Cuando la escritura favorece el desarrollo personal y la participación de los mayores

Dentro de su ‘Programa de Personas Mayores’, Fundación “la Caixa” organiza una serie de actividades e iniciativas, destinadas a fomentar su creatividad, imaginación y participación a través de talleres de escritura y creación de pódcast, o un certamen literario, cuyo plazo de inscripción está abierto hasta el 23 de julio
La palabra es un arma poderosa. Toda nuestra vida está configurada a base de letras que juntas dan significado a lo que somos. La palabra escrita, además, tiene un superpoder añadido: “La escritura convierte la memoria en algo tangible”, explica Anna Soldevila, doctora en Psicopedagogía, especializada en Gerontología educativa y Educación emocional. Y esto en una etapa como la vejez es esencial. “Escribir permite recapitular la experiencia acumulada: saberes de vida, oficios, costumbres, decisiones, principios éticos, todo lo que no suele estar en los libros, pero pervive en quien lo ha experimentado”, puntualiza.
Para las personas mayores, escribir es un acto de reflexión; una manera, según explica la psicopedagoga, “de dar coherencia a las experiencias, a integrar lo doloroso y lo gratificante, pero también a mantener activa la mente. La memoria, la imaginación, el lenguaje y la atención se estimulan y generan tanto bienestar cognitivo como emocional”. Además, añade otro beneficio clave: “Es un modo de mantenerse flexible mentalmente, de abrir caminos expresivos cuando otras capacidades, como las físicas, comienzan a disminuir”.
Siendo conscientes de los beneficios de la palabra, Fundación “la Caixa”, dentro de su Programa de Personas Mayores, tiene un conjunto de actividades, como talleres de escritura creativa, escritura poética, escritura e interpretación periodística, creación de pódcast, clubs de lectura e, incluso, un certamen literario; que lleva XVII ediciones y cuyo plazo de inscripción todavía está abierto, que están destinadas a fomentar la creatividad y la participación.

Un concurso con historia
Cuca Hernández vive en el municipio madrileño de Aranjuez, está jubilada desde hace unos años y siempre ha sentido pasión por la escritura. “Tengo un montón de cuadernos con cosas empezadas y nunca acabadas. Empecé, como casi todos, con un diario; luego pasé a pequeños poemas y durante mi etapa más adulta he escrito artículos relacionados con mi activismo en una asociación. Ahora que estoy jubilada, y puedo dedicarme más relajadamente a ello, lo hago con más constancia”, explica.
Era cuestión de tiempo que se presentara al concurso de relatos. Lo hizo la edición pasada gracias a una amiga y, para su sorpresa, ganó el primer premio en la categoría de Relatos. ¿Su obra? Volar sin alas, un cuento inspirado en innumerables anécdotas de su madre. “Cuando me dijeron que era finalista, me pareció algo sorprendente. Quedar entre los diez primeros en un concurso en el que se presenta tantísima gente (unas 5.200 obras entre las tres categorías), es ya un premio”, confiesa. Esta edición formará parte del jurado.
Una experiencia similar la vivió Elena Navarro. Esta maestra ya retirada, afincada en Murcia pero natural de Barcelona, decidió lanzarse a la aventura con el mundo pódcast. “Estaba apuntada al taller de radio, porque siempre me han gustado mucho los medios de comunicación. Mi profesora Paloma nos animó a presentarnos al concurso en una nueva categoría que estrenaban ese año. Yo entonces no sabía ni lo que era un pódcast”, recuerda. “Le comenté que mi prima Mercedes y yo nos íbamos a hacer el Camino de Santiago y que, quizá, de nuestro viaje podíamos sacar el pódcast”. Dicho y hecho, las dos primas aventureras cada día, al comienzo o final de la etapa, grababan un minuto y medio de su experiencia que luego enviaban a su profe. Ella se dedicaba a editarlo. Una vez terminado el serial, lo mandaron a Madrid y de repente un día recibieron la noticia de que habían quedado finalistas en la categoría de Pódcast en 2023. “Fue todo una sorpresa. Creo que les gustó porque era muy natural”.
Su audiocuaderno de bitácora, al que llamaron Diario del Camino Inglés, junto al resto de los relatos de ganadores y finalistas, están recogidos en una publicación bianual, que reúne los relatos finalistas y ganadores de las distintas ediciones. Este libro, que supone un reconocimiento a su participación, se comparte en los talleres que se imparten en la fundación, especialmente en los de lectura.

