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¿Provocan los móviles cáncer?
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¿Provocan los móviles cáncer?

La pregunta es bien sencilla, la respuesta no lo es tanto. Recientemente, en el estado norteamericano de Maine ha prosperado una moción que insta a debatir

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¿Provocan los móviles cáncer?

La pregunta es bien sencilla, la respuesta no lo es tanto. Recientemente, en el estado norteamericano de Maine ha prosperado una moción que insta a debatir la conveniencia de obligar a los fabricantes de móviles a etiquetar sus productos advirtiendo sobre el riesgo de cáncer cerebral derivado del uso de los mismos. Esta advertencia sería muy similar a la que encontramos ahora en los paquetes de tabaco y no crean que se trata de un caso aislado, ya que en el mismo país, la ciudad de San Francisco se está planteando obligar a los vendedores de teléfonos móviles a que indiquen junto al precio el nivel de radiación de los mismos. En el caso de Maine, la iniciativa ha partido de la republicana Andrea Boland y basa su solicitud en "numerosos estudios" que confirmarían la correlación entre los casos de cáncer cerebral y el uso del teléfono. El debate se presenta complejo puesto que sobre el papel, y tal y como confirma la Federal Communications Commission (FCC) -organismo estatal que regula el uso de los móviles en Estados Unidos-, todos los fabricantes cumplen con la normativa establecida en lo referente a la emisión de radiofrecuencias. Los interrogantes se plantean, fundamentalmente, debido a que no ha pasado un número suficiente de años de utilización del teléfono móvil como para que los estudios sean concluyentes.

La OMS tampoco 'se moja'

Pocos objetos de estudio habrán provocado debates tan intensos como el que nos ocupa y lo cierto es que no hay datos concluyentes en un sentido u otro. En 2004 un informe llevado a cabo en el Reino Unido desató todo tipo de alarmas al afirmar que el uso de teléfonos móviles alteraba el ADN de las personas, aunque en el mismo informe se afirmaba que no había datos concluyentes que llevaran a aseverar que dicha alteración generara enfermedades. La mayoría de los grandes fabricantes, por su parte, han llevado a cabo estudios cuyos datos son claros y apuntan a la inocuidad de las radiaciones en las personas. No obstante, los críticos afirman que dichos fabricantes han influenciado en cierta manera en los resultados de los estudios movidos por los intereses.

Ante este panorama, todos los ojos están puestos en la Organización Mundial de Salud y ver cuál es el posicionamiento de un organismo que se presupone independiente. En este sentido, la OMS ha redactado un completo informe en el que se aclara que no hay evidencias científicas que concluyan que las radiofrecuencias provoquen enfermedades, pero atención, porque en el mismo informe se habla de "vacíos en las investigaciones" que deberán ser completadas en ulteriores estudios. Así y hasta que haya resultados definitivos, el organismo hace recomendaciones poco tranquilizadoras para los usuarios de los móviles: no mantener conversaciones muy largas al teléfono y emplear el máximo tiempo posible los sistemas de manos libres. Estas últimas indicaciones han avivado la llama de los escépticos que comparan los estudios de inocuidad de la radiofrecuencia con los que afirmaban que el tabaco no perjudicaba a la salud.

Los móviles más seguros

Algunos fabricantes, entre tanto, continúan reduciendo el nivel de emisiones de los terminales pese a que la práctica totalidad de los móviles se encuentran muy por debajo de los estándares exigidos por los organismos responsables. Llama la atención, no obstante, las advertencias que podemos encontrar en muchos equipos de primeras marcas en los que se recomienda no acercar el dispositivo a tanta distancia del cuerpo humano o bien no recomendando el uso de móviles en menores de edad. En medio de todo este confuso ambiente, el organismo independiente Enviromental Working Group ha acudido directamente al origen de problema publicando un listado con los principales móviles del mercado y su nivel de radiación, de forma que el consumidor pueda al menos escoger en consecuencia. Este mismo organismo ha confeccionado una serie de medidas para reducir al máximo la exposición a las radiofrecuencias para aquellos que no las tengan todas consigo. De todas ellas, la que está más a mano de los usuarios y permitirá tranquilizar la conciencia de los más aprensivos, es la que recomienda el uso de auriculares o sistemas de manos libres.

La pregunta es bien sencilla, la respuesta no lo es tanto. Recientemente, en el estado norteamericano de Maine ha prosperado una moción que insta a debatir la conveniencia de obligar a los fabricantes de móviles a etiquetar sus productos advirtiendo sobre el riesgo de cáncer cerebral derivado del uso de los mismos. Esta advertencia sería muy similar a la que encontramos ahora en los paquetes de tabaco y no crean que se trata de un caso aislado, ya que en el mismo país, la ciudad de San Francisco se está planteando obligar a los vendedores de teléfonos móviles a que indiquen junto al precio el nivel de radiación de los mismos. En el caso de Maine, la iniciativa ha partido de la republicana Andrea Boland y basa su solicitud en "numerosos estudios" que confirmarían la correlación entre los casos de cáncer cerebral y el uso del teléfono. El debate se presenta complejo puesto que sobre el papel, y tal y como confirma la Federal Communications Commission (FCC) -organismo estatal que regula el uso de los móviles en Estados Unidos-, todos los fabricantes cumplen con la normativa establecida en lo referente a la emisión de radiofrecuencias. Los interrogantes se plantean, fundamentalmente, debido a que no ha pasado un número suficiente de años de utilización del teléfono móvil como para que los estudios sean concluyentes.

La OMS tampoco 'se moja'

Pocos objetos de estudio habrán provocado debates tan intensos como el que nos ocupa y lo cierto es que no hay datos concluyentes en un sentido u otro. En 2004 un informe llevado a cabo en el Reino Unido desató todo tipo de alarmas al afirmar que el uso de teléfonos móviles alteraba el ADN de las personas, aunque en el mismo informe se afirmaba que no había datos concluyentes que llevaran a aseverar que dicha alteración generara enfermedades. La mayoría de los grandes fabricantes, por su parte, han llevado a cabo estudios cuyos datos son claros y apuntan a la inocuidad de las radiaciones en las personas. No obstante, los críticos afirman que dichos fabricantes han influenciado en cierta manera en los resultados de los estudios movidos por los intereses.