Monta una videollamada en pleno concierto para animar a su amigo terminal

“Entro en una fase de mi vida en la que tengo que disfrutar del tiempo que me queda en compañía de mi familia y mis amigos, y hacer de estos últimos días una celebración en vez de un funeral”. Las palabras suenan desgarradoras. De quien sabe que el tiempo se agota, que el destino ha caído a plomo sobre su persona con una sentencia demoledora: el cáncer le llevará irremediablemente en un viaje definitivo.

La vida se escurre entre los dedos y aunque todos sabemos que el paso por este mundo es temporal, damos la espalda a una realidad que un día llega para pedir cuentas. Andrew Youssef acudió a la consulta del médico para conocer el resultado de los análisis que determinarían las causas de unas molestias que venía padeciendo. Una mala noticia es siempre difícil de encajar, pero esta era imposible de masticar: le diagnosticaron un cáncer de colon en fase terminal, de esos que sólo un milagro puede fulminar.

Han transcurrido dos años desde entonces con sus días y horas y este músico volvió a su columna a escribir un desgarrador artículo en el que se despedía de todos para anunciar que los médicos le habían confirmado que estaba en tiempo de descuento. El sentido artículo se titulaba In this twilight (en este crepúsculo) aludiendo a uno de los hits del grupo Nine Inch Nailsque tanto veneraba.

Con la dignidad que otorga mirar a la muerte de frente y el alma compungida por haber escrito y llamado a los suyos para comunicar las fatales novedades, y sí, despedirse hasta siempre, Youssef encadenó las palabras destilando una mezcla de amor, dolor, entereza y esperanza, un cóctel imposible de los que ya se preparan para un viaje sin retorno.

Un artículo que conmocionó a alguien muy especial

Una de las personas que recibió su póstuma llamada fue Trent Reznor, el líder de NiN (como se conoce coloquialmente a la banda). Foto arriba y foto abajo, el roce entre Yousseff y el cantante compartiendo múltiples conciertos unió a ambos amigos. Caprichos del destino. El fotógrafo comunicó con una serenidad de otro mundo a su amigo que los médicos le habían desahuciado y que lamentablemente no podría asistir al concierto que la banda iba a celebrar en Las Vegas. Reznor conocía la situación de su amigo, pero hasta que no te enfrentas al adiós definitivo parece como algo irreal. Colgaron. Y silencio.

Llegó el día del concierto. El estadio estaba abarrotado y los asistentes coreaban entusiasmados las diferentes canciones de la banda. La vida seguía igual, pero el amigo y cantante (más lo primero que lo segundo), paró máquinas en mitad del concierto. Todo un estadio en la capital del ocio enmudeció: ¿qué sucedía? Treznor asió el micrófono y comunicó a los presentes que iba a llamar a su amigo.

En ese momento giró la cámara del móvil para mostrar a su amigo un enfervorecido estadio gritando su nombre “¡Andrew! ¡Andrew!”

La videollamada mostró el rostro emocionado de Yousseff y el líder de la banda mantuvo la compostura al decir “sólo quiero decirte que te echo de menos y me encantaría que estuvieras aquí”. En ese momento giró la cámara del móvil para mostrar a su amigo un enfervorecido estadio gritando su nombre “¡Andrew! ¡Andrew!”. La intensidad del momento alcanzó niveles estratosféricos y Reznor se despidió: “Te quiero. Te veré pronto”.

El fotógrafo apura los últimos minutos en vida disfrutando cada instante y dejándose mecer sin resistencia por los caprichos del destino. Desde esta dimensión eterna de la vida, deja atrás los enfados pasajeros (en otro tiempo desmedidos), por derramar la leche o por verse atrapado en un atasco. Ahora la escala de valores se limita a amanecer y ver el sol de un nuevo día.

Yousseff se despide en las últimas líneas de su artículo con un extracto de la canciónde su amigo: “El tiempo se acaba. Deja que disipe tus dudas. Encontraremos un sitio mejor en este crepúsculo”.