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Leganés, Málaga, Parla... Así se modernizan los municipios españoles con las ayudas europeas
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MÁS DE 13.000 MILLONES EN MOVILIDAD

Leganés, Málaga, Parla... Así se modernizan los municipios españoles con las ayudas europeas

Más de 180 ayuntamientos solicitaron subvenciones en 2021 para habilitar zonas peatonales y descarbonizar el transporte urbano, entre otras iniciativas. Estas son algunas de las que ya están en marcha

Foto: Fuente: freepik.
Fuente: freepik.

Nueve de cada 10 personas respiran aire contaminado, según la Organización Mundial de la Salud. Y las consecuencias no son leves. La Agencia Europea de Medio Ambiente afirma que en España, en concreto, mueren cada año más de 30.000 personas de forma prematura por este problema. Si a estos datos le sumamos el crecimiento constante de la población, encontramos un escenario en que la necesidad de cambiar el paradigma del transporte interurbano y de las ciudades con una gestión inteligente del tráfico se antoja cada vez más imprescindible.

Para avanzar en este camino, se requieren grandes inversiones. Así, el Gobierno destinará a la movilidad más de 13.200 millones de euros de los fondos Next Generation de la Unión Europea: 6.667 millones a entornos interurbanos y 6.536 millones a los metropolitanos. En el ámbito urbano, gran parte de las ayudas irá destinada a los ayuntamientos, que son los encargados de implementar medidas en este terreno. Las peticiones no se hicieron esperar cuando se inició la primera convocatoria el pasado año: 187 municipios solicitaron una porción del pastel. Entre las principales actuaciones, se encuentran habilitar zonas peatonales en el centro de las urbes, impulsar el uso de la bicicleta y descarbonizar el transporte urbano.

Urbes españolas están haciendo pruebas con autobuses eléctricos. Málaga, incluso, ya ha transportado viajeros en uno sin conductor

Así, en estos momentos, varias ciudades españolas como Leganés están llevando a cabo pruebas con autobuses 100% eléctricos. Algunas han llegado a dar un paso más. Es el caso de Málaga, que este año ya ha transportado viajeros desde el puerto hasta el centro en uno sin conductor.

Las zonas de bajas emisiones (ZBE) —áreas dentro de las urbes donde se restringe el tráfico— son otra de las iniciativas que ocuparon un lugar central en las solicitudes de los fondos europeos. Y es que, antes de 2023, por ley, todos los municipios españoles de más de 50.000 habitantes tendrán que contar con ellas. Así, en un contexto en el que algunas grandes ciudades como Barcelona, Sevilla y Madrid ya las han puesto en marcha, empresas de varios sectores siguen movilizándose para colaborar en estos proyectos. Un ejemplo es Abertis Mobility Services, que recientemente ha firmado un acuerdo de colaboración con Yunex Traffic (una compañía de Siemens) para ofrecer soluciones tecnológicas como las cámaras: “El procesamiento de imágenes ya incluye inteligencia artificial para captar evidencias como el reconocimiento óptico de caracteres o de patrones”, afirman desde la compañía de infraestructuras.

placeholder Zona de bajas emisiones en Barcelona. (Fuente: EFE)
Zona de bajas emisiones en Barcelona. (Fuente: EFE)

Los 'parkings' situados en la periferia de las ciudades también constituyen un foco principal en los planes de muchas urbes. El objetivo es que los conductores que quieran acceder al centro puedan aparcar en ellos para continuar su trayecto en transporte público. Algunos ejemplos son el Ayuntamiento de Parla, que pretende desarrollar conexiones intermodales y aparcamientos disuasorios tras la construcción de una nueva estación de cercanías; también los consistorios de Cáceres y Santander, que planean construir varias de estas infraestructuras con cargo a los fondos europeos.

Corredores y carreteras conectadas

A diferencia de las zonas metropolitanas, los corredores ferroviarios y las carreteras que conforman el transporte interurbano estarán, en gran medida, en manos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Además, habrá otra parte de los fondos, aunque más pequeña, que se cogestionará a través de las comunidades autónomas y empresas privadas.

Dentro de estas inversiones directas del ministerio, la mirada está en el ferrocarril. El principal objetivo es completar los corredores europeos en España, acelerar el trasvase modal de la carretera al tren, especialmente en el traslado de mercancías, y mejorar la calidad del servicio de los cercanías. En relación con las carreteras, más que invertir en construir nuevas infraestructuras, el reto será adaptar la tecnología de las ya existentes, tanto en túneles como en sistemas inteligentes de transporte.

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Algunas iniciativas privadas ya están dando forma a un futuro cada vez más cercano. El proyecto Aivia, por ejemplo, busca mejorar la infraestructura física de los corredores con la sensorización de las vías y mediante dispositivos que aumenten la seguridad vial. Otro caso es el ‘garaje de innovación’ de Abertis, un programa a través del cual explorarán ideas para mejorar la gestión de las infraestructuras viales a través de la tecnología.

La realidad es que el futuro del transporte puede beneficiarse enormemente de la posibilidad de que los coches y las carreteras se comuniquen entre sí cualquier tipo de incidencia. Carreteras que, según fuentes de la empresa, ya han dejado atrás una época en la que apenas han soportado circulación debido a la pandemia. “Ahora que hemos vuelto a las oficinas, debido al miedo al contagio, ha habido un incremento en el uso del vehículo privado frente al transporte público. Esta situación está provocando una mayor congestión en las carreteras, por tanto, la generación de mayores emisiones de CO₂ y un aumento de los accidentes de tráfico”, apuntan desde la compañía; consecuencias que, según ellos, “se pueden paliar con proyectos como los mencionados”.

Nueve de cada 10 personas respiran aire contaminado, según la Organización Mundial de la Salud. Y las consecuencias no son leves. La Agencia Europea de Medio Ambiente afirma que en España, en concreto, mueren cada año más de 30.000 personas de forma prematura por este problema. Si a estos datos le sumamos el crecimiento constante de la población, encontramos un escenario en que la necesidad de cambiar el paradigma del transporte interurbano y de las ciudades con una gestión inteligente del tráfico se antoja cada vez más imprescindible.

Para avanzar en este camino, se requieren grandes inversiones. Así, el Gobierno destinará a la movilidad más de 13.200 millones de euros de los fondos Next Generation de la Unión Europea: 6.667 millones a entornos interurbanos y 6.536 millones a los metropolitanos. En el ámbito urbano, gran parte de las ayudas irá destinada a los ayuntamientos, que son los encargados de implementar medidas en este terreno. Las peticiones no se hicieron esperar cuando se inició la primera convocatoria el pasado año: 187 municipios solicitaron una porción del pastel. Entre las principales actuaciones, se encuentran habilitar zonas peatonales en el centro de las urbes, impulsar el uso de la bicicleta y descarbonizar el transporte urbano.

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