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El DNI electrónico ha muerto: ¡larga vida al DNI 3.0!
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EL NUEVO MODELO CONTARÁ CON TECNOLOGÍA NFC

El DNI electrónico ha muerto: ¡larga vida al DNI 3.0!

La escasa aceptación del actual modelo de DNI ha impulsado una revisión cuyas novedades principales serán el acceso inalámbrico y la sencillez de creación

Foto: Imagen del DNI electrónico junto a un lector para móviles Android (Inteco)
Imagen del DNI electrónico junto a un lector para móviles Android (Inteco)

Apenas tiene siete años de vida, pero al DNI electrónico ya se le da por muerto. La escasa aceptación que ha tenido entre la ciudadanía ha convencido a la Policía Nacional para impulsar el DNI 3.0, una revisión que pretende eliminar las barreras del pasado.

Así, desde la Policía aseguran que se hará hincapié en facilitar el acceso al ciudadano por dos vías. En primer lugar se simplificarán los trámites. En vez de acudir a la Oficina de Expedición dispuesto para el papeleo, como hasta ahora, bastará con enviar los datos personales y una foto; incluso se podrán pagar las tasas vía internet. Una vez completado el proceso, al ciudadano solo le quedará pasarse por la oficina para firmar su documento. “Un proceso de no más de cinco minutos”, comentan fuentes policiales.

El otro gran avance es la incorporación de la tecnología NFC (Near Field Communication). Se trata de un sistema de intercambio de información basado en la proximidad entre dispositivos. Para pagar una camisa, por ejemplo, será suficiente con acercar el DNI a un dispositivo NFC de la tienda para completar la transacción. La elección de esta tecnología es una apuesta audaz: apenas nació hace tres años y, pese a que los fabricantes de dispositivos están por la labor, no termina de aterrizar a nivel de calle.

Hasta última hora se barajó la posibilidad de sustituir el NFC por la nube, de modo que, en vez de firmar contra el documento, los datos se enviasen directamente a los servidores de la Policía en El Escorial

NFC surge como alternativa al lector de DNI electrónico, al que se identifica como el primer agente disuasor para el ciudadano. Pese a tratarse de un dispositivo muy económico (en torno a 12 euros), la falta de utilidad y un proceso de instalación no tan sencillo como debiera han terminado por enterrarlo. No será aún, pues el DNI 3.0 también incorporará el chip que se viene montando hasta ahora, por aquello de hacer más sencilla la transición, y porque la tecnología NFC todavía se encuentra en un estado prematuro de implantación.

Fuentes conocedoras del proyecto -pero ajenas a la Policía Nacional- sostienen que hasta última hora se barajó la posibilidad de sustituir el NFC por el almacenamiento en la nube, de modo que, en vez de firmar contra el documento, los datos se enviasen directamente a los servidores de la Policía en El Escorial. Como alternativa es más cómoda y segura, además de seducir a la cúpula de Policía, si bien la expectativa de una normativa europea que regule con menos encono la protección de datos en la nube ha echado tierra sobre el proyecto. No se descarta para el medio plazo.

Otra de las características que incluirá el DNI 3.0 es un certificado de autenticación de menores en las redes sociales a petición de la Agencia Española de Protección de Datos y Tuenti.

¿Por qué no ha funcionado el DNI electrónico?

Son muchas las razones. Por encima de todas, el déficit de necesidad. Es una herramienta que precisa de un desarrollo de actividades de terceros para darle carta de naturaleza. En este caso, el impulso de las instituciones no fue suficiente y la iniciativa privada se mostró tímida ante una tecnología que se ha adoptado en numerosos países de Europa. A resultas, el ciudadano no ha encontrado buenos motivos para saltar al DNI electrónico desde que se instaurase en 2007. Desde entonces se han expedido 46 millones de unidades, pero solo se registran un millón de operaciones diarias (que no de ciudadanos que lo usan).

Se esperaba que la nueva tarjeta sanitaria funcionase con el DNI 3.0, pero finalmente algo salió mal en las negociaciones entre instituciones

Otro problema recurrente es la dificultad de instalación. El sector de la ciudadanía menos versado en lides informáticas ha encontrado dificultades a la hora de instalar el lector del DNI electrónico, ya que es un proceso que precisa la descarga de drivers específicos. No obstante, gracias a acuerdos con los principales fabricantes de sistemas operativos es ya cosa del pasado.

Las responsabilidades del fracaso del DNI electrónico se pierden en el intercambio de reproches. Algunos en la Policía creen que las instituciones no se han volcado lo suficiente con la iniciativa, ya sea a nivel interministerial o en sus órganos específicos; en el otro lado responden que se debió rebajar la seguridad del DNIe con el fin de hacerlo más accesible. En medio, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que tiene el curioso rol de impulsor del DNI electrónico, ejerce como convidado de piedra y, al tiempo, su negociado pasa por los certificados digitales, una política opuesta a su integración en un DNI. Esto es, como poner al lobo a cuidar del rebaño.

El golpe de la tarjeta sanitaria

Lo que no entienden ni desde las instituciones ni desde la Policía es la tarjeta sanitaria diseñada recientemente. Diversas fuentes refieren a un preacuerdo con el Ministerio de Sanidad para implementarla en el DNI, con el fin de ahorrar costes y, de paso, darle ese empujón que tanto necesita. Era, por así decirlo, la gran baza del DNI 3.0, dado que la mayor parte de los ciudadanos utilizan los servicios de la sanidad pública. Sin embargo algo salió mal en las negociaciones y finalmente la identificación y la atención sanitaria se articularán mediante documentos independientes.

La mayor pena recae sobre el contribuyente, obligado a financiar un desarrollo integral que podría haberse evitado. "El gran argumento de Sanidad es que los niños menores de 14 años no tienen DNI... ¡pues se le hace! ¿No se les va a hacer la tarjeta sanitaria?", comenta un funcionario.

De vuelta al presente, la Policía Nacional espera que los primeros prototipos de DNI 3.0 vean la luz en el último tercio de 2014.

Apenas tiene siete años de vida, pero al DNI electrónico ya se le da por muerto. La escasa aceptación que ha tenido entre la ciudadanía ha convencido a la Policía Nacional para impulsar el DNI 3.0, una revisión que pretende eliminar las barreras del pasado.

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