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Un ejército de robots abeja para polinizar, controlar el tráfico o hacer de espías
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Desarrolladas por la Universidad de Harvard

Un ejército de robots abeja para polinizar, controlar el tráfico o hacer de espías

La Universidad de Harvard está desarrollando un ejército de micro robots inspirados en la biología de las abejas y en los movimientos de estos insectos

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Albert Einstein dijo una vez que si las abejas desapareciesen de la Tierra, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida: “sin abejas no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”, dijo el célebre científico alemán.

Y es que puede que no parezca al verlo, pero las abejas son insectos esenciales para que todo marche con normalidad en algunos ecosistemas. Entre otras funciones, son las responsables de llevar a cabo la polinización de muchas plantas al volar de unas flores a otras.

Sin ellas, esas especies no conseguirían reproducirse con éxito y podrían llegar a desaparecer. La misma función es llevada a cabo en muchos cultivos, por lo que el trabajo de las abejas no tiene solo una dimensión ecológica, sino también económica y alimentaria a nivel global.

En el año 2007, saltaron todas las alarmas cuando las abejas comenzaron a desaparecer sin que nadie acertase con el motivo: podía ser el estrés, los pesticidas, el cambio climático... Los científicos bautizaron el fenómeno como el Síndrome del Desabejamiento, que pudoestar causado por un parásito asiático, según un grupo de investigaciónespañol.

La muerte en masa de estas actrices protagonistas en el desarrollo de muchos ciclos naturalesdio lugar a la búsqueda de nuevas alternativas a las que recurrir encaso de que el problema siguiese agravándose. En otras palabras: ¿qué hacemos si nos quedamos sin abejas?

Proyecto de Micro Vehículos Aéreos o 'RoboBees'

Científicos de Harvard comenzaron entonces un proyecto que ha tardado más de una década en dar resultados. Bajo el anodino nombre de Proyecto de Micro Vehículos Aéreos, un equipo de la Escuela de Ingeniería y Ciencia Aplicada (SEAS) de Harvard está desarrollando micro robots basados en la biología y los movimientos de las abejas, a los que han bautizado como RoboBees.

El desafío no es menor, teniendo en cuenta las características de los dispositivos que está creando el equipo: inspirados en la anatomía de las abejas, formados por piezas diseñadas a escala submilimétrica y con unas láminas finas como el papelpara crear las alas. Alas que las abejas agitan hasta 120 veces por segundo, lo que les permite permanecer inmóviles en el aire a su antojo.

El equipo de la SEAS logró esa hazaña por primera vez en mayo de este año: “Esto es lo que he estado intentando hacer durante literalmente 12 años”, reconoció entonces Robert J. Wood, investigador principal del proyecto.

Wood explica que este logro fue el resultado de la continua innovación de su equipo en el campo de la microrrobótica. “Tuvimos que desarrollar soluciones desde cero para todo: conseguíamos que un componente funcionase y al pasar al siguiente surgían cinco problemas nuevos.”

Trabajar a micro escala

Crear las diminutas piezas necesarias, por ejemplo, supuso un problema: a un tamaño tan pequeño, utilizar piezas y tornillos resulta imposible, además de que añadirían un peso que lastraría el vuelo del dispositivo. Los científicos sortearon el problema desarrollando una técnica basada en el origami y en los libros infantiles conocidos como pop-up, esos que están ilustrados son recortables en tres dimensiones.

Esta técnica consiste en cortar conjuntamente 18 láminas de fibra de carbono, plástico, titanio, cerámica y otros materiales utilizando un láser para darles la forma precisa. La estructura incorpora unas bisagras flexibles que permiten montar cada pieza en su sitio con un solo movimiento, equivalente a abrir un libro pop-up y que cada recorte aparezca colocado en su lugar.

Con este desafío resuelto, aún quedaba por delante otra cuestión importante que solucionar: cómo crear los músculos que moviesen las alas del robot y le hiciesen volar.

“Los robots más grandes funcionan con motores electromagnéticos, pero para esta escala más pequeña tienes que encontrar una alternativa, y no la había”, señala Kevin Y. Ma, codirector del estudio.

Las pequeñas alas de estos robots están impulsadas por actuadores piezoeléctricos, pequeñas tiras de cerámica que se expanden y se contraen cuando se les aplica un campo eléctrico. Unas bisagras de plástico insertadas en el cuerpo fabricado en fibra de carbono actúan como juntas y un sistema de control del equilibro dirige el movimiento del robot. El aleteo se controla en tiempo real y de forma independiente para cada ala.

Gracias al trabajo de los científicos, los robots ya existen y son operativos, aunque aún tienen limitaciones importantes. Como por ejemplo, la fuente de energía: de momento los RoboBees solo funcionan alimentados por un cable, lo que limita mucho su movilidad. No existen baterías lo suficientemente ligeras como para no lastrar su vuelo, algo en lo que trabaja el equipo actualmente.

Un ejército de micro 'drones'

La idea de los investigadores es llegar a crear un grupo numeroso de RoboBees que actúen de forma coordinada para llevar a cabo labores de polinización como los que realizan las abejas de verdad. Podría ser una alternativa en caso de que las colonias de abejas empiecen a sufrir de nuevo plagas u otros problemas.

Pero las aplicaciones potenciales van más allá, según los desarrolladores de estos dispositivos. Un ejército de Robobees equipados con sensores podría realizar tareas de control climatológico o del tráfico, o de reconocimiento del terreno o búsqueda de personas desaparecidas en caso de catástrofe natural.

Sin embargo, no todo el mundo está tranquilo con las funciones que podrían llegar a desempeñar estas pequeñas abejas robóticas. Los autores señalan las “aplicaciones militares” como una de las posibilidades para el futuro: podrían convertirse en mini drones y ser utilizadas para llevar a cabo tareas de escucha y espionaje de objetivos enemigos, así como introducirse en edificios protegidos.

Albert Einstein dijo una vez que si las abejas desapareciesen de la Tierra, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida: “sin abejas no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”, dijo el célebre científico alemán.

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