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Un pasajero come gratis durante un año con su billete en 'business'
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aplazó su vuelo día a día trescientas veces

Un pasajero come gratis durante un año con su billete en 'business'

Cualquier intento por intentar sacar la cabeza en esta época de crisis es bienvenido. Algunos se aprietan el cinturón, otros saben ser más creativos

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Vivimos tiempos difíciles, qué duda cabe. Cualquier intento, dentro de la legalidad, se entiende, por intentar sacar la cabeza en esta época de acechante crisis, es bienvenido. Y en este mundo hay de todo: los hay que se conforman con llevar el apretado sueldo a fin de mes sin llegar a despuntar del todo en su trabajo, luego están los listos, o más bien, inteligentes, que van poco a poco escalando posiciones a medida que acumulan años de trabajo, y por último, los listillos.

Estos últimos observan de lejos girar la rueda y enseguida dan con una manera, generalmente poco ortodoxa, de atajar en esta dura pendiente. Y algunos son tan brillantes que nos dejan atónitos gracias a su ingenio. Algo así podemos decir de un ciudadano chino, que se ha pegado un año comiendo y bebiendo como un marqués, sin pagar un solo euro, y sin cometer ni un delito. ¿Fácil? Divertido.

Esto de viajar en avión, reconozcámoslo, es un tostón. Controles de seguridad en los que le hacen a uno descalzarse y quitarse el cinturón, para luego ser cacheado como un delincuente, las colas, interminables esperas en la terminal... Aunque no todo el mundo viaja así. Si se tiene el dinero suficiente o cae en la suerte de beneficiarse de un upgrade, el vuelo en business es otra historia: salas VIP donde uno puede comer a cuerpo de rey, disfrutar de buen vino e incluso echarse una siesta en un ambiente de relax que invita al descanso.

Un billete en 'business' aplazado día a día

Y así, nos trasladamos a comienzos del año pasado, donde un -hasta hoy- anónimo ciudadano chino, no se sabe bien en qué circunstancias, se sacó un billete en business y se dispuso a despegar de la ciudad de Shaanxi. Pero antes de embarcar, aprovechando los privilegios de su tarifa, visitó la sala VIP, y amigo, aquello era lujo. Se puso fino con la comida regada con un tinto y el placer de no preocuparse por la cuenta.

Aeropuerto de Xi'an en la ciudad de ShaanxiEn esta divertida historia no nos queda claro si todo fue deliberado o fruto del azar, pero nuestro ingenioso viajero, tras el festín, no se sabe si por la comilona o sospechando que podía sacar más rendimiento de su billete, decidió retrasar su vuelo al día siguiente. Otro de los privilegios de business: cambiar el billete a voluntad y sin preocuparse de recargos.

Al día siguiente volvió a la terminal y... ¿Por qué no repetir aquellas viandas tan sabrosas y aquellos postres interminables? Y lo hizo. Llegados a este punto, el chino había dado con un punto débil en el sistema, una grieta en el muro por la que colarse e incluso si finalmente era descubierto, salir indemne: no había nada ilegal en lo que hacía.

Repitió la secuencia, comida-cancelación-comida en modo non-stop durante, agárrense a la silla, 300 días. O lo que es lo mismo, que disfrutó de los placeres de ser millonario por un momento durante un largo año en el que vivió a cuerpo de rey. Esta vida pasa volando y no hay tiempo que perder.

"Ya no deseo viajar con ustedes"

En China Eastern, la aerolínea víctima de este tocomocho tan simpático, estaban ya con la mosca detrás de la oreja: ¿quién era ese indeciso viajero? Pero como quiera que no había ni una sola ilegalidad en su procedimiento y a ver quién era el guapo que decía nada a un viajero con billete VIP, la historia se repitió durante todo este tiempo.

Pero las miradas sospechosas y los cuchicheos a sus espaldas entre los empleados de la compañía eran ya evidentes. Descubierto el fraude, ¿creen que nuestro héroe salió corriendo por los largos pasillos de la terminal? Ni de lejos.

Conocedor al dedillo de sus derechos y visto que se le había acabado el chollo de comer por la gorra, se presentó en la ventanilla de China Airlines y anunció al empleado de la línea aérea: "finalmente he decidido que no quiero viajar con ustedes ¿Me devuelven el dinero?". Y claro, se lo devolvieron.

Vivimos tiempos difíciles, qué duda cabe. Cualquier intento, dentro de la legalidad, se entiende, por intentar sacar la cabeza en esta época de acechante crisis, es bienvenido. Y en este mundo hay de todo: los hay que se conforman con llevar el apretado sueldo a fin de mes sin llegar a despuntar del todo en su trabajo, luego están los listos, o más bien, inteligentes, que van poco a poco escalando posiciones a medida que acumulan años de trabajo, y por último, los listillos.

Lujo Tarifa
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