algún adolescente al que han pillado con un paquete de Chiquilín no declarado en la puerta del súper, pero no. El dueño de estas huidizas palabras vive en Hanoi, Vietnam, y no nos pregunten cómo ha llegado a ocupar estas líneas porque él tampoco lo sabe.

Se trata de Dong Nguyen, un programador -accidental, por lo que parece- de juegos para iPhone y Android, que se ha visto envuelto en una vorágine que parece que no perseguía. Su creación es Flappy Bird, un insultantemente sencillo juego que se ha situado en lo más alto de las listas de descargas y lo que es peor, se ha convertido en todo un fenómeno en las redes sociales. Bien ¿no? Pues parece que no.

El grueso de los programadores suspiran porque sus creaciones superen el top 20 de las listas de la codiciada App Store, de forma que puedan comenzar a hacerse de oro a cuenta de su título, como hemos visto en tantas ocasiones. Y ahora que hablamos de Birds, conviene recordar que otros pájaros que tuvieron unos orígenes semejantes, los Angry Birds, en torno a los cuales han tejido un boyante tinglado empresarial en el que hay desde peluches hasta series de televisión, y que por descontado, han hecho millonarios a sus creadores.

Un éxito que le viene grande

Pero al vietnamita todo esto le viene por el momento grande, muy grande. Su pesadillacomenzó el año pasado, en el mes de mayo, cuando Dong pulsó el botón de "Enviar" y solicitó la aprobación de su pequeño juego. Se trataba de un sencillo título en el que el usuario tiene que hacer lo posible por mantener el pájaro volando sin estrellarse por el laberinto de obstáculos que se presentan.

Es el clásico juego que uno hubiera programado en una noche de insomnio o al llegar a casa tras una buena borrachera. ¿Gráficos? cero, ¿guión? nada, ¿estructura? de risa. De hecho, el juego bien podría pasar por aquellos de cinco duros que nos arremolinaban en bares y boleras hace décadas. Pero ahí está, por una de esas travesuras del destino Flappy Bird pasó de cero a infinito en unos pocos meses y ahora agobian a un aturdido programador indie.

Suponemos que todo empezaría por un pique entre un par de jugadores: "¿cuántos puntos has logrado? Mira yo", y claro, para eso Twitter es perfecto. Precisamente una de las claves del arrebatador éxito de este juego resida en esta red social, en la que se estima que cada pocos segundos hay alguna mención al mismo. Siendo gratuito, todos querían mostrar a los followers su puntuación y así el asunto se disparó hasta liderar las tablas de descargas en Google Play y la App Store.

"Lo programé yo solo y tardé un par de días"

Con el éxito todos los medios corrieron a averiguar qué empresa estaba detrás de semejante hit, y comenzó una persecución muy mal llevada por Dong, hasta el punto de pedir a los medios a través de Twitter que le dejaran en paz, y negarse en redondo a atender al mismísimo Mashable.

De hecho, sólo se le conoce una entrevista, la concedida a TheChocolateLabsApp, en la que queda patente este diálogo de besugos entre programador, medios y mercado. Este par de respuestas representan a la perfección el desencuentro que comentamos: "¿Cuánto tiempo tardó su equipo en programar Flappy Bird?", "¿Equipo? lo programé yo solo y tardé un par de días". O esta otra: "¿A qué se debe el éxito? ¿Cómo dio a conocer el juego?", "no hice nada por promocionarlo. Todas las cuentas de Twitter y YouTube son de jugadores, no mías. Supongo que fue cuestión de suerte".

Y ahí se ha quedado, asustado en su casa de Hanoi y sin asomarse al correo por si acaso. El incontestable éxito de Flappy Birdha catapultado otros títulos olvidados de nuestra accidental estrella y suponemos que la cuenta corriente habrá comenzado a engordar considerablemente con la publicidad insertada en los juegos. Algo que también pillará desprevenido al vietnamita.

Sin embargo, ¿es todo realmente fruto del azar? No tanto. Dong parece haber dado con la tecla mágica que activa el lado más oscuro de nuestro cerebro: Flappy Birdes odiosamente adictivo y pese a ser sencillísimo en su diseño y juego, es condenadamente difícil. Un paseo por las críticas de los usuarios nos da una idea de lo que estamos hablando con frases del tipo "Lo odio, no puedo dejar de jugar". ¿Y YouTube? Un vídeo con una de las mejores marcas obtenidas ha pasado ya del millón de visitas. Y todo sin quererlo.

"Fue todo pura suerte, no era intencionado". Uno podría pensar que detrás de estas declaraciones se encuentra algún adolescente al que han pillado con un paquete de Chiquilín no declarado en la puerta del súper, pero no. El dueño de estas huidizas palabras vive en Hanoi, Vietnam, y no nos pregunten cómo ha llegado a ocupar estas líneas porque él tampoco lo sabe.

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