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Así se hace un mapa digital
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UN DÍA DE TRABAJO DE CAMPO CON TOMTOM

Así se hace un mapa digital

"¿Cómo sabe mi GPS en qué sentido se circula en esta calle?". "¿Quién registra las obras y los radares ocultos en el navegador?". "¿Sirven para algo

Foto: Así se hace un mapa digital
Así se hace un mapa digital

"¿Cómo sabe mi GPS en qué sentido se circula en esta calle?". "¿Quién registra las obras y los radares ocultos en el navegador?". "¿Sirven para algo mis avisos de que un mapa está equivocado?". 

Todos los usuarios de navegadores GPS nos hemos hecho alguna de estas preguntas. Los mapas están ahí, dentro del navegador, pero apenas sabemos nada de su proceso de creación y modificación. Cabe pensar que en los tiempos que corren un software se encarga de todo, si bien el proceso tiene más que ver con la artesanía que con el tráfico de datos. 

Y es que el factor humano sigue siendo uno de los ingredientes principales en la cartografía digital "Para elaborar un mapa tenemos en cuenta la información del satélite, la de los mapas de papel, la que nos proporcionan los gobiernos y, sobre todo, la de nuestra comunidad de usuarios", explican desde la holandesa TomTom. La experiencia de los usuarios se ha convertido en un gran valor para las desarrolladoras de mapas aunque, curiosamente, en la compañía solo prosperan el 14% de las 1.100 enmiendas propuestas al día. "Revisamos y respondemos todas las notificaciones en quince días. Algunas derivan en cambios en el software, si bien la mayoría de quejas viene por usar versiones desactualizadas de los mapas", sotienen.

Cuando varias de estas quejas se concentran en un punto llega el momento de los 'exploradores', un grupo de diez personas encargadas de verificar y arreglar los fallos. "Antes elaborábamos el mapa completo. Íbamos con un papel recorriendo las carreteras y tomando apuntes. En una hora apenas hacíamos siete kilómetros" explica José María, responsable de un equipo compuesto por geográfos e ingenieros agrónomos que tiene por cometido mantener 'fresco' el producto. 

Lo que ha cambiado el 'modus operandi' del grupo es la 'ladybug' (como puede verse en las fotografías), el coche con cámaras en el techo que Google popularizó hace unos años. La 'ladybug' capta una imagen de 360º cada tres segundos y es perfecta para hacer el trabajo más grueso de la cartografía, mas la calidad final del mapa depende en gran medida del trabajo de campo. 

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Para comprobar el error uno de estos 'exploradores' se persona en el lugar portátil en mano. Allí, sobre el terreno, se ajusta lo virtual a lo real de forma muy minuciosa. Un estándar ISO obliga a que el 98% de la información sea real y que, toda ella, esté debidamente documentada con imágenes y diagramas. Posteriormente los nuevos datos serán enviados a un centro de producción en India, donde los introducen e implementan en el software final. Esta, junto con el resto de modificaciones que se hayan practicado durante el último trimestre, serán incluidas en la actualización del navegador. 

No obstante el trabajo más duro del 'explorador' se encuentra en el despacho, concretamente cuando intenta recabar información de los organismos oficiales: "La información que nos dan las administraciones casi siempre está mal. Recuerdo las obras para una rotonda en la A6 de la que nadie parecía hacerse cargo, ni Fomento ni el ayuntamiento. Al final conseguimos el informe del proyecto y lo incluimos en nuestros mapas. Resultó que la rotonda, concluido el plazo fijado por el ayuntamiento, no estaba terminada. La volvimos a quitar del mapa. Cuando se nos informó de que habían concluido las obras la volvimos a incluir, solo que se construyó una cosa que no tenía que ver con el proyecto y tuvimos que hacer un último cambio", relata uno de los responsables entre risas.

Vea el álbum con las fotografías de la 'ladybug' de TomTom

"¿Cómo sabe mi GPS en qué sentido se circula en esta calle?". "¿Quién registra las obras y los radares ocultos en el navegador?". "¿Sirven para algo mis avisos de que un mapa está equivocado?".