E. Sanz
Imagine que un día suena el teléfono y alguien, al otro lado de la línea, le comunica que es el único heredero de una fortuna que un tío muy lejano, del que nunca ha oído hablar
Imagine que un día suena el teléfono y alguien, al otro lado de la línea, le comunica que es el único heredero de una fortuna que un tío muy lejano, del que nunca ha oído hablar