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El fin de los buenos tiempos en Silicon Valley
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El fin de los buenos tiempos en Silicon Valley

No es un secreto que la Economía, con mayúsculas, es en gran parte una cuestión de estados de ánimo. Las modas y tendencias influyen muchas veces

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El fin de los buenos tiempos en Silicon Valley

No es un secreto que la Economía, con mayúsculas, es en gran parte una cuestión de estados de ánimo. Las modas y tendencias influyen muchas veces más que los fríos números, que solo los expertos son capaces de entender de verdad. Los datos, la realidad, es solo para unos pocos y el resto nos conformamos con balancearnos al son que nos marca la última moda. Y esto es especialmente cierto si hablamos de Bolsa e inversiones: hace menos de un mes Facebook valía más de 100.000 millones de dólares, y sin haber cambiado nada en su producto, su estrategia o su entorno competitivo, ahora vale un 32% menos. Y no solo eso: ya hay quien se atreve hasta a predecir su desaparición en 8 años o antes. Con un par. ;)

Así que ahora, darle caña a Facebook y a todo lo que huela a redes sociales y Social Media es lo que se lleva. Pero esa nueva tendencia, ese giro radical, tiene muchas más implicaciones de lo que parece. Porque no se trata solo de Facebook: lo que se está poniendo en cuestión es, de nuevo, la valoración de todas las empresas tecnológicas, del modelo de Silicon Valley en la actualidad. El péndulo parece haber tocado un extremo y ahora se está empezando a desplazar hacia el lado contrario. Y eso podría ser catastrófico para (casi) todo el sector si está tendencia se consolida y acelera. 

Ya han empezado a publicarse los primeros artículos al respecto. En éste se cuenta cómo Paul Graham, co-fundador de la incubadora de startups Y Combinator que está copiando medio mundo, ha anunciado a sus incubadas sobre la llegada de "malos tiempos" para Silicon Valley. Y en éste otro Kevin Hartz, CEO de Eventbrite y business angel, asegura que va a dejar de invertir por el momento porque las valoraciones de las empresas tecnológicas están demasiada altas, y porque los precios de todo están disparados en Silicon Valley porque todas las startups competimos por los mismos recursos: personal especializado, servicios externos, agencias, abogados, etc.

Ese cambio empezó no el día que Facebook salió a Bolsa, sino el día que compró Instagram por 1.000 millones de dólares. Ése fue el día del estallido de la burbuja del Social Media, y el día en que Facebook sin quererlo sembró la semilla de la duda: un acto tan exagerado no podía pasarse por alto. 

En mi opinión ambos tienen algo de razón. Yo coincido bastante con el análisis de Hartz, ya hace mucho tiempo que vengo comentando en estos #SiliconValleyFacts los precios increíblemente altos de todo tipo de servicios y personal en Silicon Valley, y cómo eso está empujando hacia arriba las necesidades de inversión, y consecuentemente las valoraciones de las startups

Nota para no iniciados: las inversiones y las valoraciones casi siempre están relacionadas, lo normal en Silicon Valley es invertir en una relación de 1 a 4/5, si invierto un millón me quedo con un entre un 20 y un 25% de la compañía, valorándola por tanto entre 4 y 5 millones. Si la startup necesita 10 millones de inversión, entonces la valoración tendrá que rondar los 40 millones, y así sucesivamente. Lógicamente esta regla no escrita tiene muchas excepciones, pero puede tomarse como un buen baremo general, y explica por qué las mayores necesidades de inversión siempre conllevan un aumento de las valoraciones de las empresas, de forma independiente a su valor real

Los costes en Silicon Valley están disparados, de eso no cabe ninguna duda. Cuesta muchísimo encontrar profesionales válidos y sobre todo retenerlos. Lo que hace que muchos emprendedores, yo entre ellos, estén considerando otras posibilidades para instalarse como Nueva York, Londres o Miami. Preocupado por la situación ayer mismo consulté con un par de VCs de la zona y me confirmaron que, aunque los inversores americanos no inviertan en empresas de fuera del país (algunos ni siquiera pueden hacerlo por limitaciones legales y fiscales), no hay ningún problema en tener las oficinas en otros lugares alejados de Silicon Valley. La obligación de estar aquí, y cito palabras textuales, "es un punto de vista anticuado"

Sea como fuere, algo parece haber cambiado en el ambiente de euforia que hemos vivido los últimos años. Y en mi opinión, ese cambio empezó no el día que Facebook salió a Bolsa, sino el día que compró Instagram por 1.000 millones de dólares. Ése fue el día del estallido de la burbuja del Social Media, y el día en que Facebook sin quererlo sembró la semilla de la duda: un acto tan exagerado no podía pasarse por alto. 

Esa duda ya está creciendo en el sector e irá calando poco a poco en todos: emprendedores, inversores, analistas, periodistas, expertos... La gran pregunta es si este movimiento pendular afectará a todo el sector por igual, o lo hará solo en determinado tipo de empresas: las que no facturan y no parecen tener modelo de negocio claro, como explicaba hace dos semanas

Mi apuesta va más en esta línea, creo que no asistiremos a una crisis generalizada como la del 2000, aunque sí es muy probable que los inversores sean algo más cautos y sean más exigentes con los modelos de negocio y que la famosa tracción se base en ingresos y no en datos tan peregrinos y fácilmente manipulables como visitas, descargas o usuarios registrados. Creo que para las empresas con una buena tracción en ingresos habrá más dinero disponible, pero costará más trabajo conseguir financiación para muchos otros, y es posible que veamos en pocos meses muchos cierres de empresas que no hayan desarrollado un modelo de negocio probado y no tengan facturación a la que agarrarse. Y los que sí creo que van a sufrir de verdad, y mucho, son todos los proyectos relacionados con Social Media, sobre todo si están asociados a la Web. Pero de esto hablaremos con más detalle otro día. 

No es un secreto que la Economía, con mayúsculas, es en gran parte una cuestión de estados de ánimo. Las modas y tendencias influyen muchas veces más que los fríos números, que solo los expertos son capaces de entender de verdad. Los datos, la realidad, es solo para unos pocos y el resto nos conformamos con balancearnos al son que nos marca la última moda. Y esto es especialmente cierto si hablamos de Bolsa e inversiones: hace menos de un mes Facebook valía más de 100.000 millones de dólares, y sin haber cambiado nada en su producto, su estrategia o su entorno competitivo, ahora vale un 32% menos. Y no solo eso: ya hay quien se atreve hasta a predecir su desaparición en 8 años o antes. Con un par. ;)

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