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Adictos al móvil
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Adictos al móvil

El móvil se ha convertido en una adicción, sobre todo para los más jóvenes. Este dispositivo ha pasado de ser una necesidad a transformarse en un

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Adictos al móvil

El móvil se ha convertido en una adicción, sobre todo para los más jóvenes. Este dispositivo ha pasado de ser una necesidad a transformarse en un quebradero de cabeza para hospitales y centro médicos, que ven impasibles cómo aumentan este tipo de patologías. Según una encuesta reciente, los adolescentes son los más afectados por este desorden. Un 38% de los menores no puede vivir sin su teléfono móvil.

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Mal humor, agresividad, cambio de conducta, abandono del entorno social, pequeños robos para costear las llamadas, mentiras, angustia… son algunos de los síntomas que padecen los adictos al móvil. Estas personas, dos de cada mil usuarios, no conciben su vida sin su teléfono, con el que llegan a crear un gran vínculo afectivo. A diferencia de otros desórdenes, éste comienza a edades más tempranas, aunque resulta mucho más difícil de detectar. Expertos en infancia y nuevas tecnologías ya han expresado su preocupación por este tipo de casos.

El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, y el presidente de la asociación Protégeles, Guillermo Cánovas, presentaron hace unos días un estudio realizado sobre 2.000 menores madrileños de entre 11 y 17 años. En este informe se da la primera señal de alerta sobre un posible desorden de adicción al móvil: el 38% de los menores que tiene uno se agobia o lo pasa "fatal" cuando no cuenta con él y un 25% gasta más de 20 euros al mes (el 7% incluso supera los 40 euros).

Todavía no hablan de adictos, pero sí de niños que padecen "características propias del desorden de adicción", por lo que es necesario que los padres, ya concienciados con los riesgos de Internet, se sensibilicen ante el móvil y que las compañías proveedoras, con quienes tienen previsto reunirse, comiencen a facilitar sistemas de filtrado, algo que podría hacer Telefónica Móviles en un año.

Pero la adicción al móvil no es exclusiva de los menores de edad. Un equipo de investigadores de la Universidad británica de Lancaster presentó en 2004 un estudio, realizado sobre más de 150.000 usuarios, que pone de manifiesto que uno de cada tres usuarios está enganchado a su teléfono móvil, unas cifras de que doblan los de otro estudio similar realizado un año antes.

Algunas instituciones han tomado cartas en el asunto. La organización no gubernamental Proyecto Hombre, especializada en casos de drogodependencia, ha creado un Programa de Adicciones Comportamentales en el que se incluyen las adicciones a las nuevas tecnologías. En este programa se intenta reforzar la autoestima personal para superar la dependencia del teléfono móvil, entre otras cosas. Por otro lado, el centro de tratamiento de adicciones sociales Cetras, con sede en Valladolid, también controla a enfermos con este perfil.

Una campaña desarrollada por la asociación de consumidores FACUA en 2004 ya alertaba del peligro de los teléfonos móviles. Bajo el lema ‘¿Tu vida es móvil?’ se advertía del uso abusivo y compulsivo de estos aparatos que deriva en un aumento del gasto mensual de millones de familias y en trastornos físicos y psicológicos cuando una persona olvida el móvil en casa o se queda sin batería. La sensación de supuesta libertad que ofrecen las compañías puede transformarse en una auténtica dependencia.

El teléfono móvil no es la única ciberadicción detectada entre los seguidores de las nuevas tecnologías. Internet también puede llegar a causar trastornos similares, aunque en estos casos la adicción está muy ligada a los contenidos. Recientemente se ha definido un Síndrome de Adicción a Internet y se calcula que aproximadamente un 10% de los usuarios podrían estar implicados en este problema, según la web www.adictosainternet.com. La pornografía, el juego, los chats… son los más peligrosos para los internautas.

El móvil se ha convertido en una adicción, sobre todo para los más jóvenes. Este dispositivo ha pasado de ser una necesidad a transformarse en un quebradero de cabeza para hospitales y centro médicos, que ven impasibles cómo aumentan este tipo de patologías. Según una encuesta reciente, los adolescentes son los más afectados por este desorden. Un 38% de los menores no puede vivir sin su teléfono móvil.