El jurado está formado por escritores y periodistas reconocidos como Soledad Puértolas, Fernando Schwartz, Ana Vega Toscano y Miquel Molina
La murciana de adopción ahora sigue aprendiendo cómo locutar y editar sus vivencias en el taller de creación de pódcast que se imparte en la UCAM, sin dejar el de radio y otros tantos a los que acude a lo largo de la semana. “Nuestros profesores son estudiantes que están terminando Periodismo o alguna carrera similar. Es una experiencia muy saludable. Me divierte muchísimo estar ahora al otro lado de la mesa”. Elena, además, no descarta volverse a presentar al concurso ahora que ya sabe un poco más.
Al igual que Cuca, Elena y su prima Mercedes, son muchas las personas mayores de 60 años que se han presentado a este certamen a lo largo de los años en alguna de las tres categorías (Relato, Microrrelato y Pódcast) que a día de hoy están vigentes. Desde Fundación “la Caixa” admiten que “la concurrencia al certamen no ha dejado de aumentar desde su puesta en marcha en 2009”. El año pasado recibieron 5.183 obras: 3.498 relatos, 1.522 microrrelatos y 163 pódcast.
Realizado en colaboración con Radio Nacional de España, el jurado está formado por escritores y periodistas reconocidos, como Soledad Puértolas, Fernando Schwartz, Ana Vega Toscano (RNE) y Miquel Molina (La Vanguardia); además de por los ganadores de la edición anterior. Una iniciativa muy enriquecedora que nació con el único propósito de “fomentar el hábito de la escritura y la lectura, el uso de la imaginación y el desarrollo de la creatividad en las personas mayores, así como hacer visibles y compartir con la sociedad sus habilidades, conocimientos y valores”.
Talleres para fomentar la creatividad
Otra pata importante dentro de este programa son los talleres que imparten en 634 centros repartidos por toda España, ya sean propios de la fundación o en convenio con distintas administraciones regionales. Actualmente, se imparten de escritura poética, de escritura e interpretación periodística, escritura creativa y pódcast. También cuentan con clubs de lectura, a través de los talleres Amigos lectores y Grandes lectores.
“El de escritura creativa les gusta mucho porque se basan en sus experiencias desde la niñez”, indica Rosa Salgado, profesora de este taller, y otro de poesía, en dos centros en Vigo. “Son cursos muy completos porque abarcan muchos aspectos a nivel cognitivo. Se trabaja la memoria, la fluidez verbal, la reminiscencia…”. También aprenden a expresar sus emociones y sentimientos sin temor a ser juzgados. “Es quizá lo que más les cuesta porque no están acostumbrados a ello. Nadie les ha enseñado”, explica Rosa.
La magia de estos talleres, impartidos en un espacio seguro, es que permiten crear una conexión social entre los 10-12 alumnos que comparten clase. “Tengan el bagaje personal y profesional que tengan, aquí se entienden, se apoyan y empatizan los unos con los otros. Es increíble cómo dos personas que a priori han tenido vidas muy diferentes, siempre encuentran un punto en común”, confiesa la profesora.

Fundación “la Caixa” lleva más de un siglo acompañando a las personas mayores a lo largo de su proceso de envejecimiento, a través de diversas iniciativas impulsadas por dicho programa. Según explican fuentes de la organización, “a medida que envejecemos, acumulamos una riqueza de conocimiento y experiencia que pueden transmitirse a las generaciones más jóvenes. Este acto de compartir sabiduría y guiar a otros en su desarrollo creativo es muy valioso y contribuye a erradicar la idea edadista de que las personas mayores no pueden ser creativas”. Añaden, además, que parte de su leitmotiv consiste en “facilitar una nueva etapa vital que valga la pena vivir con conciencia, responsabilidad y sentido, disfrutando del presente. En este contexto, cobra especial importancia combatir el aislamiento y la soledad, promoviendo vínculos de apoyo mutuo, el cuidado propio y el cuidado hacia quienes nos rodean”.