Es noticia
Project S, un 'smartphone' tan especial que puede que nunca exista
  1. Tecnología
depende del 'crowdfunding'

Project S, un 'smartphone' tan especial que puede que nunca exista

Fabricar uno de los 'smartphones' más avanzados por un precio de venta inferior a los 300 dólares. Es el objetivo del revolucionario proyecto taiwanés

Foto:

A un servidor no deja de sorprenderle un hecho al que ya nos hemos acostumbrado: puedes comprarte un portátil muy decente por menos 400 euros, pero para hacerse con un smartphone avanzado y de última generación hay que acercarse peligrosamente al doble de ese importe. Lo malo del asunto es que apenas hay término medio, salvo honradas excepciones, y la oferta tiende a forzar al cliente por el alto de gama o la baratija low cost.

Así las cosas, la idea de hacerse con un móvil de primer nivel por cuatro perras queda fuera de la cabeza de la mayoría, pero algunas marcas están intentando acabar con esta restricción.

¿Existe una correlación directa entre el sobreprecio que se paga por un móvil premium y su coste de fabricación? En esto no todo el mundo está de acuerdo. Y siempre hay alguien que apunta con el dedo acusador al fabricante: sabemos que el iPhone 5S puede adquirirse desde 599 euros, pero ¿tiene alguna relación directa con el coste?

Ni de lejos: iSupply estima que el iPhone 5S tiene un coste de fabricación de 199 dólares, claro que alguien puede argumentar que no están incluidos los gastos de comercialización ni de desarrollo, pero nos da una idea del margen unitario que obtiene la marca por cada smartphone que vende.

Romper la tendencia

Pues bien, aunque marcas como Google con los Nexus o el fulgurante Meizu intentan romper esta tendencia, una empresa radicada en Taiwán quiere forzar la máquina hasta límites insospechados presentando un móvil de ensueño a precio de derribo. Su criatura ha sido bautizada como Project S y no podemos decir simplemente de un móvil decente a un precio muy agresivo, sino de uno de los smartphones más avanzados que hemos visto en las últimas semanas por un precio de venta inferior a los 300 dólares.

Y libre. Estamos ante un smartphone con pantalla de 5,8 pulgadas, que tal y como explica el fabricante, se trata de la dimensión óptima para un teléfono móvil. A partir de ahí las especificaciones parecen confeccionadas por alguien que está redactando la carta de los Reyes Magos: cualquiera de los apartados del móvil cuenta con un componente de lo más alto de la industria.

Así, el procesador cuenta con 8 núcleos, disfruta de 3 GB de RAM. ¿Sensores? Todos los que buenamente podamos imaginar, cámara de 16 megapíxeles, carga inalámbrica, resistente al agua y polvo, disfruta de controles mediante gestos sin necesidad de contacto… En definitiva, todo lo que un usuario avanzado pudiera esperar de un smartphone de altísima gama, pero por apenas 299 dólares.

Hasta aquí, uno podría fruncir el ceño y decir aquello de “hasta que no lo vea, no lo creo”, pero confiar en que el fabricante se buscara la vida para lograr semejante ganga. Pero no. Y es aquí donde empieza a torcerse el asunto ¿Puede alguien ofrecer duros a pesetas? El cliente potencial podría pensar que estos empresarios son unos magos con las finanzas y sin duda han dado con una fórmula mágica en la industria que les permite abaratar costes hasta extremos nunca vistos y de esta manera tirar los precios.

En peligro

Pero el proyecto comienza a perder gran parte de su fuerza al presentarse mediante financiación en crowdfunding. No es que de esta manera de obtener capital no hayan salido brillantes productos, sino que el propio plan carece de la suficiente solvencia como para lograr que la gente afloje a ciegas. Sobre el papel, la idea es buena, el producto de gancho y la estética cumple con los patrones a los que estamos acostumbrados.

placeholder

Pero algo no cuadra: BungBungame, la firma taiwanesa que promueve el proyecto demanda la friolera de 5 millones de dólares para echar a andar. Una cosa es solicitar un respaldo razonable para alguna parte del proceso, pero no cubrir todos los costes de desarrollo y con carácter retroactivo además. En la campaña presentada en Indiegogo tampoco queda claro cómo se logra un precio tan competitivo: “hemos entusiasmado tanto a proveedores y ensambladores, que todos están dispuestos a reducir los márgenes”. Un bocado difícil de masticar para un cliente tan curtido como el de la telefonía.

O sea, que la clave fundamental del precio tan competitivo consiste en el espíritu altruista de proveedores e industria auxiliar que rodea al proceso productivo del equipo. Llegados a este punto, el proyecto parece que estaba chirriando en exceso a los potenciales compradores y la recaudación parece haberse congelado en un importe inferior a los 30.000 dólares, cuando recordemos, se requieren 5 millones ni más ni menos para echar a andar.

El crowdfunding también tiene sus burbujas y muchos han pensado que estos avispados chinos se han pasado de frenada, o bien, ha quedado patente que esta forma de financiación tiene también sus límites.

A un servidor no deja de sorprenderle un hecho al que ya nos hemos acostumbrado: puedes comprarte un portátil muy decente por menos 400 euros, pero para hacerse con un smartphone avanzado y de última generación hay que acercarse peligrosamente al doble de ese importe. Lo malo del asunto es que apenas hay término medio, salvo honradas excepciones, y la oferta tiende a forzar al cliente por el alto de gama o la baratija low cost.

IPhone
El redactor recomienda