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El experimento más largo del mundo: 86 años para ver caer la 'gota negra'
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CONSIGUEN GRABAR UN FENÓMENO QUE NADIE HABÍA VISTO

El experimento más largo del mundo: 86 años para ver caer la 'gota negra'

Toda una vida esperando y por fin, 86 años después, hemos podido ver caer una gota. Pero no una gota cualquiera, sino la gota de brea

Foto: El experimento más largo del mundo: 86 años para ver caer la 'gota negra'
El experimento más largo del mundo: 86 años para ver caer la 'gota negra'

Toda una vida esperando y por fin, 86 años después, hemos podido ver caer una gota. Pero no una gota cualquiera, sino la gota de brea que forma parte de uno de los experimentos más antiguos y largos del mundo.

Ha ocurrido en el Trinity College de Dublín, en Irlanda, donde se desarrolla uno de los experimentos científicos más curiosos y raros, a imitación del que en el año 2002 fue incluido en el libro Guiness World Records y reconocido tres años después con el premio IgNobel.

El experimento original fue puesto en marcha en 1927, hace ahora 86 años, por el físico Thomas Parnell, profesor de la Universidad de Queensland, en Australia. El experimento en sí mismo era bastante sencillo y tenía como objetivo demostrar a sus alumnos las diferencias en los estados sólido y líquido de la materia. Parnell les explicó: si fluye es líquido y si no, es sólido. Por muy despacio que fluya.

Para interesar a sus alumnos en los principios básicos de la física, Parnell puso en marcha un experimento: colocó un trozo de brea dentro de un embudo, y se propuso esperar a verlo gotear. La brea es una sustancia que se obtiene al procesar hidrocarburos y extraerles sus componentes más volátiles. Como resultado, se comporta como un sólido a temperatura ambiente, pero al calentarla empieza a fluir, aunque de forma muy espesa, es decir, con mucha viscosidad. La brea es dos millones de veces más viscosa que la miel y mil millones de veces más viscosa que el agua.

Tres años después, cuando el material estaba asentado dentro del recipiente, Parnell lo abrió por arriba, permitiendo así la entrada de aire necesaria para que la brea cayese. Y entonces comenzó la espera. Hasta que una mañana al entrar en su despacho descubrió que la primera gota había caído cuando nadie estaba allí para verla. Habían pasado ocho años, era diciembre de 1938.

Desde entonces, siete gotas más se han desprendido del embudo, pero nadie las ha visto caer. Ni siquiera la séptima, que cayó mientras el experimento formaba parte de la Exposición Internacional de 1988 y estaba continuamente rodeado de gente. Tampoco la última, cuyo desprendimiento ocurrió en 2000, con el experimento continuamente vigilado a través de videocámaras que sufrieron un fallo técnico poco antes y no registraron el esperado evento (aunque ahora sí funcionan y permiten observar la prueba en directo).

Esta vez, las cámaras que también vigilaban su experimento gemelo en Irlanda no han fallado, y el pasado 11 de julio registraron por primera vez la caída de una gota de brea por el cuello de un embudo. Algo que nadie en el mundo había conseguido ver hasta ahora.

Los investigadores ya analizan en detalle las imágenes grabadas por las cámaras. Shane Bergin, que lidera la vigilancia y estudio del experimento, ha explicado que “el vídeo muestra que la caída se produjo en dos fases: primero hubo una caída más fuerte, pero la gota seguía unida por un hilo, que se rompió cuando estábamos observando”.

Ante un hecho tanto tiempo esperado, la alegría es considerable, y por ello los científicos del Trinity College han propuesto celebrar una fiesta cada 11 de julio para conmemorar la gota de brea y de paso comprobar cómo va la caída de la siguiente, que se producirá, según calculan los expertos, en aproximadamente una década.

“Tenemos grandes planes para la próxima gota”, ha dicho Bergin, “y una década para ponerlos en marcha. Dentro de diez años, quién sabe qué tecnología estará disponible. Nos mantendremos al día para capturar el fenómeno en toda su belleza”.

Toda una vida esperando y por fin, 86 años después, hemos podido ver caer una gota. Pero no una gota cualquiera, sino la gota de brea que forma parte de uno de los experimentos más antiguos y largos del mundo.