La artista Aniuska Martín. © Otto Lowe para la Fundación Factum

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El espacio madrileño de 5.000m2 donde se preserva y crea arte mundial

Sandra Carbajo

Desde 2001, Factum colabora con artistas de todo el mundo para la producción de sus obras, aunando habilidades artesanales tradicionales con las últimas tecnologías

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spaña es el tercer país con mayor número de bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, solo por detrás de Italia y China. De la Alhambra de Granada hasta la más reciente incorporación, la ciudad califal de Medina Azahara, el listado lo conforman 47 tesoros naturales, culturales e históricos. La punta del iceberg de una riqueza patrimonial, fruto del cruce de multitud de civilizaciones a lo largo de toda nuestra historia.

En pleno distrito madrileño de San Blas existe un espacio de 5.000 metros cuadrados donde no solo se preserva ese patrimonio sino que además se crea. Medio centenar de profesionales consiguen convertir ideas en tangibles, construyendo vínculos entre la tecnología y la artesanía, entre el mundo digital y el físico y entre el arte tradicional y el contemporáneo. Ese lugar se llama Factum Arte.

© Otto Lowe para la Fundación Factum

“Aquí los artistas pueden experimentar nuevos tipos de obras ya sean esculturas monumentales o de tamaños más reducidos”, explica Nicolas Beliard, director de comunicación de Factum Arte. Y es que más que un taller, Factum es un laboratorio de creación.

Fundado en 2001 por el artista británico Adam Lowe (en activo durante las décadas de los 80 y 90), junto a otros dos compañeros, Factum se distingue por su manera de trabajar. “Contamos con una gran cantidad de materiales diversos, desde pintura más tradicional hasta impresión y modelado 3D”, remarca Nicolas. Una simbiosis entre la tradición y la vanguardia que se refleja en los perfiles de sus profesionales. Escultores, pintores, moldeadores, especialistas en impresión 3D o modeladores digitales, entre otros, que trabajan mano a mano, bajo la atenta mirada de Lowe.

Por el “patio de recreo” de Factum —tal y como lo define Adam—, han pasado más de un centenar de artistas de todos los rincones del mundo. Estos llegan al estudio bien porque conocen a su fundador, bien porque han visto una obra concreta en una exposición, museo u otra institución y buscan experimentar con esa técnica o materiales, o bien por técnicas específicas que quieren desarrollar. Todos ellos con perfiles y maneras de trabajar muy diferentes, reconocidos internacionalmente o ‘artistas en pañales’, con ideas precisas y sin medios ni un entorno para llevarlas a cabo. También están los que llegan ‘vírgenes’ como un lienzo en blanco.

Más de un centenar de artistas de todas partes del mundo colaboran con Factum para el desarrollo de sus obras

Así, colaboran con artistas de la talla de la escultora tokiota Mariko Mori, quien acudió a ellos con una idea muy concreta, una escultura monumental (Infinity Energy II) encargada por el hotel One York Street en Toronto, pero que no sabía cómo materializar. “Necesitaba un taller que supiera trabajar con unos materiales muy precisos”, recuerda Beliard. O la serbia Marina Abramovic, cuya carrera artística gira en torno a su presencia física, la ‘performance’, y quien acudió a Factum para que le ayudaran a producir, por primera vez, obras materiales. “Vino a nosotros con un ‘brief’ muy amplio. Sabía que quería empezar a trabajar sobre materiales, teniendo en cuenta que lo efímero, lo presente y lo permanente son la base de sus creaciones”, explica Nicolas. Este trabajo físico, que incluirá retratos en alabastro, se presentará en la Royal Academy de Londres en 2021. “Desafortunadamente la apertura de la exposición se ha pospuesto por la crisis sanitaria, ya que en principio iba a tener lugar en octubre de este año”, lamenta el director de comunicación.

© Oak Taylor-Smith para Factum Arte

Desde Factum reconocen que cualquier artista puede trabajar con ellos para desarrollar sus ideas. En palabras de Nicolas Beliard, “el denominador común es el interés en desarrollar nuevas ideas en un entorno que lo permite, sabiendo que incluso los artistas que tienen su propio taller no pueden llegar a ese nivel de exigencia a la hora de realizar proyectos un poco más innovadores”.

