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Mailbox consuma el milagro: son millonarios a los 37 días de vida
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DROPBOX PAGÓ 100 MILLONES POR LA 'APP'

Mailbox consuma el milagro: son millonarios a los 37 días de vida

En realidad, todo esto es de locos. Pensar que en pleno 2013 alguien puede convertirse de la noche a la mañana en millonario con una aplicación

Foto: Mailbox consuma el milagro: son millonarios a los 37 días de vida
Mailbox consuma el milagro: son millonarios a los 37 días de vida

En realidad, todo esto es de locos. Pensar que en pleno 2013 alguien puede convertirse de la noche a la mañana en millonario con una aplicación que gestiona el correo electrónico -sí, ahora que todos parecen ponerle fecha de caducidad- suena disparatado, pero si apuntamos que es mediante una aplicación para el iPhone y que además no han facturado un solo dólar en su brevísima existencia, es rocambolesco. 

El milagro existe y detrás de él nos encontramos a un desaliñado Gentry Underwood que concede entrevistas en televisión con aspecto de haber acabado de recorrer descalzo alguna de las playas de la bahía de San Francisco. Mirada directa y humilde, de las que transmiten no comprender muy bien a qué viene todo el revuelo en torno a su figura. Y en parte, no le falta razón. La reivindicación de lo simple: este hombre logró poner patas arriba el mundo de la tecnología el pasado mes de febrero con Mailbox, una aplicación gratuita que prometía el codiciado mantra del inbox zero mediante la simple caricia de un dedo. Todo gratis, y sin complicaciones.

Un modelo de negocio que jamás hubiera superado los tamices de un consejo de administración convencional: ¿una aplicación que gestiona el email a estas alturas? ¿Sólo para el iPhone? ¿Únicamente funciona con Gmail? ¿Totalmente gratuita? ¿Y que básicamente no hace nada que no hayamos visto ya en el mercado? 

Pues sí. Este valiente grupo de amigos (el equipo apenas supera la decena) ha logrado ingresar en las arcas de la joven firma 100 millones de dólares en tan sólo 37 días de existencia, sin gastar un sólo euro en marketing, y lo que es más sorprendente, sin emitir una sola factura. Y no hay burbuja: Dropbox no dudó en extender el cheque con la cifra millonaria con la certeza de aumentar su cifra de negocio ofreciendo a sus usuarios un interesante valor añadido.

Pero ¿qué ofrece Mailbox que ha seducido sin paliativos al mundo de la tecnología? Esta pequeña app (ahora también en el iPad) basa su fórmula de éxito en dos patas fundamentales: la sencillez y la productividad. Para la primera, sus usuarios saben que basta con deslizar un dedo hacia uno u otro lado para gestionar todo el buzón de entrada, con un objetivo final: vaciarlo por completo

Este último paso nos sirve en enlace con el segundo plus de esta aplicación como herramienta de productividad: en realidad, uno no tiene por qué borrar los mensajes para que éstos desaparezcan, sino que puede ocultarlos a la retina del usuario pero fijando recordatorios o almacenándolos en carpetas (en la nube, claro), de forma que vuelvan a asomar en el móvil en el momento oportuno. 

Hay que sumar a estas prestaciones el elemento marketiniano de la carencia: uno no se descarga e instala Mailbox como si nada, sino que hay una lista de espera. Sus creadores defienden que, al estar todo en servidores, deben dar paso de forma paulatina, pero como apuntamos, un activo con disposición limitada resulta siempre más atractivo a la compleja mente humana. Pero ahora se han hecho mayores de repente al haber sido adquiridos por Dropbox, y de hecho, ocupar ya su oficina. 

Una adquisición que consolida un prometedor proyecto (hay versiones para Android en desarrollo y posiblemente otras plataformas), pero que sin duda ha cambiado la vida de este grupo de emprendedores. "Es como conocer una chica en la primera cita y casarte en la segunda", reconoce Underwood. Y todo en 37 días.

En realidad, todo esto es de locos. Pensar que en pleno 2013 alguien puede convertirse de la noche a la mañana en millonario con una aplicación que gestiona el correo electrónico -sí, ahora que todos parecen ponerle fecha de caducidad- suena disparatado, pero si apuntamos que es mediante una aplicación para el iPhone y que además no han facturado un solo dólar en su brevísima existencia, es rocambolesco.