La corrupción es una de las principales causas de la fuga de talento en España
Los países donde la meritocracia cede ante las corruptelas y el favoritismo no consiguen retener a sus trabajadores cualificados. De forma paralela, las sociedades menos corruptas
Los países donde la meritocracia cede ante las corruptelas y el favoritismo no consiguen retener a sus trabajadores cualificados. De forma paralela, las sociedades menos corruptas atraen a cerebros formados en los primeros. El caso de España es único en Europa. En los años de bonanza económica, asistió a una oleada de inmigrantes no cualificados mientras sufría una sangría de cerebros en favor de Alemania o Estados Unidos.
Dos economistas han analizado el grado de corrupción de 122 países y lo han comparado con sus patrones migratorios de los mayores de 25 años y con, al menos, los estudios de secundaria acabados. Su conclusión fundamental es que los trabajadores cualificados huyen de las sociedades más corruptas.
“La corrupción parece jugar un papel tanto favoreciendo el éxodo como impidiendo la llegada de trabajadores cualificados”, dice la investigadora del Centro Licos para el Rendimiento de las Instituciones Económicas de la Universidad belga KU Leuven, Mara Squicciarino, coautora del estudio publicado en EMBO reports.
Entre los países que presentan mejor balance están las principales potencias económicas, con Canadá a la cabeza, seguida de Alemania, Estados Unidos, Francia o Reino Unido. Los que ven como pierden a sus mejores son naciones golpeadas por la corrupción sistemática, como México, India y, llamativamente, Corea.
Para establecer qué países son los más corruptos, los investigadores usaron el índice de corrupción usado por la Guía Internacional de Riesgo de Países. Elaborada por la estadounidense PRS Group, esta guía tiene en cuenta hasta 22 variables, tanto políticas como económicas, y es la biblia de los inversores internacionales. Analiza, por ejemplo, si los funcionarios cobran por agilizar trámites o el grado de favoritismo tanto en las Administraciones como en la empresa privada. Con esos elementos, distribuyeron los países en una escala de del 0 (máximo nivel de corrupción) al 6 (no hay corrupción).
Sobre esa matriz, volcaron los flujos migratorios de trabajadores cualificados de los 122 países en el periodo 1990-2000. Comprobaron que había una correlación negativa entre corrupción y migración. El efecto era significativo en el caso de la emigración: a menor puntuación, mayor tasa de trabajadores cualificados que abandonaban el país. “Sin embargo, el segundo efecto parecer ser aún más fuerte”, sostiene Squicciarino. Los países más corruptos atraen menos inmigrantes cualificados.
Entre los principales países europeos, sólo Italia y España presentan un flujo de migración de trabajadores cualificados negativo. Son también los países comparativamente más corruptos entre las grandes naciones europeas. Sin embargo, España presenta un escenario particular. Hay que tener en cuenta que en el periodo analizado (1990-2000), en particular la segunda mitad de la década, la economía española vivió su época dorada, convirtiéndose en tierra de leche y miel para los trabajadores de otros países.
“España representa un caso especial. Aun teniendo un nivel de corrupción similar al de Italia (que es bastante elevado para una economía desarrollada), presenta un balance global positivo, lo que significa que el número de inmigrantes de alta cualificación es mayor que el de los emigrantes españoles cualificados. Esto se debe al hecho que, durante 1990-2000, España experimentó mucha inmigración, en especial desde otros países hispanohablantes. Sin embargo, si miramos los flujos bilaterales entre España y otros países con baja corrupción, como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido, el balance es claramente negativo”, explica la investigadora.
En efecto, para comprobar la validez de sus resultados, los investigadores controlaron la variable del producto interior bruto (PIB) per cápita. Volvieron a ver la correlación negativa entre corrupción y migración, incluso reforzada. Para el mismo nivel de PIB per cápita, los países con mayor índice de corrupción presentan una salida neta de trabajadores cualificados.
España, durante el periodo analizado, tuvo un balance neto negativo ante Alemania, Reino Unido, Luxemburgo, Irlanda, Holanda, Estados Unidos y hasta con la lejana Australia. Frente a Alemania, por ejemplo, 22.369 españoles de alta cualificación se fueron a tierras germanas, mientras que para acá sólo vinieron 12.938, es decir, un balance neto de casi -9.500. Ante Estados Unidos, España perdió 7.000 cerebros.
“Sin embargo, y es algo muy interesante, si incluimos a los de baja cualificación en nuestro análisis y tomamos en cuenta el flujo neto global, vemos que España tuvo una ganancia neta de inmigrantes tanto ante Alemania (unos 25.000) como ante Estados Unidos (casi 5.000)”, destaca Squicciarino.
Aunque los investigadores no han querido valorar el posible impacto de la corrupción actual en España sobre el flujo de migración por no contar con datos actualizados de migrantes cualificados, sí destacan que aquellas sociedades donde los corruptos, a través de lazos familiares, el dinero o la política, determinan el acceso al mercado de trabajo entran en un círculo vicioso donde el deterioro del capital humano no deja de crecer.
Lo peor es que, de no atajarse la corrupción, la inversión en mejorar aquel capital humano a través de la educación sólo serviría para que otros países se beneficiaran de la fuga de cerebros.
Los países donde la meritocracia cede ante las corruptelas y el favoritismo no consiguen retener a sus trabajadores cualificados. De forma paralela, las sociedades menos corruptas atraen a cerebros formados en los primeros. El caso de España es único en Europa. En los años de bonanza económica, asistió a una oleada de inmigrantes no cualificados mientras sufría una sangría de cerebros en favor de Alemania o Estados Unidos.