La búsqueda constante de la excelencia se traduce en cómo usan la tecnología. De hecho, Factum cuenta con un departamento de desarrollo técnico de ingeniería. Por un lado, adaptan y perfeccionan determinadas técnicas a su experiencia y conocimientos, como ocurre con la fotogrametría (digitalización en 3D). Y por otro, desarrollan softwares propios, como el escáner 3D Lucida, creado por uno de los fundadores de Factum, Manuel Franquelo, y que permite conseguir los datos de la superficie de un cuadro en alta resolución, es decir, del relieve. “Lo que realmente da el carácter y muestra la biografía de la pieza”, matiza Beliard.

En total, más de 200 obras han sido digitalizadas con dicha tecnología, entre cuadros, tablas, mapas, frescos, bajorrelieves, dibujos, tapices o artes decorativas. Algunos proyectos significativos realizados por Factum Arte empleando distintas técnicas y métodos de digitalización son el facsímil de la tumba de Rafael, digitalizada en el Panteón en Roma, o el de ‘Las Bodas de Caná’ de Veronese que actualmente se encuentra en el Louvre.

La Fundación Factum

En este punto confluyen Factum Arte y la Fundación Factum para la Tecnología Digital en Conservación, creada en 2009. “Adam observó que las nuevas tecnologías desarrolladas desde Factum también podían aplicarse en la conservación del patrimonio a través de la digitalización en tres dimensiones de espacios, construcciones, pinturas o esculturas”, explica Nicolas Beliard. Un nicho de mercado en el mundo de los facsímiles y las recreaciones. Además, por aquel entonces, la empresa estaba realizando unos trabajos de reconstrucción en Egipto, en la tumba de Tutmosis III. “Esto llevó a Adam Lowe a crear la fundación para enfocar su labor en la preservación del patrimonio cultural, dejando la parte más empresarial, de colaboración con los artistas, para Factum Arte”.

En la década que la fundación lleva en activo ha llegado a trabajar con museos e instituciones de todo el mundo, desde los patrios Museo del Prado y Biblioteca Nacional hasta el Louvre, el British Museum, Pergamon Museum en Berlín o el el Ministerio de Antigüedades en Egipto, con el que además y junto a la Universidad de Basilea han creado el centro TNPI (Theban Necropolis Preservación Initiative) para la digitalización de las tumbas en el Valle de los Reyes y formación local. También destaca el proyecto para digitalizar el Templo de Debod, sugerido por el Ayuntamiento de Madrid, con el que se obtendrá un archivo en alta resolución del estado de la construcción.

© Gabriel Scarpa para la Fundación Factum

Aunque independientes, en muchas ocasiones converge el trabajo de Factum y la Fundación, como ocurrió en la digitalización de las cuevas del Risco Caído, en Las Palmas de Gran Canaria, patrimonio de la Humanidad de la Unesco. “Por un lado, tienes el equipo de la Fundación de Factum que va a digitalizar y emplear esas nuevas tecnologías para la preservación del patrimonio. Y por otro, tienes Factum Arte quien con esos datos va a producir el facsímil, con su saber hacer tanto en artesanía tradicional como en técnicas más innovadoras”. De hecho, estas exactas reproducciones se caracterizan por su alta resolución, es decir, gracias a la aplicación de las tecnologías mencionadas obtienen los datos suficientes, tanto a nivel de color como de superficie y relieve, para que esa réplica sea absolutamente idéntica al original.

Además de su labor de divulgación cultural, Factum también ayuda a generar un tejido económico en torno a su modelo de negocio. Y en este sentido, Nicolas Beliard reconoce que “nos gustaría que Madrid en particular y España en general se posicionasen como una plataforma donde se encuentren los mejores artistas del mundo, lleguen a trabajar juntos, y ayudados por Factum, produzcan obras que se difundan a nivel global”. Para hacerlo cuentan con el soporte de empresas como Banco Santander —mediante el apoyo financiero del Fondo Santander Smart— que han entendido que no solo se debe apoyar a los negocios por sus aspectos materiales, sino también por sus ideas y su proyección de futuro.

El Confidencial, en colaboración con Banco Santander, tiene como principal objetivo dar a conocer los proyectos de personas que transforman la sociedad e impulsan el progreso.

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