Es noticia
Sin comandas ni servicio: así será el restaurante dentro de unos años
  1. Tecnología
EL MODELO TRIUNFA EN JAPÓN

Sin comandas ni servicio: así será el restaurante dentro de unos años

La automatización ha llegado a la hostelería para quedarse. Pedir por iPad y recibir los platos en una cinta son algunos de los cambios que se acercan

Foto:

La mesa estaba reservada para las 13:30 horas y el restaurante estaba atestado. Uno llegaba acompañado y con ganas de probar aquel restaurante del que tan bien le habían hablado, pero aquello no parecía que iba a ser cosa de coser y cantar. Tras unos segundos en mitad del comedor que resultaron interminables, por fin la mesa estaba lista. Los camareros corrían de un lado a otro con urgencia pero al menos la mesa estaba asegurada. Pasaban los minutos y uno estaba mano sobre mano sin una miserable carta en la que poder entretenerse para decidir qué se iba a comer.

La espera resultó interminable pero por fin, tras unas merecidas disculpas, la carta cayó sobre la mesa y llegó la hora de bucear entre las exquisiteces. Con todo ya decidido, la ansiedad era ya patente en la mesa: los camareros se apresuraban por el local pero ninguno parecía tener en cuenta que en una mesa, los comensales esperaban ansiosos. Se trata de un mal asumido: cuando uno franquea la puerta de un restaurante sabe que la espera es impredecible.

El cliente toma asiento en la mesa que más le convenga y sobre ella encontrará un iPad con una aplicación en la que podrá ver la carta (con fotos y múltiples detalles) y efectuar la comanda

Esta incomodidad manifiesta para el cliente es algo que empieza a preocupar a la hostelería que ve como un peligro añadido que la impaciencia comience a desgastar a los clientes y se decidan por otras opciones. En agosto nos hicimos eco de una la iniciativa OpenTable que automatizaba el proceso de forma que se evitaban las esperas a la hora de pedir la cuenta y pagar. Este servicio parcheaba una parte del problema, pero todavía era imperfecto. En Japón han ido todavía más lejos creando un restaurante totalmente automatizado que evita todo tipo de esperas.

El cliente toma asiento en la mesa que más le convenga y sobre ella encontrará un iPad con una aplicación en la que podrá ver la carta (con fotos y múltiples detalles) y efectuar la comanda. El plato llegará en el tiempo en el que tarde en prepararse sin errores ni esperas innecesarias, pero que nadie se espere un sudoroso camarero con nuestra elección en las manos: el plato llega en una cinta transportadora directamente a la mesa.

Sin camareros

Sí, no hay camareros: este local ubicado en Tokio ha sustituido la mano de obra por un sofisticado sistema de cintas totalmente automatizado y controlado por un ordenador centra que gestiona todo el local. Nada queda al azar, el comensal se encontrará dos carriles: uno girando de forma continuada en el que van circulando los platos más pedidos por los usuarios y que el cliente sólo tiene que coger y comenzar a disfrutar del mismo, y la cinta superior, en la que llegan los pedidos específicos.

El ordenador central sabe en todo momento cuántos comensales ocupan las mesas y qué están comiendo, con lo que el importe final a pagar se conoce en tiempo real. El sistema ofrece de la forma más eficiente posible lo que el cliente ha ido a buscar al local: buena comida y sin esperas innecesarias.

En un mundo en el que los minutos cada vez cotizan más alto, la idea parece que está funcionando en una sociedad como la japonesa cada vez más acostumbrada a la normalización de la tecnología.

¿Quién recoje los platos?

Uno podría esperar encontrarse con algún empleado de carne y hueso recogiendo los platos, pero ni eso: al cliente se le invita a participar en un juego mediante el cual por cada cinco platos que deposite en una ranura ubicada en la mesa, entrará en el sorteo de un premio de forma que se incentive que cada uno limpie su mesa minimizando el personal también para esto. Los platos sucios son conducidos al lavavajillas, también de forma automática, y sin que una sola mano los toque.

Lo único que no ha automatizado este futurista local es el pago: al pasar por caja será el único momento en el que el cliente verá un empleado de carne y hueso

El ordenador central trabaja además con la información que le proporcionan los comensales: en base al número de éstos y la experiencia acumulada con el uso, sabe estimar el número de platos que deben circular por la cinta para evitar malgastar la comida y reducir los costes de esta manera.

Curiosamente, lo único que no ha automatizado este futurista local es el pago: al pasar por caja será el único momento en el que el cliente verá un empleado de carne y hueso que pondrá la guinda humana al asunto. La única.

La mesa estaba reservada para las 13:30 horas y el restaurante estaba atestado. Uno llegaba acompañado y con ganas de probar aquel restaurante del que tan bien le habían hablado, pero aquello no parecía que iba a ser cosa de coser y cantar. Tras unos segundos en mitad del comedor que resultaron interminables, por fin la mesa estaba lista. Los camareros corrían de un lado a otro con urgencia pero al menos la mesa estaba asegurada. Pasaban los minutos y uno estaba mano sobre mano sin una miserable carta en la que poder entretenerse para decidir qué se iba a comer.

Tecnología
El redactor recomienda