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Multan con 3.000 € a un padre y un hijo por llevar a su perra enferma al veterinario en el confinamiento
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han recurrido dos veces

Multan con 3.000 € a un padre y un hijo por llevar a su perra enferma al veterinario en el confinamiento

El animal necesitaba ser operado de urgencia y, pese a llevar en mano el justificante que acreditaba su desplazamiento en coche, los agentes no quisieron verlo y lo multaron

Foto: Agentes de la Guardia Civil en los controles durante el confinamiento. Foto: Efe
Agentes de la Guardia Civil en los controles durante el confinamiento. Foto: Efe

Ocurrió hace unos meses, cuando todo el país estaba sumido en pleno confinamiento tras el estado de alarma decretado por el Gobierno como medida frente a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. Por entonces, al igual que sigue ocurriendo el algunas zonas de la península con mayor incidencia de coronavirus,

Fue en el mes de abril, en Palma de Mallorca, cuando un padre y su hijo se vieron obligados a incumplir con las restricciones de movilidad para salir de casa y llevar a su perra, Mika, al veterinario. Su mascota se encontraba muy enferma y necesitaba ser operada de urgencia, según informa el diario local Úlitma Hora.

Cuando ambos familiares pusieron pie en la calle y se encaminaron hacia la clínica veterinaria, fueron interceptados por la Guardia Civil. Según han asegurado al diario mallorquín, tanto el joven como su padre llevaban puesta la mascarilla, estaban respetando los dos metros de distancia el uno del otro y el hijo llevaba en brazos al animal.

Pero fue en la salida del Coll den Rabassa, donde los agentes realizaban controles de circulación rutinarios para asegurar el cumplimiento de las normas sanitarias, cuando les obligaron a detenerse. Pese a que ambos disponían del justificante que los acreditaba a desplazarse y que corroboraba que la perra debía ser operada, el agente — siempre según relata el propio joven al medio — les impuso una multa de 1.500 euros a cada uno.

"Hemos pedido al veterinario un informe de la perra sobre sus dimensiones para demostrar que apenas se podía mover y necesitaba ayudar a mi padre", señala el joven. De acuerdo con el testimonio de ambos, el agente que los paró ni siquiera quiso ver el justificante del que disponían y ya han recurrido la multa hasta en dos ocasiones. El final de la historia fue doblemente amarga, ya que Mika tuvo que ser sacrificada una vez llegaron al veterinario.

Ocurrió hace unos meses, cuando todo el país estaba sumido en pleno confinamiento tras el estado de alarma decretado por el Gobierno como medida frente a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. Por entonces, al igual que sigue ocurriendo el algunas zonas de la península con mayor incidencia de coronavirus,

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