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"Yo despedí a Steve Jobs"
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"Yo despedí a Steve Jobs"

"¿Vas a pasarte el resto de tu vida vendiendo agua azucarada o realmente quieres cambiar el mundo?". Esta contundente pregunta cambió la historia de John Sculley,

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"Yo despedí a Steve Jobs"

"¿Vas a pasarte el resto de tu vida vendiendo agua azucarada o realmente quieres cambiar el mundo?". Esta contundente pregunta cambió la historia de John Sculley, y como comprobaremos, también la de Apple. Eran los años ochenta y Steve Jobs era consciente de que Apple necesitaba un gerente con dotes de mando y organización que pusiera coto al arrollador carisma y temperamento de su propia persona. Ese hombre era John Sculley, entonces vicepresidente de Pepsi, y que finalmente no pudo resistir al encanto y tenacidad del co-fundador de Apple y acabó uniéndose a la 'banda de piratas' (en aquel entonces ondeaba una bandera pirata en el edificio que ocupaba el equipo de desarrollo del Macintosh). Sculley vuelve a las portadas porque ha realizado unas interesantes declaraciones acerca de su ex compañero y carismático líder, Jobs.

El paso de Sculley por Cupertino será recordado en lo positivo por ser uno de los artífices, junto con Jobs, del espectacular lanzamiento del Macintosh con los posiblemente 90 segundos mejor aprovechados en la Superbowl (el espacio más caro en la publicidad norteamericana) y su célebre anuncio 1984.

En lo negativo, Sculley fracasó en su proyecto por poner orden y estructurar los mercados de Apple, creando excesivas subdivisiones para atender a los diferentes nichos, algo que al final se volvió en contra de la compañía. Pero no es por su labor al frente de Apple por lo que recordaremos siempre a Sculley: fue la única persona en este planeta que tuvo el suficiente coraje para poder entonar un 'váyase, señor Jobs' y poner de patitas en la calle a la persona que le había contratado y fundado la empresa donde entonces trabajaba.

Talento y genialidad, frente a organización y rigor. Un matrimonio que resultó mal avenido y que ahora, Sculley, que no se ha prodigado en sus declaraciones a la prensa, lamenta profundamente. Así lo ha expresado en una entrevista concedida a The Daily Beast. "Los mismos principios que Jobs defendía entonces, los mantiene hoy en día, sólo que ahora es mucho más sabio y mejor gestor", afirma Sculley en la entrevista. "No he hablado con Jobs en veinte años", lamenta, "pese a que sigue sin hablarme desde entonces, y no creo que lo vuelva a hacer, siento una profunda admiración por él".

Despedir a Steve Jobs puede antojarse como una soberana locura hoy en día, pero en aquellos 'old days' no lo era tanto. Jobs era un enfant terrible y se comportaba como tal. Organizaba reuniones a espaldas de la dirección de la empresa y su temperamental carácter provocaba tensas situaciones en la organización de la compañía. Son múltiples las anécdotas que jalonan los primeros años de Jobs al frente de Apple. Así, la dirección de Apple fue invitada a una fiesta en casa de los Rockefeller, y el singular Jobs aprovechó la ocasión para llenar los espejos de los baños de su anfitrión con coloridas pegatinas de Apple. Todo ello, claro está, enfundado en unos desaliñados vaqueros, pelos largos, y sin pasar por la ducha en una buena temporada. Eran otros tiempos, y la etiqueta en las relaciones empresariales contaba más de lo que Silicon Valley acostumbra hoy en día.

Con todo, no parecen ser argumentos suficientes para poner de patitas en la calle a un visionario como Jobs. Al menos, eso reconoce ahora John Sculley, admitiendo que podría haber fructificado la relación laboral entre ambos. "Yo podía haber sido el presidente y él el CEO", descargando asimismo, parte de responsabilidad en la junta que lo presionaba. De hecho, siente no haber salido él mismo de la estructura dejando vía libre a Jobs, "a fin de cuentas, era su empresa". Nos quedará la duda sobre si el despido fue lo que espoleó a Jobs a retomar su puesto en Apple con un nuevo espíritu, o por el contrario, fustró unos años de bonanza de la compañía. Sculley lo tiene claro: "Mi pronóstico es que Apple no sólo va superar a Microsoft en capitalización. Va a ir mucho más allá...".

"¿Vas a pasarte el resto de tu vida vendiendo agua azucarada o realmente quieres cambiar el mundo?". Esta contundente pregunta cambió la historia de John Sculley, y como comprobaremos, también la de Apple. Eran los años ochenta y Steve Jobs era consciente de que Apple necesitaba un gerente con dotes de mando y organización que pusiera coto al arrollador carisma y temperamento de su propia persona. Ese hombre era John Sculley, entonces vicepresidente de Pepsi, y que finalmente no pudo resistir al encanto y tenacidad del co-fundador de Apple y acabó uniéndose a la 'banda de piratas' (en aquel entonces ondeaba una bandera pirata en el edificio que ocupaba el equipo de desarrollo del Macintosh). Sculley vuelve a las portadas porque ha realizado unas interesantes declaraciones acerca de su ex compañero y carismático líder, Jobs.

El paso de Sculley por Cupertino será recordado en lo positivo por ser uno de los artífices, junto con Jobs, del espectacular lanzamiento del Macintosh con los posiblemente 90 segundos mejor aprovechados en la Superbowl (el espacio más caro en la publicidad norteamericana) y su célebre anuncio 1984.

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