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Un emprendedor británico arrasa con el 'Wonderbra' masculino
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Potencia visualmente los músculos

Un emprendedor británico arrasa con el 'Wonderbra' masculino

Forrarse con una 'startup' en los tiempos que corren es un objetivo ambicioso. Ash Bhunnoo lo ha logrado con un producto que mejora la figura masculina

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Unos encomiendan su destino al azar jugando a la loto semanalmente, mientras que otros se aventuran a hacerse de oro montando su propio negocio. Lo cierto es que forrarse con una startup en los tiempos que corren parece un objetivo un tanto ambicioso, y pensar que uno podrá tomarse daikiris en la hamaca mientras escucha el canto de aves tropicales con el trabajo diario también parece difícil.

Y sin embargo es posible. En los medios vemos a diario ejemplos de jóvenes que, algunos sin llegar a terminar sus estudios, dan con una idea feliz que los jubila antes de cumplir los treinta. Por lo general, el perfil de triunfador 2.0 lo dibujan apuestos jóvenes californianos que circulan con sus descapotables por alguno de los semilleros del estado mientras publican su buena vida en Instagram ante la admiración de millones de followers.

Pero no todos. El entrenador de boxeo amateur Ash Bhunnoo observaba cómo decenas de británicos acudían a él para hacer deporte y de paso esculpir un cuerpo escultural, de los que hacen que ellas se giren ante tal despliegue de músculos.

Por lo general eran jóvenes tímidos y delgados que decidían cambiar su vida y en una sociedad tan esclava de lo superfluo, el físico lo era todo. Un golpe por aquí, otro gancho por allá… este británico tampoco veía claro que quería dedicar toda su vida a intentar resolver las frustraciones de una generación, y menos con la esperanza de ser el mentor de un boxeador de primer nivel. Un sueño inalcanzable, como el de hacerse millonario.

Posiblemente en una de estas reflexiones en un receso en el gimnasio, Bhunnoo se percató de algo evidente: todo era una cuestión de imagen. Es decir, el primer impacto visual es el que marca, y era posible engañar a la vista haciendo creer que uno era un cachas musculado y aumentar las opciones de entablar una conversación. A fin de cuentas, las mujeres lo hacen con el célebre Wonder Bra, que no deja de ser un pequeño truco que engaña de alguna manera a la vista. ¿Por qué no hacer algo similar para los varones?

Potencia los pectorales y bíceps

Fue en ese momento cuando surgió la idea de Funkybod, una camiseta que parte del mismo principio que el conocido sujetador, pero en este caso potencia visualmente los pectorales y bíceps de ellos. Dicho y hecho: nuestro hombre se asoció con su amigo Ricky Robinson para comenzar a confeccionar una camiseta interior que diera el pego. Ya se sabe, de tirillas a mazas en un abrir y cerrar de ojos.

Los primeros modelos fueron frustrantes pero este tenaz londinense insistió hasta dar con un prototipo que ofrecía unos resultados francamente espectaculares. El producto en realidad no tiene ningún misterio: se trata de una camiseta interior muy pegada que cuenta con unos refuerzos en pectorales, bíceps y espalda, y al tiempo consigue el efecto de alisar un tanto el vientre, y todo ello de una forma sorprendentemente natural.

Es tan sencillo que puede resultar sorprendente que nadie lo haya ejecutado de esa manera antes. Hay otros intentos previos pero este exboxeador ha sabido propinar el derechazo adecuado.

49 dólares y una semana de espera

Y así, desde su casa y en pocas semanas, le han llovido la friolera de 1.000 pedidos y de todo el mundo. La clave de su éxito, sin duda, es la sencillez: un producto simple, un mensaje transparente y tampoco se ha vuelto loco a la hora de comercializar su único producto. En Funkybod.com, una página que de tan espartana resulta misteriosamente atractiva, uno puede comprar en un par de clics la célebre camiseta en diversos colores. La llave del éxito para muchos y el fin de las frustraciones a 49 dólares de distancia.

“Recibo muchos pedidos de Estados Unidos” reconoce mientras en su rudimentario sitio podemos leer el aviso “Debido a la elevada demanda tardaremos en 7 y 10 días en servir el pedido”. Casi nada. Una web de dos duros, pago por Paypal y un mercado mundial.

Por no gastar, no se paga ni alquiler de un local: todo lo gestiona desde el salón de su casa. Al igual que el cartero neoyorkino que aseguró una jubilación de oro en su pequeño apartamento, este londinense abandona el ring. Victoria por KO en el primer asalto.

Unos encomiendan su destino al azar jugando a la loto semanalmente, mientras que otros se aventuran a hacerse de oro montando su propio negocio. Lo cierto es que forrarse con una startup en los tiempos que corren parece un objetivo un tanto ambicioso, y pensar que uno podrá tomarse daikiris en la hamaca mientras escucha el canto de aves tropicales con el trabajo diario también parece difícil.

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