
Soledad no deseada: la ‘otra pandemia’ que afecta a 9,8 millones de españoles

Esta problemática es una realidad para cada vez más personas, sobre todo mayores. Una iniciativa de Fundación "la Caixa" apuesta por visibilizarla y darle solución
¿Hay algo peor que la soledad? Sí: la soledad no deseada. Y es algo que afecta a mucha gente. Según el Barómetro de la soledad no deseada en España 2024, el 20% de los habitantes en España, cerca de 9,8 millones de personas, sufre un contexto de soledad que no es ni buscada ni deseada. Y el 59% de ellas lleva más de tres años en esta situación.
Por edades, observamos un dibujo en forma de 'U'. Los jóvenes de entre 18 y 24 años son quienes más la sufren, y el índice va descendiendo con el paso del tiempo y, a partir de los 75 años, vuelve a crecer.
Por sexos no hay grandes diferencias: la situación afecta al 21,8% de las mujeres y al 18% de los hombres. Sin embargo, esta brecha se acrecienta con el paso de la edad. A partir de los 65 años, el índice de las mujeres se queda en un 19,8%, mientras que el de los hombres desciende mucho más, hasta el 12%.
"La soledad aprieta, aprieta, cada vez aprieta más", nos cuenta María Teresa Mazón, una de esas personas que sufre los estragos de la soledad no deseada. "Entonces dices: 'Dios mío, o me muero o salgo de esta'. Porque no tienes ganas de nada. Ni de hablar, ni de coger el teléfono, ni de salir... La soledad es algo horroroso".
‘La Llamada de la Soledad’
Es evidente que la soledad no deseada es un problema que precisa de ayuda. Y en ese camino, el primer paso siempre es la visibilización. Precisamente para ello, y coincidiendo con el Día Internacional de las Personas Mayores, la Fundación ”la Caixa” lanzó el pasado 1 de octubre la campaña 'La Llamada de la Soledad', una iniciativa en la que la llamada de una cabina telefónica invita a la sociedad a escuchar, a reflexionar y a actuar.
"La soledad se parece mucho al dolor que provoca estar enfermo. Te va desgastando. Sientes que no sirves para nada, que cada vez haces menos cosas… Como si desaparecieras para los demás y para ti mismo", explica Josep en una de esas llamadas. "Saber que hay alguien que te escucha, que se preocupa por ti, que te pregunta ¡¿Cómo estás?' de corazón, me salvó de no hundirme. Esta fue la mano que me mantuvo a flote en los momentos en los que no le veía ninguna salida a mi vida", añade Javier, otro de los protagonistas de la campaña y afectado por esta realidad invisible.
Tanto Josep como Javier han pasado por Siempre Acompañados, un programa desarrollado por la Fundación ”la Caixa” de cara a las personas mayores que pasan por esta soledad no deseada y que busca empoderarlas, como sujetos activos de su propio proceso de envejecimiento, y acompañarlas en la búsqueda de relaciones de apoyo y bienestar. Asimismo, el programa apuesta por la implicación de la ciudadanía y el entorno comunitario para construir alianzas y trabajar en red. El objetivo es sensibilizar a la ciudadanía y minimizar las situaciones de soledad de las personas mayores.
Desde un enfoque comunitario, el programa Siempre Acompañados, con más de diez años de trayectoria, ha atendido de forma personalizada a más de 3.300 personas mayores de toda España y Portugal en 2025, un 32% más que en el mismo periodo del año pasado.

"Saber que hay alguien que te escucha, que se preocupa por ti, que te pregunta '¿Cómo estás?' de corazón, me salvó de no hundirme"
Javier
Según el último estudio llevado a cabo, en los seis primeros meses de intervención, los participantes se muestran capaces de reducir los sentimientos de soledad, bien sea social, emocional o existencial. Más del 80% de los participantes experimenta un aumento de confianza, se siente con más capacidades para hacer frente a la soledad y trabaja en su crecimiento personal.
Un 85% de ellos, además, comprende mejor sus emociones y conecta más con sus amigos y familiares. El 95%, que al entrar en el programa se encontraba mal, percibe una mejora de su estado emocional. El sentimiento de soledad se reduce de forma muy significativa, de hecho, entre las personas con mayor vulnerabilidad (pérdidas de seres queridos, cuidadores, personas que experimentan transiciones como la jubilación, situaciones de pobreza...). “He aprendido a vivir dignamente con la soledad”, confiesa Javier.
Se trata, en definitiva, de ser conscientes del problema generado por la soledad no deseada, de visibilizarlo y ponerle solución para que nuestros mayores nunca más se sientan abandonados. Y es que “dos minutos de nuestro tiempo pueden ser un mundo para ellos”.
