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Cómo ahorrar 145 euros al año en tu factura de la luz

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Ahorrar en la factura de la luz
Ahorrar en la factura de la luz

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agamos mes a mes el importe que recibimos de manera mecánica, pero con información y buenos hábitos podríamos reducir esa cuantía

Por Romina Vallés

Agua, gas y electricidad. Poco tiempo para revisar y, algunas veces, poca información. Y seguimos sumando facturas, mes tras mes. Al año, solo el gasto de energía de un hogar español medio es de alrededor de 1.000 euros, según datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía). Cada hogar podría ahorrar unos 145 euros anuales en sus facturas energéticas si no fuera porque el 56% de los españoles no entiende la factura de la luz y el 63% no sabe qué tipo de contrato tiene, según un estudio del comparador de precios ‘online’ Rastreator.

La climatización (calefacción y aire acondicionado) es la partida responsable de que la factura se dispare en casa: puede llegar a suponer el 50% del total. Los electrodomésticos y el agua caliente van por detrás en la composición del gasto energético, seguidos de la luz. Entender la factura de la luz es básico para poder ahorrar. Solo hay que conocer dos conceptos: la potencia contratada y el consumo eléctrico.

Hay dos factores básicos en la factura de la luz que debemos entender para ahorrar: la potencia contratada y el consumo real

El importe por la potencia contratada es lo que pagamos por la cantidad máxima de energía que podemos consumir en un mismo instante sin que salten los plomos. Es un coste fijo, independientemente de si consumimos más o menos energía y su precio orientativo lo marca el Ministerio de Industria. En la factura identificaremos este concepto porque viene indicado en euros/kilovatio por día, mes o año (€/kW/día, €/kW/mes o €/kW/año). Entonces, ¿cómo saber qué potencia necesita nuestro hogar?

Calefacción

Como guía general, la potencia para los hogares suele estar entre los 3,45kW y los 5,75 kW y depende de varios factores. Que tengamos una casa grande o pequeña no es importante, ya que podemos vivir en muchos metros cuadrados con pocos electrodomésticos o en un lugar pequeño con muchos. Lo que marca la diferencia al hablar de potencia es el número de electrodomésticos que utilizamos de manera cotidiana. Según Endesa, bajar un decimal de potencia (de 3,4 a 3,3 kW, por ejemplo) puede suponer un ahorro de unos 40 euros al año.

Si revisamos nuestros hábitos, puede ser que descubramos que podemos vivir sin usar el horno, la aspiradora y el secador de pelo al mismo tiempo, pero tampoco se trata de dejar de hacer una vida normal. Para salir de dudas, se puede echar mano de calculadoras ‘online’ de potencia o de guías con recomendaciones como las que elaboran los expertos de Endesa.

Calculadora

El segundo concepto a tener en cuenta en la factura de la luz es el consumo eléctrico, es decir, el coste real a pagar por lo consumido durante el período de facturación. Lo identificaremos porque aparece en kilovatios/hora y es la parte en la que más podemos ahorrar. Para lograrlo, hay que comparar los precios del kWh que ofrecen las comercializadoras y mejorar nuestros hábitos de consumo.

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Pensar en la casa como un conjunto de habitaciones diferentes, con usos distintos, en lugar de ver nuestro hogar como un todo. El simple hecho de calentar únicamente la habitación en la que vamos a estar, cerrando el resto de puertas, puede hacer que la factura baje a la mitad. ¿De qué sirve que el cuarto de planchar esté también caldeado si vamos a pasar la tarde en el comedor?

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Optar por electrodomésticos eficientes. ¿Por qué son tan importantes las etiquetas energéticas? Un frigorífico vertical de 60x60 cm con etiqueta D (antes A+) puede consumir alrededor de 250 kWh al año. Un C (antes A++) ronda los 200 kWh y un B (antes A+++) los 150 kWh. Mientras que un frigorífico antiguo clase E (antes D) llega a los 662 kWh anuales. Al cambiar la vieja nevera por una clase B (antes A+++) ahorraremos más de 70 euros al año.

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Ahorrar agua es ahorrar energía. Cada minuto de ducha se van por el desagüe entre 8 y 15 litros. Estaríamos perdiendo unos 15 céntimos por ducha (con calentador eléctrico). Y para llenar una bañera se pueden necesitar más de 200 litros de agua, según la OCU. Poner los platos en el lavavajillas en lugar de fregar a mano supone un ahorro de 30 litros diarios de agua, según datos del Canal de Isabel II, con el consiguiente ahorro de energía, además de ser más sostenible.

El simple hecho de calentar únicamente la habitación en la que vamos a estar, cerrando el resto de puertas, puede hacer que la factura baje a la mitad

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La cocina, zona cero de la casa para evitar nuevos gastos. La usamos varias veces a diario y en ella se concentran algunos de los electrodomésticos que más consumen. Cocinar varios platos y raciones a la vez, haciendo uso de todos los fuegos, de forma que el calor de uno ayude al otro, supondrá ahorrar unos céntimos por plato. La nevera puede ser responsable de hasta el 30,6% de lo que consumen todos nuestros electrodomésticos. Para que el consumo no se dispare, es básico no dejar la puerta abierta o no introducir alimentos calientes. En la lavadora, responsable de casi el 12% del consumo eléctrico, es preferible utilizar programas cortos y lavados en frío en la medida que sea posible.

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Aprovechar la luz solar al máximo. Para ahorrar en iluminación, si ya tenemos luces LED, la clave está en el astro rey. Mantener abiertas las persianas y cortinas durante las horas de luz, ubicar el mobiliario para aprovecharla, colocar espejos para hacer que la luz natural se distribuya por toda la vivienda… son algunos ejemplos de un uso racional de la luz. Un ahorro del 25% en iluminación reducirá nuestra factura anual total de energía en un 1%, aproximadamente.

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Adiós a los aparatos en ‘stand-by’. Televisores, ordenadores, videoconsolas o microondas forman parte de los ‘vampiros eléctricos’ porque consumen incluso apagados. Según el IDAE, este sistema de reposo representa entre un 7% y un 11% del consumo energético total de la vivienda, unos 40 euros anuales. Es aconsejable utilizar regletas de enchufes que permitan desconectar por completo aquellos aparatos que no se vayan a usar en las próximas horas o temporizadores para que se apaguen a determinada hora.

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La tarifa de discriminación horaria es una alternativa de facturación en la que hay una diferenciación de precio dependiendo de la hora de consumo. Hasta junio de este año —fecha en la que el gobierno modificará los periodos de facturación y la discriminación horaria— el horario valle de 14 horas abarca de 23 h. a 13 h. y es el periodo más barato de luz. El horario punta de 10 horas abarca de 13 h. a 23 h., y corresponde con las horas más caras.